El presidente de Estados Unidos, el demócrata Joe Biden, y el ex mandatario republicano Donald Trump (2017-2021) alcanzaron este martes la cifra de delegados necesaria para declararse matemáticamente los candidatos de sus partidos a la Casa Blanca.
La victoria de Biden llegó apenas diez minutos después de que cerraran, a las 19.00 hora local, los colegios electorales del estado de Georgia, que le proporcionaron los delegados necesarios para catapultarlo por encima de los 1.968 que necesitaba para asegurarse la candidatura.
Mientras tanto, Trump tuvo que esperar casi hasta el final de la noche para proclamar su victoria. Fue el estado de Washington, que cerró sus colegios electorales a las 20.00 hora local (3.00 GMT del miércoles), el que le permitió superar el umbral de 1.215 delegados necesarios para volver a convertirse en el nominado presidencial republicano.
Sin embargo, pese a haberse convertido matemáticamente en los nominados a la Casa Blanca, tanto Biden como Trump deberán esperar a las convenciones de sus partidos para proclamarse oficialmente candidatos para las elecciones de noviembre.
La convención republicana tendrá lugar del 15 al 18 de julio en Milwaukee (Wisconsin), mientras que la cita demócrata se llevará a cabo en Chicago (Illinois) del 19 al 22 de agosto.
Una vez confirmadas sus candidaturas, esta secuela de la elección de 2020 plantea la primera revancha desde 1956, cuando el presidente republicano Dwight D. Eisenhower derrotó por segunda vez a Adlai Stevenson, el mismo oponente demócrata que había enfrentado cuatro años antes.
Una noche electoral clave
La jornada electoral de este martes carecía del brillo que tradicionalmente se le otorga al supermartes, celebrado el pasado 5 de marzo y considerado el día más importante de las primarias presidenciales de Estados Unidos al ser cuando votan 14 de los 50 estados del país.
Esta noche fue una especie de “mini” supermartes, con victorias de Biden y Trump en las primarias de los dos partidos en Georgia, Misisipi y Washington.
Los demócratas también celebraron primarias en el territorio de las Islas Marianas del Norte, en el Pacífico, donde Biden obtuvo los seis delegados en disputa. Mientras, los republicanos se reunieron en Hawaii para votar en ‘caucus’ o asambleas vecinales, de las cuales aún no se tienen resultados.
De especial importancia eran las primarias en el estado de Georgia, donde Trump y Biden hicieron campaña este sábado en mítines que se celebraron casi de manera simultánea y a menos de 100 kilómetros de distancia.
Georgia es uno de los seis estados clave que decidirán el resultado en noviembre junto con Carolina del Norte, Arizona, Michigan, Wisconsin y Pensilvania. Además, la victoria allí podría llegar por un puñado de votos, como ocurrió en 2020 cuando Biden ganó a Trump por un margen del 0,23 %.
El gran botín de ese estado son los votantes independientes o de ideas más moderadas, quienes serán el objetivo principal de ambos candidatos de cara a noviembre.
Una campaña intensa
Con Biden y Trump convertidos matemáticamente en candidatos, arranca ahora una intensa campaña electoral de ocho meses con ambos intercambiando ataques para desgastar al oponente.
Nada más al obtener la nominación demócrata, Biden emitió un comunicado agradeciendo a los votantes su apoyo y considerando que “la amenaza que representa el ex mandatario es mayor que nunca”.
El presidente acusó a su contrincante de estar “llevando a cabo una campaña de odio, venganza y represalias” que amenaza la propia libertad y democracia, comparando el momento actual con la guerra civil estadounidense.
Por su parte, en un video difundido en la red X, Trump calificó la jornada electoral como “un gran día de victoria”.
“Pero ahora tenemos que volver al trabajo porque tenemos al peor presidente en la historia. Su nombre es Joe Biden, a veces llamado el corrupto Biden, y debe ser derrotado”, subrayó el líder republicano en la grabación.
Pese a todo, el camino hacia las elecciones no será fácil para ninguno: el ex mandatario afronta cuatro juicios y 91 cargos penales, mientras que Biden deberá lidiar con cuestiones sobre su edad, ya que con 81 años es el presidente más longevo de Estados Unidos, además de crisis internacionales en Gaza y Ucrania.
(EFE)