Buenas noticias: su perro puede ser bueno para su cerebro. Según un estudio publicado en la revista JAMA Network Open, basado en datos de 7.945 personas, los adultos mayores de 50 años que vivían solos con un animal de compañía, presentaban un menor deterioro de la memoria verbal y la fluidez verbal que los que no lo tenían.
La tenencia de mascotas, sin embargo, no tuvo un efecto comparable en los participantes en el estudio que vivían con otras personas. Los problemas verbales, como los analizados por los investigadores -la fluidez, la memoria y la cognición, es decir, la capacidad de recordar lo que se ha oído y encontrar las palabras para expresarse-, pueden ser signos precoces de deterioro cognitivo.
Sin embargo, tener una mascota aporta compañía a la vida de una persona y “está relacionado con la reducción de la soledad”, escribieron los investigadores, que describen la soledad como un importante factor de riesgo de demencia y deterioro cognitivo.
Según la Oficina del Censo de Estados Unidos, el número de hogares unipersonales ha aumentado en el país en los últimos años, hasta alcanzar casi el 28% de todos los hogares en 2020.
Aunque los resultados del estudio sugieren que la tenencia de mascotas puede ayudar a las personas mayores a mantener un cerebro sano, los investigadores señalaron que se necesitan estudios más avanzados, concretamente ensayos clínicos aleatorios, para determinar si la tenencia de mascotas ralentiza la tasa de deterioro cognitivo en los adultos mayores que viven solos.
Sin embargo, añadieron, debido a la falta de una terapia eficaz para revertir el deterioro cognitivo o tratar la demencia, la identificación de las poblaciones de alto riesgo y los factores de riesgo es clave para promover una mejor atención y un envejecimiento más saludable.
Un estudio realizado en 2021 por la Universidad de Columbia Británica Okanagan reveló que abrazar a un perro puede beneficiar significativamente el bienestar de las personas. La investigación evaluó el estado mental de 284 estudiantes universitarios antes y después de interactuar con un perro de servicio del programa BARK de la institución, que se enfoca en retener a los estudiantes a través de la asistencia de caninos.
Según el autor principal del estudio, Dr. John-Tyler Binfet, aunque se sabe que pasar tiempo con perros de terapia es beneficioso, se desconocía qué tipo de interacciones proporcionaban mayores beneficios hasta ahora.
Los participantes fueron asignados aleatoriamente a una de tres condiciones: interacción con caninos con o sin contacto físico, o una condición solo con el manejador, sin presencia del perro.
Los resultados mostraron que, aunque los participantes en todas las condiciones experimentaron un aumento en su bienestar en varias medidas, solo aquellos en la condición de contacto directo informaron mejoras significativas en todas las medidas de bienestar. Las interacciones directas con toques proporcionaron más beneficios que las interacciones indirectas o aquellas solo con el manejador del perro.
(*) The Washington Post