La batalla legal entre Boeing y Alaska Airlines tras el incidente de enero tuvo su primera resolución este jueves luego de que la aerolínea confirmara un pago de USD 160 millones por parte de la compañía. La suma, indicó en un comunicado entregado al regulador bursátil de Estados Unidos, es una “compensación inicial” que cubre los perjuicios financieros derivados del episodio, así como los daños y la paralización de otros aviones de la flota para una revisión.
“El pago en efectivo equivale a la pérdida de beneficios derivada del accidente y la paralización en el primer trimestre de 2024. Se espera una compensación adicional después del primer trimestre, cuyos términos son confidenciales”, agrega la nota.
El 5 de enero una nave modelo 737-9 MAX de Alaska Airlines perdió una ventana y parte de su fuselaje en pleno vuelo, a unos 16.000 pies de altura, lo que obligó a un aterrizaje de emergencia en Portland, Oregon. Si bien no se registraron víctimas, inmediatamente la aerolínea debió inmovilizar sus otros MAX 9 para una exhaustiva revisión.
Inclusive, la Administración Federal de Aviación (FAA) extendió esta medida a otras compañías que operaban naves de este modelo, como United Airlines y Copa Airlines.
Esta pausa se extendió hasta febrero y generó algunos problemas en las reservas de vuelos, por lo que la firma de Alaska prevé pérdidas de entre 1.05 y 1.15 dólares por acción en el primer trimestre del año, de las que USD 0.95 estarán relacionadas a este episodio. La cifra se ubica por encima de las estimaciones de los analistas, que calculaban bajas de USD 0.86 por acción, según expuso una encuesta de FactSet.
No obstante, la aerolínea reconoció que sus “ajustes estratégicos” y la “demanda sólida en el trimestre” permitieron que cerrara febrero y marzo con resultados mejores de lo que esperaba.
A la par de esta resolución, la FAA y la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte continúan examinando las circunstancias del accidente para determinar su causa formal, mientras que el Departamento de Justicia evalúa si esto fue el resultado de un acuerdo que Boeing alcanzó en 2021 para evitar el enjuiciamiento por engañar a los reguladores que certificaron los modelos MAX.
Sea cual sea la resolución de las autoridades, lo cierto es que Boeing suma ahora otro capítulo de masivas pérdidas a su historial. Desde hace cinco años, la compañía registra números en rojo: primero por la crisis desatada al estrellarse dos 737-8 MAX en similares circunstancias en octubre de 2018 y marzo de 2019, y luego por la pandemia del coronavirus.
Así, las fallas en los modelos MAX, que se han extendido a otros casos de otras aerolíneas, provocarán una salida de efectivo de la firma de entre USD 4.000 millones y USD 4.500 millones solo en el primer trimestre, informó su director financiero, Brian West. Esto representa un margen negativo para el negocio cercano al 20% en este período, es decir, el peor desempeño desde finales de 2021.
“No estamos en el momento en que podemos manejar el corto plazo para estos resultados financieros debido al trabajo que tenemos entre manos en torno a la estabilidad. Nuestra expectativa es que llegaremos a ser más predecibles y estaremos mejor posicionados, pero llevará tiempo”, comentó.
(Con información de AP y EFE)