Un suboficial de la Marina estadounidense fue condenado el lunes a 27 meses de cárcel por aceptar casi 15.000 dólares en sobornos de un oficial de los servicios de inteligencia chinos a cambio de fotos de información militar estadounidense privada no clasificada.
El suboficial Wenheng “Thomas” Zhao, de 26 años, se declaró culpable el pasado octubre de conspiración y de recibir un soborno. Zhao, que se enfrentaba a una pena máxima de 20 años de prisión, también fue multado con 5.500 dólares, según informó el Departamento de Justicia en un comunicado.
Zhao, que trabajaba en la base naval de Ventura County, en California, admitió haber enviado a su contacto chino planes de ejercicios militares estadounidenses en la región del Indo-Pacífico, órdenes operativas, diagramas eléctricos y planos de un sistema de radar de una base militar estadounidense en Okinawa (Japón).
“Zhao decidió traicionar el juramento que hizo a nuestro país y poner en peligro a otros”, declaró Larissa Knapp, subdirectora ejecutiva de la Subdivisión de Seguridad Nacional de la Oficina Federal de Investigación (FBI).
“La sentencia de hoy demuestra, una vez más, la incapacidad de los servicios de inteligencia de China para impedir que el FBI y nuestros socios vitales detengan y procesen a los espías que China recluta”, dijo en un comunicado.
Estados Unidos ha acusado a China de una amplia campaña de espionaje y ciberataques, acusación que Beijing rechaza.
Este martes, la portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores chino Mao Ning acusó en una rueda de prensa celebrada en Beijing a EEUU de difundir “información falsa” sobre “los llamados espías chinos”.
“China tomará las medidas necesarias para proteger resueltamente la seguridad nacional”, dijo la portavoz del régimen de Xi Jinping.
“Espionaje más dañino que nunca”
La condena de Zhao se produce en momentos en que, según el director del FBI, Christopher Wray, el espionaje económico de China se ha vuelto “más descarado, más dañino que nunca”.
Según los expertos, bajo el régimen de Xi Jinping China enfoca sus operaciones para influir en los responsables políticos y de opinión occidentales.
A diferencia de lo que ocurre en las democracias occidentales, los servicios de inteligencia chinos no rinden cuentas ante organismos políticos independientes ni ante la opinión pública, ni están sujetos al Estado de Derecho.
Mientras una parte de los agentes de inteligencia de Xi Jinping controlan la seguridad interna administrando los laogai (la versión china de los gulag soviéticos) y la represión de los disidentes, hay miles de agentes chinos diseminados por el mundo. Trabajando como científicos, periodistas, diplomáticos, estudiantes extranjeros y hombres de negocios, recolectan información sensible a destajo.
(Con información de Reuters)