Los científicos usaron la IA y revelaron un alarmante hallazgo: 7.000 ballenas jorobadas murieron desde 2012

En el vasto y enigmático océano Pacífico Norte, un meticuloso estudio ha revelado una alarmante disminución en la población de ballenas jorobadas, con más de 7.000 de estos majestuosos mamíferos marinos pereciendo entre 2012 y 2021. Este descubrimiento, que ha sacudido a la comunidad científica, es fruto de la colaboración internacional y el innovador uso de la inteligencia artificial en la investigación de la vida marina.

La investigación, publicada en Royal Society Open Science, señaló directamente a una prolongada onda de calor marino, iniciada en 2013 y prolongada hasta 2021, como la causa subyacente de esta significativa disminución poblacional, representando un descenso del 20% en este periodo.

Este fenómeno, conocido coloquialmente como “el blob”, ha causado estragos en la cadena alimentaria marina, desde la escasez de nutrientes para el fitoplancton hasta la disminución de las presas disponibles para especies mayores, incluidas las ballenas, leones marinos y aves marinas.

Gracias a la cooperación de 46 organizaciones y 4.292 contribuyentes de ciencia comunitaria, el estudio logró reunir datos e imágenes de más de 30.000 ballenas jorobadas individuales, abarcando más de 200.000 encuentros.

Este monumental conjunto de datos solo pudo ser procesado gracias a la adopción de tecnologías de reconocimiento de imágenes impulsadas por inteligencia artificial, que permitieron el emparejamiento eficiente y la identificación de ballenas a partir de características únicas en las formas de sus aletas caudales y patrones de pigmentación.

Happywhale, la plataforma utilizada para aglutinar estos datos, ha recibido hasta la fecha casi 800.000 fotos, permitiendo la identificación de más de 100.000 ballenas individuales. Esta herramienta no solo ha facilitado un enfoque pionero en la investigación marina, sino que ha fomentado una mayor participación de científicos ciudadanos y observadores de ballenas, democratizando el proceso de recopilación de datos y potenciando la investigación colaborativa a nivel global.

A pesar de la notable recuperación de las poblaciones de ballenas jorobadas tras la prohibición de la caza comercial de ballenas en 1986 por parte de la Comisión Ballenera Internacional, este estudio arroja luz sobre la dura realidad del impacto del cambio climático en la vida marina.

El caso particular de un grupo de estas ballenas, que realiza migraciones entre Alaska y Hawái, destaca por una disminución del 34%, señalando un impacto diferenciado y posiblemente relacionado con su patrón migratorio específico y la disrupción de sus cadenas alimenticias debido a “el blob”.

Esta investigación no solo recalca la fragilidad de los ecosistemas marinos frente a fenómenos climáticos extremos y su rápida sucesión, sino que también plantea preguntas urgentes sobre cómo proteger y conservar estas especies valiosas y longevas.

El uso de tecnologías avanzadas, como el reconocimiento de imágenes mediante inteligencia artificial, representa un rayo de esperanza para el monitoreo más eficiente y efectivo de las poblaciones de ballenas, permitiendo a los científicos detectar y actuar ante cambios poblacionales con una rapidez sin precedentes.

Este estudio marca un hito en la investigación de la vida marina, fusionando la tecnología de vanguardia con la conservación marina, y enfatizando la importancia de la colaboración internacional y la inclusión de contribuciones comunitarias en la lucha contra los efectos devastadores del cambio climático en nuestros océanos.