En el estado de Nueva York, una normativa centenaria que penaliza el adulterio podría estar cerca de su abolición. Según NBC Nueva York desde 1907, esta ley considera un crimen el engañar a la pareja, categorizándolo como un delito menor que puede conllevar a una pena de hasta tres meses de prisión.
La relevancia de esta medida radica no solo en su antigüedad, sino en la rareza de su aplicación. Desde 1972, solamente alrededor de una docena de personas han sido acusadas bajo este estatuto, resultando en apenas cinco condenas. El último cargo documentado se realizó en 2010, después de que una mujer fue sorprendida en un acto sexual en un parque público, pero el caso fue desestimado como parte de un acuerdo, aunque raramente se ha aplicado en las últimas décadas.
La propuesta de derogación está siendo impulsada por el asambleísta Charles Lavine, quien ha señalado que solo unas doce personas han sido procesadas bajo esta ley desde 1972, y de esos casos, solamente cinco han terminado en condenas.
La discusión sobre la idoneidad y aplicabilidad de las leyes contra el adulterio no es exclusiva de Nueva York, sino que refleja un tema de debate nacional, con varios estados aún manteniendo leyes similares en sus códigos penales.
La evolución de la percepción pública hacia las leyes de adulterio es un reflejo del cambio en los valores sociales respecto a la privacidad y las libertades personales. Charles Lavine enfatiza este punto, expresando que “simplemente no tiene sentido alguno” mantener una ley que penalice las relaciones íntimas entre adultos consentidos, calificando la ley actual como una reliquia de una expresión de indignación moral anticuada.
Este argumento encuentra eco en los movimientos legislativos de otros estados como Colorado y New Hampshire, que también han procedido a derogar sus propias leyes de adulterio, reconociendo los argumentos de privacidad y consentimiento adulto.
El contexto legal y constitucional en torno a las leyes de adulterio también ha sido objeto de escrutinio, especialmente tras la decisión de la Corte Suprema en 2003 que invalidó las leyes contra la sodomía. Esta decisión ha puesto en duda la constitucionalidad de las leyes de adulterio, aunque la relevancia práctica de estas dudas es limitada dado el raro uso de dichas leyes.
Según ABC News, la ley contra el adulterio en Nueva York casi fue eliminada en los años sesenta, cuando una comisión estatal encargada de actualizar el código penal declaró la imposibilidad práctica de hacer cumplir tal prohibición, calificándola como un asunto de moralidad privada más que de ley. Sin embargo, la resistencia política y religiosa impidió que la derogación se concretara en ese momento.