La doctora Catherine Wu, es una eminente figura en la investigación oncológica desde el Instituto Oncológico Dana-Farber de Boston, Massachusetts, Estados Unidos y fue galardonada recientemente con el prestigioso premio Sjöberg por la Real Academia Sueca de Ciencias. Un reconocimiento que destaca sus notables contribuciones al desarrollo de vacunas personalizadas contra el cáncer, basadas en la composición genética del tumor de cada paciente.
Wu se distingue por liderar avances prometedores en este campo, con potencial aplicación en cerca de 200 formas diferentes de esta enfermedad. La investigación, centrada en tratamientos para melanomas y cánceres de páncreas, entre otros, ha mostrado resultados alentadores en ensayos clínicos preliminares.
La dedicación de Wu se basa en una visión que inició desde su niñez, influenciada por la cobertura mediática de la lucha contra esta enfermedad, que la motivó a soñar con encontrar una cura. “En aquella época se hablaba mucho de la guerra contra el cáncer”, contó en entrevista con CNN. “Creo que hice un dibujo de una nube, probablemente un arcoiris e hice un dibujo de mí como, haciendo una cura para el cáncer o algo así”.
Una búsqueda incansable
La medicina y la ciencia han estado en una búsqueda constante de tratamientos más eficaces y menos invasivos contra el cáncer desde la segunda mitad del siglo XX. La irrupción de los inhibidores de puntos de control en 2011 marcó un hito significativo en este esfuerzo, al potenciar la actividad antitumoral de las células T, un elemento crucial del sistema inmunológico.
Esta revolución en el tratamiento del cáncer fue respaldada por la investigación de Tasuku Honjo y James Allison, quienes fueron galardonados con el Premio Nobel de Medicina en 2018, por su destacado trabajo que, en casos seleccionados, ha permitido a pacientes con diagnósticos severos prolongar su vida por décadas.
Aunque estos tratamientos han significado un avance considerable, su eficacia no es universal. Existe una porción de pacientes para quienes los beneficios de estos medicamentos son inexistentes, lo que destaca la necesidad de continuar explorando nuevas vías para potenciar el sistema inmunitario contra el cáncer.
En este contexto, la investigación sobre pequeñas mutaciones en las células tumorales toma especial relevancia. La clave de estos avances reside en la identificación de neoantígenos tumorales, que son proteínas ligeramente diferentes a las de las células sanas, producidas por mutaciones en las células del tumor.
Estas diferencias hacen que el sistema inmunológico las reconozca como extrañas y, por lo tanto, susceptibles de ataque. “Si el sistema inmunológico va a tener alguna oportunidad de atacar al tumor, esta diferencia debe manifestarse en la superficie de las células tumorales. De lo contrario, es bastante inútil” explicó Urban Lendahl, catedrático de genética del Karolinska Institutet de Suecia y secretario del comité que concedió el premio a la doctora Wu.
Gracias a un exhaustivo trabajo de laboratorio se han podido identificar neoantígenos presentes en la superficie de las células, abriendo la puerta a la elaboración de vacunas dirigidas. Esta estrategia representa un cambio paradigmático en el tratamiento del cáncer, orientándolo hacia una intervención más específica y con menores efectos secundarios que la radioterapia o la quimioterapia, tratamientos que, por su naturaleza indiscriminada, suelen afectar también a tejidos sanos.
Resultados prometedores
La tecnología desarrollada por la doctora Wu, se basa en la secuenciación del ADN de células sanas y cancerígenas para identificar neoantígenos tumorales únicos, lo que permite la creación de copias sintéticas de los mismos. Estas copias actúan como una vacuna personalizada que activa el sistema inmunitario del paciente para que ataque las células cancerosas. Este innovador enfoque se sometió a prueba en pacientes con melanoma avanzado en un ensayo clínico.
La aprobación de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) para llevar a cabo el ensayo fue un desafío inicial dada la novedad del planteamiento. Según Wu, el proceso de aprobación fue intenso debido al escepticismo inicial sobre la viabilidad y seguridad de estas vacunas individualizadas.
“Esa sala estaba llena. Fue el primer ensayo de su tipo, y había gente de muchas oficinas diferentes. Nuestro argumento fue: ‘Esto es personalizado, lo que hagamos en un animal realmente no se corresponde con el humano, así que ¿por qué incluso seguir ese camino?’”, explicó Wu. Tras superar este obstáculo, el ensayo procedió a vacunar a seis pacientes con melanoma avanzado, demostrando resultados prometedores.
Los resultados publicados en un artículo de 2017 en Nature junto con otra investigación liderada por los fundadores de la compañía de vacunas de ARNm BioNTech, ofrecen una “prueba de principio” de que una vacuna puede ser dirigida específicamente a un tumor de un individuo. Una observación realizada cuatro años después de que los pacientes recibieron las vacunas y publicada en 2021, mostró que las respuestas inmunitarias eran efectivas en mantener las células cancerosas bajo control.