Un número significativo de estadounidenses aspira a retirarse a los 60 años, con la esperanza de vivir hasta los 100, una ambición que revela una desconexión drástica entre los sueños de los trabajadores y sus realidades financieras. Según una encuesta reciente de Corebridge Financial, solamente cerca del 27% de los estadounidenses se sienten muy o extremadamente confiados de que sus ahorros de jubilación no se agotarán a lo largo de sus vidas.
“100 es una vida muy larga y satisfactoria, y eso es bastante optimista y genial de ver”, dijo Bryan Pinsky, presidente de jubilación individual en Corebridge Financial, en entrevista con CBS MoneyWatch. “Ese optimismo y esperanza viene con un poco de tensión: sólo el 27% está muy o extremadamente seguro de que no sobrevivirá a sus ahorros para la jubilación”.
Esta preocupación se magnifica por el hallazgo alarmante de que 3 de cada 10 estadounidenses mayores de 59 años no han ahorrado nada para su jubilación, lo que les deja dependientes exclusivamente del Seguro Social.
La encuesta, que entrevistó a aproximadamente 2.300 adultos, también encontró que sólo el 10% de los estadounidenses entre las edades de 62 y 70 años pueden considerarse tanto retirados como financieramente estables. Teresa Ghilarducci, profesora en The New School for Social Research en Nueva York y experta en jubilación, advirtió sobre esta tendencia, destacando que muchos jubilados podrían verse obligados a reintegrarse al mercado laboral para subsistir.
Entre los detalles reveladores de la encuesta, resalta el hecho de que solo alrededor del 40% de los encuestados cree que sus ahorros durarán 20 años en la jubilación, lo que sugiere una dura realidad para aquellos que sueñan con un retiro de tres o cuatro décadas.
Para algunos, la norma del 4% en el retiro de activos de jubilación ofrece una perspectiva sombría: una persona con un ahorro de 185.000 dólares solo obtendría un ingreso anual de 7.400 dólares de estos ahorros, lo cual es insuficiente, especialmente si se necesita cuidado médico o asistencia residencial en la vejez.
Este escenario plantea desafíos significativos en términos del riesgo de longevidad, un elemento fundamental de la planificación de la jubilación que, según Annamaria Lusardi, experta de la Universidad de Stanford, muchos estadounidenses no comprenden adecuadamente. Este riesgo se refiere a subestimar la duración de la vida luego de alcanzar la edad de jubilación, resultando en un ahorro insuficiente para sostenerse a lo largo de los años.
Por su parte, la Generación Z, la más joven del mercado laboral, muestra mayor seriedad hacia la jubilación que las generaciones anteriores. Aproximadamente el 30% de los Gen Zers (que tienen entre 11 y 26 años) actualmente poseen un 401(k) o IRA, indicando un nivel de preparación que supera a la de los de la generación X, de los cuales solo el 10% tenían tales ahorros a la misma edad en 1989.
Fallas en el sistema nacional de jubilación
La financiación de una jubilación que puede extenderse hasta casi 40 años se ha convertido en una creciente preocupación para los estadounidenses, Investigaciones señalan que la pensión es cada vez más un lujo que solo los ricos pueden permitirse. Expertos como Ghilarducci, atribuyen esta problemática a las deficiencias del sistema de jubilación estadounidense que dejan a millones sin el apoyo necesario.
La investigación de Ghilarducci encontró que, mientras los trabajadores de bajos ingresos normalmente disfrutan de unos 12 años de retiro, las personas más acaudaladas pueden pasar alrededor de 20 años en esta etapa. La necesidad de ahorrar temprano se convierte en un mandato aún más urgente cuando se considera el poder del interés compuesto, aunque obstáculos como los préstamos estudiantiles y el alto costo de vida presentan desafíos significativos para los trabajadores más jóvenes.
Los expertos destacan que, a pesar de los retos, millones de trabajadores se jubilan cada año, incluso sin amasar la cifra de 1,8 millones de dólares que muchos estadounidenses consideran necesaria para un retiro cómodo.