Los estadounidenses están teniendo menos hijos y esto podría afectar el futuro de la economía del país

La caída de la tasa de natalidad se debe en gran medida a la inestabilidad económica y a la preocupación por el cambio climático

La tendencia decreciente en las tasas de natalidad a nivel mundial ha generado una preocupación creciente sobre las posibles repercusiones económicas y sociales adversas en Estados Unidos (Freepik)

La tendencia a la baja en las tasas de natalidad a nivel global, especialmente notable en China, Japón e Italia, representa una creciente preocupación por sus potenciales efectos adversos sobre la economía y la estructura social de estas naciones. Estos países, alguna vez florecientes en población, ahora enfrentan retos significativos que podrían presagiar problemas similares para otras economías importantes, incluyendo a Estados Unidos, según un análisis reciente de Business Insider.

La situación se agrava con el reciente desplazamiento de China por India como el país más poblado del mundo, un cambio que puso fin a casi 75 años de dominio demográfico chino. Economistas señalan que para evitar efectos adversos en Estados Unidos, solo hay dos formas: convencer a los jóvenes, ya reticentes, a tener más hijos, o mantener alta la inmigración.

Según proyecciones de la Oficina del Censo de Estados Unidos, se prevé que la población estadounidense alcance su punto máximo en el año 2080, lo que implica que tanto los millennials como la Generación Z podrán ser testigos de una disminución demográfica a lo largo de su vida.

Las soluciones sugeridas para evitar impactos negativos parecen centrarse en incentivar a las jóvenes generaciones a incrementar la natalidad (Archivo)

Las nuevas generaciones no quieren hijos

La creciente tendencia de las generaciones Millennials y Gen Z de optar por no formar familias, influenciada por la incertidumbre económica y la preocupación por una crisis climática, está incidiendo significativamente en la disminución de la tasa de natalidad en Estados Unidos.

Según datos del Banco Mundial, la tasa de fertilidad promedio en mujeres estadounidenses descendió a 1,6 hijos, un número considerablemente inferior al 2,1 necesario para mantener estable la población. Si bien este fenómeno tiene implicaciones medioambientales positivas, también presenta desafíos económicos considerables, tales como una posible contracción de la fuerza laboral y un incremento en los costos de mantenimiento para una población envejecida.

Marc Ostwald, economista jefe de ADM Investor Services International, expresó en entrevista con Business Insider su preocupación al respecto, señalando que bajo este escenario, “no llegan suficientes personas nuevas al mercado de trabajo y también tenemos una demografía envejecida”.

El debate sobre cómo el descenso de la tasa de natalidad podría amenazar la economía ha cobrado relevancia también entre personalidades del sector tecnológico, con figuras como el CEO de Tesla, Elon Musk, quien ha manifestado repetidamente su preocupación por un “colapso poblacional”. Musk ha mostrado su apoyo al pronatalismo, un movimiento que aboga por incrementar la natalidad para “salvar la civilización”.

Figuras como Elon Musk, CEO de Tesla, han mostrado apoyo al pronatalismo, una corriente que promueve aumentar la natalidad como una solución para "salvar la civilización" (Kyle Terada/USA TODAY Sports)

La relación directa entre la disminución de la tasa de natalidad y los desafíos económicos futuros contempla no solo el impacto en la fuerza de trabajo, sino también en el sistema de soporte gubernamental para una población que envejece. Este desequilibrio sugiere un futuro económico con menos contribuyentes y un mayor número de beneficiarios de pensiones y servicios de salud para ancianos, lo que podría resultar en una presión financiera significativa para los gobiernos.

Una solución: la migración

La inmigración se perfila como un factor crucial para el crecimiento económico y demográfico de Estados Unidos, especialmente frente a las proyecciones que indican que para el año 2040, la cantidad de muertes superará el número de nacimientos en el país. Según proyecciones de la Oficina de Presupuesto del Congreso, la inmigración mantendrá en aumento la población estadounidense, aunque a un ritmo más lento.

Comparativamente, Estados Unidos se beneficia actualmente de un incremento poblacional gracias a la inmigración, a diferencia de otras economías desarrolladas como Japón, que ha mantenido una política restrictiva hacia este fenómeno. “Estados Unidos aún está creciendo debido a la inmigración, incluso cuando eso es objeto de un acalorado debate”, expresó Marc Ostwald, de ADM.

La inmigración surge como un enfoque polémico pero crucial para fomentar el crecimiento demográfico y económico en Estados Unidos (REUTERS/Luisa González)

Esta situación, advirtió, podría cambiar drásticamente dependiendo del resultado de las futuras elecciones, especialmente si candidatos con posturas restrictivas hacia la inmigración, como Donald Trump, resultan electos. Trump, recordado por su dura retórica contra los inmigrantes mexicanos en sus campañas de 2016, ha buscado posicionar la crisis en la frontera como un tema político contra su probable oponente, Joe Biden.

La Comisión Económica Conjunta, presidida por el senador demócrata Martin Heinrich, ha resaltado el papel vital de los inmigrantes en la economía de Estados Unidos. “Los inmigrantes ayudan a contrarrestar la tasa de crecimiento desacelerado de la población de Estados Unidos, lo que impulsa la expansión de la fuerza laboral y contribuye al crecimiento económico general”, indicaron en diciembre de 2022.

“El objetivo de Trump es, de hecho, frenar muy dramáticamente la migración hacia los Estados Unidos —y esos tipos de visiones podrían cambiar drásticamente la dinámica de la economía”, apuntó Ostwald.

Otros países

Varios países del G7, el grupo de las economías más ricas del mundo, han comenzado a experimentar declives significativos en sus poblaciones. Particularmente, Japón, China e Italia se encuentran en el centro de esta crisis demográfica, habiéndo registrado un preocupante descenso en las tasas de natalidad.

Países del G7 como Japón, China e Italia enfrentan una crisis demográfica (EFE/Edurne Morillo)

Japón, una nación que ha llamado la atención internacionalmente por su crisis de fertilidad, ha experimentado recientemente una recesión inesperada. Las mujeres japonesas promedian apenas 1,3 hijos, un número considerablemente bajo que no alcanza para mantener los niveles poblacionales actuales. Esta situación ha generado alarmas entre economistas, quienes advierten sobre posibles faltas en el mercado laboral en el futuro debido a esta disminución de la población.

Por otro lado, Italia también ha sido centro de atención por la caída drástica en su natalidad. Se pronostica que su población disminuirá de 59 millones a tan solo 48 millones para el año 2070. A pesar de los esfuerzos del partido de extrema derecha Hermanos de Italia por revertir esta tendencia haciendo que la paternidad sea más atractiva, las medidas aún no han mostrado resultados significativos.

En el caso de China, el descenso en la tasa de natalidad marca un giro notable después de décadas de crecimiento poblacional rápido. El país experimentó una reducción en su número de habitantes por segundo año consecutivo en 2023, lo que podría debilitar el poder de su masiva fuerza laboral, disminuir el consumo y resultar en la pérdida de empleos para millones de maestros.