Un avión de la aerolínea estadounidense Southwest Airlines tuvo que dar media vuelta el domingo y aterrizar, sin problemas, en Denver (Colorado) porque una cubierta de motor se desprendió durante el despegue, indicó la Agencia Federal de Aviación Civil (FAA).
Según un comunicado de la FAA, el vuelo 3695 de Southwest Airlines, operado con un Boeing 737-800, regresó al aeropuerto internacional de Denver “después de que la tripulación detectara la caída, durante el despegue, de un capó de motor que impactó con la solapa del ala” del avión.
El avión, que había despegado el domingo a las 8:15 hora local (14:15 GMT) rumbo a Houston, fue remolcado hasta la terminal en cuanto se volvió a posar en la pista, agregó la FAA, que investigará el incidente.
Ningún pasajero resultó herido, aseguró Southwest en un comunicado enviado a la cadena CNN. “Nos disculpamos por los inconvenientes relacionados con los retrasos, pero damos la máxima prioridad a la seguridad de nuestros clientes y de nuestros empleados”, declaró la compañía, citada por la cadena.
Según ABC News, la empresa calificó el incidente de “problema mecánico” y agregó que los pasajeros fueron repartidos en otros vuelos.
CNN, ABC y otros medios estadounidenses difundieron videos grabados por los pasajeros en los que se ve lo que parece ser parte del capó del avión, agitándose por el viento, en una ala del aparto.
Boeing declinó comentar el incidente y, de momento, Southwest no respondió a las preguntas de la AFP.
Tres accidentes en dos semanas
El del domingo es el tercer accidente que involucra a Southwest en poco más de dos semanas.
El jueves pasado, la aerolínea reportó un “problema del motor” en otro de sus 737 justo antes del despegue. De acuerdo con los registros de los intercambios entre la torre de control y la cabina, el piloto mencionó un “sobrecalentamiento de los frenos” y “fuego a nivel del motor izquierdo”. El episodio también será investigado por la FAA.
El 23 de marzo, otro avión de Southwest que debía aterrizar en el aeropuerto neoyorquino de LaGuardia fue desviado al de Baltimore-Washington, lo que también es materia de investigación por parte de la FAA.
El gigante estadounidense Boeing lleva años en el ojo del huracán, tras dos accidentes ocurridos en 2018 y 2019 y varios problemas de calidad y de seguridad en sus aviones.
A principios de enero, la ventanilla de un Boeing 737 MAX 9 de la compañía Alaska Airlines explotó en pleno vuelo, causando varios heridos leves.
Tras ese incidente se abrieron varias investigaciones, que pusieron en relieve problemas recurrentes de “incumplimiento”. La empresa también anunció cambios entre sus directivos
La fiscalía general de Texas inició una investigación el mes pasado contra Spirit Aerosystems, subcontratista de Boeing, en el que se identificaron “problemas recurrentes con determinadas piezas”.