El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, dijo que se sometería a su chequeo médico anual de rutina este miércoles, en medio de preocupaciones sobre su estado físico y agudeza mental mientras se postula para la reelección.
“Voy a Walter Reed a hacerme un chequeo médico”, declaró Biden, de 81 años, a los periodistas al salir de la Casa Blanca para un corto viaje en helicóptero al hospital militar en los suburbios de Washington.
Biden ya es el presidente de más edad en la historia de Estados Unidos y tendría 86 años al final de un segundo mandato, en caso de ganarlo. Tras su último examen físico, realizado en febrero de 2023, los médicos declararon a Biden “sano, vigoroso” y “apto” para desempeñar sus funciones en la Casa Blanca.
Pero los votantes se acercan a las elecciones de este año con recelos sobre la edad de Biden, tras haber escrutado sus meteduras de pata, su tos, su lentitud al andar e incluso una caída de su bicicleta.
El expresidente Donald Trump, de 77 años, es el favorito para asegurarse la nominación republicana a finales de este mes, lo que le acercaría a una revancha en noviembre contra Biden. Trump tenía 70 años cuando asumió el cargo en 2017, lo que lo convirtió en el presidente estadounidense de mayor edad en ser investido, hasta que Biden batió su récord con 78 años en 2021.
Un reciente informe del abogado especial que investiga la posesión de documentos clasificados por parte de Biden se burló repetidamente de la memoria del presidente, calificándola de “nebulosa”, “borrosa”, “defectuosa”, “pobre” y con “limitaciones significativas”. También señalaba que el demócrata no podía recordar hitos definitorios de su propia vida, como cuándo murió su hijo Beau o cuándo fue vicepresidente.
Pero ante periodistas la noche de la publicación del informe, Biden dijo “mi memoria está bien” y se enfadó visiblemente al negar haber olvidado cuándo murió su hijo de cáncer cerebral en 2015 a los 46 años.
El último examen físico de Biden mostró que al presidente se le había extirpado una lesión del pecho el año anterior, pero los resultados coincidieron en gran medida con los resultados del examen anterior de Biden en noviembre de 2021. Ese informe decía que su tos ocasional se debía a reflujo ácido, mientras que su marcha rígida era el resultado de artritis espinal, un pie roto previamente y neuropatía en los pies.
Biden se sometió a una colonoscopia en 2021, en la que se identificó y extirpó un “pólipo de apariencia benigna” de 3 milímetros.
En 1988, se sometió a una cirugía para reparar dos aneurismas cerebrales, que son abultamientos débiles en las arterias, y uno de ellos tuvo una fuga. Biden nunca ha tenido una recurrencia, dijo su médico, citando una prueba en 2014 que examinó sus arterias.
Muchos estadounidenses, incluidos los demócratas, han expresado sus reservas acerca de que Biden busque un segundo mandato durante las elecciones de este otoño. Sólo el 37% de los demócratas opina que Biden debería aspirar a la reelección, frente al 52% antes de las elecciones de mitad de mandato de 2022, según una encuesta de The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research.
Sin embargo, las encuestas también han mostrado reticencias similares sobre Trump, y eso no ha impedido a ninguno de los dos acercarse a las candidaturas de su partido.
Biden ganó ampliamente las primarias demócratas de Michigan el martes, pero una campaña de “no comprometidos” organizada por activistas desilusionados con la gestión del presidente en la guerra de Gaza superó con creces el margen de 10.000 votos por el que Trump ganó Michigan en 2016. Ese era un objetivo fijado por los organizadores y se consideraba una fuente potencial de vergüenza para la campaña de reelección de Biden.
(Con información de AFP y AP)