La censura literaria en Estados Unidos está generando una ola de preocupación y resistencia sin precedentes. Con Florida liderando el movimiento, varios estados están promoviendo leyes que restringen el acceso a libros en escuelas y bibliotecas, especialmente aquellos escritos por autores negros o pertenecientes al colectivo LGBT+.
En respuesta a esta tendencia restrictiva, escritores, padres, maestros, bibliotecarios y estudiantes están uniendo fuerzas para oponerse a estas medidas, así lo informó CBS News Miami. Un ejemplo reciente es la demanda presentada en junio del año pasado por Peter Parnell, coautor de un libro infantil que aborda la temática de la diversidad familiar, información que detalló EFE.
El libro, titulado “And Tango Makes Three” (2005), relata la historia real de dos pingüinos machos que cuidaron y empollaron un huevo en el zoológico de Nueva York. Sin embargo, este libro fue retirado de las bibliotecas escolares del condado Lake, en Florida, lo que provocó la reacción legal por parte de Parnell y otros seis niños representados por sus padres.
La demanda alegó que la junta escolar del condado violó la primera enmienda constitucional al aplicar una ley estatal conocida como “No digas gay”, impulsada por el gobernador de Florida, Ron DeSantis. Según los demandantes, quienes fueron entrevistados por EFE, la decisión de retirar el libro no tuvo fundamentos pedagógicos legítimos y se basó en motivaciones políticas y partidistas.
El argumento principal de los demandantes es que “And Tango Makes Three” se basa en hechos reales y no contiene material vulgar u obsceno. Además, destacan que el libro no formaba parte del currículo escolar, sino que estaba disponible en las bibliotecas como una opción de lectura voluntaria.
Este caso no es único en Florida. La lista de libros prohibidos en las escuelas del estado incluye obras de renombrados autores como Alice Walker, John Steinbeck, Margaret Atwood e Isabel Allende. La Asociación de Bibliotecas de Estados Unidos ha alertado sobre una creciente ola de censura en el país, con Texas liderando en cantidad de quejas sobre libros considerados “inadecuados” en bibliotecas.
La situación refleja un debate más amplio sobre la libertad de expresión y el acceso a la información en el sistema educativo. Mientras algunos defienden la necesidad de proteger a los estudiantes de contenidos considerados inapropiados, otros argumentan que la censura limita el acceso a la diversidad de ideas y perspectivas, y socava los principios fundamentales de una sociedad democrática.
A medida que este debate continúa, la resistencia contra la censura literaria en Estados Unidos sigue ganando fuerza, con individuos y organizaciones comprometidos en defender el derecho a la libertad de expresión y el acceso a la información.