Toyota pidió que los dueños de más 50.000 autos dejen de conducir: sus bolsas de aire podrían explotar

A pesar de las ventas récord en 2023, la empresa se enfrenta a la sombra de los llamados a revisión por airbags defectuosos, ofreciendo soluciones inmediatas a los propietarios afectados

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Los infladores de airbags fabricados
Los infladores de airbags fabricados por Takata en ciertos modelos Toyota corren el riesgo de explotar y causar lesiones graves. (REUTERS/Jason Cairnduff)

Toyota lanzó una urgente advertencia de no conducción a los propietarios de aproximadamente 50.000 vehículos antiguos en Estados Unidos, instándoles a reparar de inmediato los infladores de airbags fabricados por Takata. Esta medida se debe al riesgo de que dichos infladores exploten y proyecten fragmentos metálicos afilados que podrían causar “lesiones graves o la muerte”.

Los modelos afectados incluyen los Toyota Corolla y Corolla Matrix de los años 2003 y 2004, así como el RAV4 de los años 2004 y 2005. La compañía se ha comprometido a reparar o reemplazar los airbags afectados sin costo alguno para los propietarios.

La preocupación por los infladores de airbag de Takata no es nueva, ya que han estado vinculados a más de 30 muertes y cientos de lesiones desde 2009. Esta crisis ha desencadenado el mayor llamado a revisión de seguridad en la historia automotriz, con más de 67 millones de airbags llamados a revisión solo en Estados Unidos en la última década, y alrededor de 100 millones a nivel mundial. Takata se declaró en bancarrota en 2017 después de años de demandas e investigaciones criminales.

Este último llamado a revisión se suma a los problemas de seguridad que Toyota ha enfrentado en los últimos meses. En diciembre, su subsidiaria Daihatsu detuvo la producción tras admitir haber falsificado pruebas de seguridad durante más de 30 años en vehículos vendidos bajo la marca Toyota.

Además, la empresa ha enfrentado otro problema con los airbags a finales del año pasado, lo que resultó en el llamado a revisión de más de un millón de vehículos por un sensor defectuoso que podría impedir el despliegue de la bolsa de aire en caso de colisión.

A pesar de las dificultades, Toyota informó que alcanzó ventas récord de 11.2 millones de vehículos en 2023, manteniendo su posición como el fabricante de automóviles más grande del mundo. Esta noticia contrasta con los problemas de seguridad y los llamados a revisión que han afectado a la empresa y sus subsidiarias.

 La compañía ofrece reparaciones
La compañía ofrece reparaciones gratuitas y servicios de grúa para asegurar la seguridad de sus clientes. (Justin Sullivan/Getty Images)

Para los propietarios de vehículos afectados, la empresa ofreció reparaciones móviles en el lugar del vehículo o servicios de grúa hasta el concesionario, recomendando encarecidamente no conducir los automóviles hasta que se realicen las reparaciones. Los clientes pueden verificar si su vehículo está afectado ingresando el número de identificación del vehículo en el sitio web de Toyota dedicado a los llamados a revisión.

Los infladores de airbag de Takata usan nitrato de amonio para crear una pequeña explosión que infla el airbag en caso de colisión. Sin embargo, este compuesto químico puede deteriorarse con el tiempo al estar expuesto a altas temperaturas y humedad, causando explosiones excesivamente fuertes que pueden romper el contenedor metálico y lanzar esquirlas.

La última incidencia que involucra a estos infladores defectuosos ocurrió en diciembre, cuando BMW llamó a revisión 500 vehículos tras una explosión que resultó en la hospitalización de un conductor, quien tuvo que ser sometido a cirugía para extraer un fragmento metálico de su pulmón.

Toyota y sus subsidiarias también han enfrentado escándalos adicionales, como el engaño en pruebas de certificación por parte de un afiliado, lo que resultó en la detención del envío de varios modelos con motores diésel. Los modelos afectados incluyen el Toyota Land Cruiser 300 y el Toyota Hilux, así como el Toyota Innova, impactando mercados en África, Asia y Europa.

En medio de estas dificultades, Koji Sato, presidente de Toyota, señaló las presiones del lugar de trabajo y un sector altamente competitivo como factores contribuyentes, admitiendo que “no solo las personas en el sitio de pruebas, sino también la gestión no tenían una comprensión adecuada de la certificación”.

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