El Ejército de Estados Unidos anunció una reducción considerable en su estructura de fuerza, quitando alrededor de 24,000 puestos, lo que equivale a casi un 5% de su tamaño actual. Las dificultades de reclutamiento que ha hecho imposible mantener los números deseados para todas las posiciones, habrían impulsado esta medida.
La secretaria del Ejército, Christine Wormuth, declaró en una rueda de prensa citada por The Associated Press, que ella y el general Randy George, Jefe del Ejército, fueron quienes trabajaron para reducir el número de plazas vacías o excedentes. “Nos estamos alejando del contraterrorismo y la contrainsurgencia. Queremos estar preparados para operaciones de combate a gran escala.” Así que analizamos dónde había piezas de la estructura de fuerzas que probablemente estaban más asociadas con la contrainsurgencia, por ejemplo, que ya no necesitamos”.
“Las cosas que no queremos tener en nuestra formación son en realidad cosas que no creemos que nos vayan a dar éxito en el campo de batalla en el futuro”, declaró por su parte el general Randy George.
Aunque estos datos revelan una disminución neta en la cantidad de soldados, el Ejército también prevé la adición de 7,500 tropas en misiones consideradas críticas para sus nuevos objetivos. “Queremos estar postulados para las grandes operaciones de combate del futuro”, reiteró Wormuth, indicando una transición desde las misiones de contrainsurgencia que caracterizaron a las guerras en Irak y Afganistán, hacia preparativos para enfrentar a adversarios más sofisticados.
En términos numéricos, el Ejército de Estados Unidos tiene la capacidad estructural de albergar hasta 494,000 soldados, pero actualmente cuenta con aproximadamente 445,000 en servicio activo. La nueva estrategia apunta a alcanzar un total de 470,000 efectivos en los próximos cinco años.
Los recortes anunciados no tocarán a los soldados activos dejar la fuerza, se concentrarán en puestos ya vacantes, especialmente aquellos relacionados con misiones de contrainsurgencia, y en unidades de operaciones especiales del Ejército, significando un cambio fundamental en la composición y enfoque de las fuerzas armadas.
La reconfiguración de la fuerza viene después de dos décadas de conflictos en Irak y Afganistán, lo que demandó una expansión rápida y considerable del Ejército. “Los líderes del Ejército hicieron mucho análisis para elegir los lugares a recortar”, destacó el general Randy George.
La planificación detallada incluyó revisiones de todas las especialidades laborales dentro del servicio y una evaluación profunda del esfuerzo en curso para modernizar el Ejército con armas de alta tecnología, identificando áreas donde se podrían hacer recortes sin comprometer la efectividad en combate.
Los desafíos de reclutamiento han sido una preocupación consistente para el Ejército, que no ha cumplido sus objetivos anuales de nuevos contratos de alistamiento desde 2014. La falta de reclutas en años recientes llevó a una revisión exhaustiva de las estrategias de reclutamiento el otoño pasado, enfocándose más en jóvenes con experiencia universitaria o que buscan empleo al inicio de sus carreras. La formación de una nueva fuerza profesional de reclutadores, en lugar de depender de soldados asignados al azar a esta tarea, busca revitalizar los esfuerzos para atraer a nuevos miembros.
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