En un mundo donde la conciencia ambiental está en aumento, la compostaje humano se perfila como una alternativa ecológica post-mortem que está captando la atención en Estados Unidos.
Hasta la fecha, siete estados han legalizado esta práctica, que promete una descomposición natural sin las repercusiones medioambientales asociadas a los entierros y cremaciones convencionales. Washington, Oregón, Colorado, Nevada, Vermont y Nueva York se encuentran entre los territorios que han adoptado esta práctica, mientras California espera implementar la ley en 2027 tras varios intentos.
Sin embargo, no todos aceptan esta práctica. La oposición a este método proviene principalmente de instituciones religiosas que lo consideran “indigno” y critican la falta de investigación sobre sus beneficios y seguridad ambientales.
Sin embargo, defensores del compostaje humano, incluidos legisladores, sostienen que es una opción más natural y sostenible en comparación con alternativas tradicionales. Argumentan que el proceso de descomposición natural es preferible a “quemar combustibles fósiles para cremación, cosechar caoba del bosque lluvioso para hacer ataúdes o rociar pesticidas en los céspedes de los cementerios”, publicó la Radio Pública Nacional (NPR).
Recompose
En el corazón de Seattle, una innovadora empresa de servicios funerarios está redefiniendo la manera en la que se despiden a los seres queridos. Recompose, dirigida por su fundadora y CEO Katrina Spade, ofrece un servicio único: el compostaje humano.
Este método, que transforma los cuerpos en tierra fértil, ha capturado la atención no solo de residentes de Washington sino también de personas de otros estados, incluyendo un notable 15% de clientes de California y otro 14% de diversas partes de Estados Unidos.
El ambiente dentro de Recompose se asemeja más al de un spa que al de una funeraria tradicional. Desde los altavoces ocultos fluye música de meditación mientras tapices vivos adornan las paredes, creados con tonalidades terrosas de verde y amarillo que matizan la luz de las ventanas.
Uno de estos lugares, el Gathering Space, está diseñado para que las familias puedan realizar ceremonias y rituales en honor a sus fallecidos, ofreciendo un espacio de recogimiento y despedida serena. Este enfoque revolucionario hacia los servicios funerarios no solo destaca por su acercamiento respetuoso y eco-amigable hacia la muerte sino también por el creciente interés que genera fuera de sus fronteras estatales.
Así funciona
Este proceso, llevado a cabo en un extenso almacén apodado “el invernadero”, permite la transformación de cuerpos humanos en nutrientes para el suelo.
Katrina Spade, describe el proceso como un milagro de la naturaleza, expresando su fascinación cada vez que observa el aumento de temperatura, necesario para la descomposición del cuerpo, alcanzar los 66 grados Celsius.
Este calor natural debe mantenerse durante tres días consecutivos para neutralizar posibles patógenos, según las regulaciones del estado de Washington. La mezcla base para el proceso incluye virutas de madera, alfalfa y paja, materiales que albergan los microorganismos responsables de descomponer el cuerpo.
La transformación dura aproximadamente de 30 a 40 días, durante los cuales el cuerpo dentro del contenedor es rotado semanalmente para permitir la aireación, culminando en la creación de aproximadamente un metro cúbico de tierra rica y oscura.
Elementos inorgánicos, como articulaciones de titanio, son removidos y los huesos son molidos y reincorporados al suelo. Este sustrato final puede ser utilizado para nutrir la tierra, cerrando un ciclo de vida de manera respetuosa con el planeta.
Un análisis realizado por el ingeniero ambiental Troy Hottle reveló que el compostaje ahorra más de una tonelada métrica de carbono en comparación a estos métodos. Confirmado por un estudio de investigadores holandeses de la Universidad de Leiden, comisionado por Recompose, este hallazgo subraya el potencial del compostaje humano para contribuir a la sostenibilidad ambiental.
Con un costo aproximado de 7.000 dólares, el compostaje se posiciona como una opción más económica que un entierro convencional, pero superior a la cremación, según datos de Funeralocity, un sitio web de consumo. Este método no sólo proporciona una alternativa ecológica y digna para el descanso final, sino que también representa un ahorro en recursos como combustibles fósiles, madera de selvas tropicales y tierra.
California se unirá a esta práctica
En California, este innovador método de compostaje humano será legalizado, inspirado en parte por las emisiones generadas por las cremaciones durante el periodo más mortífero de la pandemia de COVID-19, que violaron las normas de los distritos de aire locales.
La asambleísta Cristina Garcia, demócrata de Bell Gardens, impulsó la legislación AB 351, que pasó por la legislatura estatal en el año 2022 y entrará en vigor en el 2027, dando tiempo a las agencias reguladoras para prepararse. “La pandemia exacerbó la situación y nos recordó la importancia de las decisiones que tomamos a lo largo de nuestro ciclo vital”, mencionó Garcia a KQED tras la aprobación de la ley.
La iniciativa, que necesitó de tres intentos en tres sesiones legislativas para su aprobación, enfrentó una oposición mínima y tibia. La Conferencia Católica de California expresó preocupaciones sobre la seguridad de los restos humanos compostados, basándose en un estudio pequeño y no revisado por pares de Recompose para argumentar que no todos los elementos tóxicos del cuerpo, como implantes dentales o tratamientos de quimioterapia, se eliminaban adecuadamente.
Además, sostuvieron que el compostaje de un cuerpo humano y la dispersión de los restos era indigno, equiparándolo con “pisotear restos humanos sin saberlo” y comparándolo con “fosas comunes” por las dispersiones repetidas en la misma área.
Este método también ha captado la atención de algunos rabinos liberales, quienes consideran cómo el compostaje humano puede cumplir con los rituales de cuidado de la muerte judíos y “algunos incluso están creando liturgias, o palabras para decir alrededor de estos procesos”, según Courtney Applewhite, quien estudió las respuestas religiosas al compostaje humano durante su investigación doctoral en la UC Santa Bárbara.