En un reciente estudio publicado en la revista Nature, investigadores demostraron cómo la presencia de nutrias marinas está contribuyendo significativamente a la protección de los humedales de California contra la erosión. Este mamífero, conocido por su insaciable apetito, prefiere alimentarse del cangrejo de franjas que, sin control, daña la vegetación vital para la estabilidad de los humedales.
La erosión en humedales se refiere al proceso de pérdida de suelo y vegetación en estas áreas debido a factores naturales y antropogénicos, como el flujo de agua, las actividades humanas y el cambio climático (en este caso, la especie de cangrejo). Los humedales, ecosistemas entre tierra firme y cuerpos de agua, son fundamentales para la biodiversidad, la protección contra inundaciones, la purificación del agua y como reservorios de carbono.
“Los cangrejos convierten las orillas del marisma ‘en un queso suizo’, que puede colapsar con grandes olas o tormentas”, explicó a la agencia de noticias The Associated Press (AP), Brent Hughes, ecólogo marino de la Sonoma State University y coautor del estudio.
La reintroducción de las nutrias marinas en un estuario de mareas cerca de Monterey, California, ha tenido un impacto palpable en la reducción de la erosión. Esto, porque si bien las nutrias “no revierten completamente la erosión, sí la ralentizan a niveles naturales”, explicó Hughes.
El estudio analizó las tasas de erosión históricas desde la década de 1930 y comparó áreas cerradas para excluir a las nutrias durante tres años, donde las orillas de los arroyos erosionaban mucho más rápido, evidenciando el efecto protector de estos animales. “Los estudios anteriores se basaban en observaciones, pero el diseño de la investigación más reciente no deja duda sobre el impacto de las nutrias marinas”, señaló a la Associated Press Johan Eklöf, biólogo marino de la Universidad de Estocolmo, que no participó en el estudio.
En el pasado, la población de nutrias marinas fue devastada por el comercio de pieles durante el siglo XIX, disminuyendo su número a tan solo 2,000 ejemplares, principalmente en Alaska. Las prohibiciones de caza y los esfuerzos de restauración del hábitat han facilitado la recuperación de parte de su rango anterior. La primera reaparición de estas criaturas en Elkhorn Slough se registró en 1984, en gran parte gracias al programa del Acuario de la Bahía de Monterey para criar y liberar nutrias marinas huérfanas.
Estudios anteriores han demostrado que las nutrias marinas también promueven el crecimiento de los bosques de kelp al controlar la población de erizos de mar que se alimentan de estas algas, esto porque “las nutrias marinas son increíbles buscadoras y comensales”, dijo Brian Silliman, ecólogo costero de la Universidad de Duke y coautor del estudio.
Los bosques de kelp son ecosistemas marinos caracterizados por la presencia predominante de grandes algas pardas y otros similares. Estos bosques se encuentran principalmente en aguas frías y ricas en nutrientes de las zonas costeras de todo el mundo. Proporcionan hábitat, alimento y refugio a una diversa gama de vida marina, incluyendo peces, invertebrados, mamíferos marinos y aves. Además de su importancia ecológica, desempeñan un papel crucial en la captura de carbono, ayudando a mitigar el cambio climático al absorber dióxido de carbono del agua.
Este estudio se suma a una creciente bibliografía científica que subraya la importancia de los depredadores superiores en el mantenimiento de la estabilidad de los ecosistemas. Al igual que cómo la reintroducción de los lobos grises en el Parque Nacional de Yellowstone ayudó a controlar las poblaciones de alces y renos que dañaban la vegetación ribereña, las nutrias marinas desempeñan un papel clave en la conservación de los humedales de California.