Cada vez más regiones en Estados Unidos están impulsando la prohibición de los smartphones en las escuelas, como respuesta a la creciente preocupación por las distracciones y los posibles efectos negativos en el rendimiento académico y la salud mental de los estudiantes. Esta tendencia se observa en medio de reportes sobre el uso excesivo de dispositivos móviles por parte de los alumnos en el aula para actividades no académicas, como navegar en redes sociales, ver Netflix, apostar y enviar mensajes instantáneos.
En California y Maryland, docentes de diversas áreas han expresado su frustración por la dificultad de competir con los dispositivos móviles por la atención de los estudiantes. Algunas soluciones adoptadas incluyen el almacenamiento obligatorio de los teléfonos en cubículos durante las clases, aunque la eficacia de estas medidas depende del compromiso individual de cada profesor para hacer cumplir las políticas establecidas.
La urgencia por establecer entornos libres de smartphones en las escuelas ha llegado a captar la atención de legisladores a nivel estatal y federal. Utah, bajo la iniciativa del Gobernador Spencer Cox, recientemente instó a las escuelas a eliminar el uso de celulares en las aulas.
Florida, por su parte, implementó una ley que prohíbe el uso de teléfonos por estudiantes durante el tiempo de clase y bloquea el acceso a redes sociales a través del Wi-Fi del distrito. Oklahoma, Vermont y Kansas también han presentado legislaciones para promover escuelas libres de móviles.
A nivel nacional, aunque un 77% de las escuelas estadounidenses reportan prohibir el uso de celulares para fines no académicos, la realidad muestra una aplicación inconsistente de estas políticas, lo que sugiere una brecha entre la normativa y la práctica. Algunos estudios destacan que el 97% de los niños usa sus smartphones durante las horas escolares, evidenciando una política que varía significativamente y cuya aplicación no siempre es efectiva.
Los expertos y educadores coinciden en que para que una prohibición de celulares sea exitosa, la administración escolar debe asumir la responsabilidad de su aplicación, no dejándola a discreción de cada docente.
Algunas propuestas incluyen requerir que los dispositivos sean apagados y guardados durante todo el día escolar. Sin embargo, estas políticas enfrentan resistencia tanto de estudiantes, que ven afectada su autonomía y principal medio de comunicación, como de padres preocupados por la seguridad de sus hijos.
En Delta High School, Utah, una política de chequeo de teléfonos al ingresar a cada clase ha demostrado ser beneficioso, según reportan tanto estudiantes como administrativos. La mejora en el enfoque académico y la interacción personal cara a cara son algunos de los beneficios observados, junto con un incremento en el rendimiento académico.
La iniciativa de eliminar los smartphones de las aulas en Estados Unidos refleja una creciente conciencia sobre los retos y oportunidades que la tecnología presenta en el entorno educativo. Si bien la comunicación instantánea y el acceso a información son ventajas indiscutibles de los dispositivos móviles, su uso inadecuado puede generar distracciones significativas y potencialmente afectar el bienestar de los usuarios.