Las cadenas de comida rápida están enfrentándose a una disminución en los pedidos de los ciudadanos norteamericanos con recursos limitados, una tendencia preocupante para estas empresas que han construido gran parte de su imagen de marca en torno a la accesibilidad y el bajo coste. El incremento en los precios de los menús en lugares como McDonald’s y Wendy’s ha generado preocupación entre los ejecutivos de estas cadenas sobre la pérdida de negocio.
Un informe reciente de Revenue Management Solutions destacó que aproximadamente un cuarto de los consumidores de bajos ingresos, definidos como aquellos que ganan menos de 50.000 dólares al año, han reducido su consumo de comida rápida.
Además, cerca de la mitad ha disminuido la frecuencia de sus visitas a establecimientos de comida casual y restaurantes de servicio completo. Esta caída en la demanda se atribuye principalmente al aumento en el precio de los alimentos, que ha registrado un salto del 20% desde enero de 2021 hasta enero de 2024, el aumento más rápido en los registros, según informó Reuters.
La presión financiera es palpable entre los consumidores de bajos ingresos. Una encuesta reciente del Censo de Estados Unidos reveló que el 50% de las personas que ganan menos de 35.000 dólares al año tienen dificultades para pagar gastos cotidianos, y casi el 80% se siente moderadamente o “muy estresado” por los recientes aumentos de precios. Esta situación ha llevado a muchos a cambiar sus hábitos de consumo, optando por alternativas más económicas o buscando ayuda en grupos comunitarios.
Reuters señaló que las empresas de comida rápida, que tradicionalmente han captado una parte significativa de su clientela entre los consumidores de bajos ingresos, se encuentran en una encrucijada.
Aunque la disminución en el tráfico de clientes es evidente, las ventas se han mantenido estables gracias al incremento de los precios. Esto sugiere que, aunque la asequibilidad sigue siendo un pilar para estas cadenas, la estrategia para atraer a consumidores con presupuestos ajustados está evolucionando.
Ante este panorama, algunas cadenas están implementando tácticas más selectivas para atraer a este sector, tales como ofertas limitadas a ciertos horarios del día o exclusivas para pedidos a través de sus aplicaciones móviles. Por ejemplo, McDonald’s ha optado por apoyarse en su menú de valor existente para atraer a consumidores de bajos ingresos, mientras que Wendy’s ofreció recientemente una hamburguesa de 1 dólar disponible solo a través de su aplicación.
El uso de aplicaciones de lealtad representa otra estrategia clave para las empresas de comida rápida con el objetivo de aumentar la retención de clientes y el gasto promedio. Estas aplicaciones no solo ofrecen descuentos y promociones, sino que también les permiten a las cadenas recopilar valiosos datos de transacción y demográficos.
A pesar de la tendencia general, algunas cadenas como Taco Bell han logrado mantener un desempeño relativamente bueno en mercados de bajos ingresos, lo que sugiere que las estrategias de precios y promoción adecuadas pueden marcar una diferencia significativa en este segmento del mercado.