En una fresca mañana de otoño, Kevin Hines, de apenas 19 años, se encontraba al borde de una desesperación profunda, en la icónica estructura del Puente Golden Gate en San Francisco. Era el 25 de septiembre del año 2000, un día que marcaría tanto un final como un sorprendente nuevo comienzo en la vida de Kevin.
Enfrentando una batalla interna contra su enfermedad mental, en un instante de profunda desolación, Kevin tomó la decisión de lanzarse desde esta estructura emblemática.
La caída, de más de 67 metros (una altura de 25 pisos) a una velocidad aproximada de 130 kilómetros por hora, se interrumpió brutalmente al chocar con las aguas gélidas del San Francisco Bay, la caída duró sólo 4 segundos, causando graves daños en tres de sus vértebras. La tragedia parecía inminente; sin embargo, Kevin escapó por milímetros de una lesión completa de la médula espinal.
En el instante posterior a su salto, Kevin, arrastrado hacia abajo por el peso de su ropa empapada, luchó desesperadamente por respirar, aferrándose a un renovado deseo de vivir. En ese momento crítico, sintió una fuerza inusual desde abajo que lo elevaba a la superficie del agua, salvándolo de ahogarse. Más tarde, se revelaría que un león marino había sido su inesperado salvador, manteniéndolo a flote hasta que llegó la Guardia Costera, según lo observado por testigos.
Este extraordinario evento de supervivencia no solo capturó la atención de los medios a nivel mundial, sino que también marcó un punto de inflexión en la vida de Kevin. Desde entonces, se ha convertido en un orador motivacional y un ardiente defensor de la prevención del suicidio.
Kevin había llegado al puente aquel día arrastrado por la desesperanza y voces internas que le impulsaban a terminar con su vida. Al momento de saltar, un instante de arrepentimiento lo invadió, deseando haber elegido otro camino. A pesar del dolor físico y emocional, su encuentro cercano con la muerte lo llevó a reevaluar el valor de la vida.
Diagnosticado con depresión y trastorno bipolar, Kevin había visto en el puente una salida a su tormento. La ironía del destino quiso que, en ese acto de despedida de la vida, encontrara un propósito renovado. Años después, Kevin admite que las tendencias suicidas son complejas y arraigadas, siendo el dolor emocional incomparablemente más devastador que el físico.
El Puente Golden Gate, a pesar de su estética imponente, alberga una historia sombría, siendo el escenario de más de 1.700 suicidios confirmados desde su apertura en 1937. La misión de Kevin, desde aquel día, ha sido la de cambiar esta narrativa, convirtiéndose en un catalizador para el cambio y la esperanza.
Una de sus mayores ambiciones fue la implementación de una red en el puente para prevenir futuros intentos de suicidio. Esta causa, motivada por su propia experiencia y el deseo de salvar vidas, se convirtió en una realidad, al completarse la instalación de esta red de seguridad en 2023.
La transparencia y honestidad con la que Kevin comparte su historia han permitido que su mensaje de supervivencia y resiliencia tenga un alcance global. Junto a su esposa, Margaret Hines, ha fundado una organización dedicada a la educación y capacitación en bienestar mental y prevención del suicidio, contrarrestando la indiferencia social frente al dolor ajeno.
El compromiso de Kevin con su causa es evidente. A través de conferencias, un documental galardonado y su publicación, “The Art of Being Broken: How Storytelling Saves Lives” (El arte de estar roto: cómo contar historias salva vidas), Kevin arroja luz sobre las historias de aquellos que, como él, han enfrentado y superado desafíos médicos, convirtiéndose en un testimonio de la capacidad humana para superar la adversidad.
Este viaje, que comenzó con una decisión impulsiva en un día de desesperación, ha transformado a Kevin en un faro de esperanza para muchos. Su historia es un recordatorio poderoso de que, incluso en los momentos más oscuros, hay oportunidades para el cambio, la sanación y, sobre todo, la vida.
Kevin Hines, hoy con 42 años, enfrenta sus demonios diariamente, reconociendo que los pensamientos suicidas pueden regresar pero eligiendo luchar contra ellos. Su llamado es claro: observar, escuchar, actuar. Quizás, de esta manera, se pueda evitar que otra persona vea en el Puente Golden Gate, o en cualquier otro lugar, un punto de no retorno, y en lugar de ello, encuentre un puente hacia la ayuda y la esperanza.
Si necesita ayuda: En Estados Unidos, puede contactar a la Línea Nacional de Prevención del Suicidio llamando al 1-800-273-8255 o 988. Además, la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio y Befrienders Worldwide pueden ofrecer información de contacto de centros de crisis a nivel mundial. Los CDC también recomiendan sus propias políticas, programas y prácticas de prevención.
En México el Sistema Nacional de Apoyo, Consejo Psicológico e Intervención en Crisis por Teléfono (SAPTEL) ofrece atención telefónica las 24 horas del día en el número: 0155 5259-8121. En los Estados Unidos se puede marcar al +1-888-628-9454.
En el Centro de Asistencia al Suicida de Buenos Aires atienden a cualquier persona en crisis en las líneas gratuitas 135 desde Buenos Aires y GBA o al (54-11) 5275-1135 las 24 horas del día. Está también el Centro de Atención al Familiar del suicida (CAFS): Tel. (011) 4758-2554 (cafs_ar@yahoo.com.ar – www.familiardesuicida.com.ar).