Estados Unidos está a punto de establecer un récord mundial en la producción de petróleo, con proyecciones que señalan que alcanzará los 13.3 millones de barriles diarios de crudo y condensado en el cuarto trimestre de este año, según un informe de S&P Global Commodity Insights publicado por CNN. Este volumen de producción sitúa a Estados Unidos como el mayor productor de este recurso en la historia, en medio de debates sobre el cambio climático y el futuro de la industria petrolera.
Durante el mes de noviembre de 2023, la producción semanal de Estados Unidos alcanzó los 13.2 millones de barriles diarios, superando el récord de la era de Donald Trump de 13.1 millones de barriles, establecido justo antes de que la crisis de Covid-19 afectara la producción y los precios del crudo.
La sólida producción, liderada por los perforadores de petróleo de esquisto en la Cuenca Pérmica de Texas y Nuevo México, ha sido clave para estabilizar los precios del petróleo crudo y la gasolina. Además, la nación norteamericana está exportando volúmenes de crudo equivalente a los productores líderes como Arabia Saudita o Rusia.
Críticas a pesar de los precios récord
El precio promedio nacional de la gasolina regular alcanzó los 3.08 dólares por galón el martes 19 de diciembre, reflejando una disminución desde los 3.14 dólares por galón del año pasado, de acuerdo con la asociación AAA.
Esta caída de precios se produce a pesar de las preocupaciones recientes sobre seguridad que llevaron a BP a interrumpir los envíos a través del Mar Rojo, lo que provocó un incremento en los precios de la energía esta semana. Sin embargo, el petróleo estadounidense se comercia por debajo de los 74 dólares por barril, muy por debajo del pico alcanzado cuando Hamas atacó a Israel el 7 de octubre.
Las políticas energéticas del presidente Joe Biden han sido criticadas a pesar de la producción récord de petróleo en Estados Unidos. Dustin Meyer, Vicepresidente Senior de Políticas, Economía y Asuntos Regulatorios del American Petroleum Institute, expresó su desacuerdo con la actual administración, cuyas políticas, dijo, “limitan el acceso a nueva producción, especialmente en tierras y aguas federales”.
También instó a los formuladores de políticas a reconocer “el papel que la producción de energía estadounidense puede jugar como una fuerza estabilizadora para los consumidores dentro del país y en todo el mundo” en un comunicado citado por el mismo medio. Figuras republicanas han expresado su rechazo a las medidas energéticas de Biden. El Senador republicano Dan Sullivan de Alaska calificó las acciones de la administración como un “regalo a nuestros adversarios” en un discurso en el Senado.
En un reciente debate de las primarias presidenciales del partido republicano, el Gobernador de Florida, Ron DeSantis, prometió “abrir toda nuestra energía doméstica para producción” con el fin de “reducir los precios de la gasolina”. A pesar de estas afirmaciones, Estados Unidos está a punto de producir más petróleo que nunca antes, lo que cuestiona la noción de que Biden ha emprendido una guerra contra la energía doméstica.
El debate sobre las políticas energéticas en Estados Unidos coincide con los movimientos de precios en el mercado de petróleo y gas. Mientras que las tensiones geopolíticas y la interrupción del transporte de crudo pueden influenciar los precios al alza, la actual disminución de precios de la gasolina proporciona un respiro frente a las presiones inflacionarias en la economía estadounidense, aunque el diálogo político sugiera lo contrario.
Petróleo y acciones climáticas
El gobierno de Estados Unidos, liderado por el presidente Joe Biden, ha modificado su postura sobre la producción de combustibles fósiles, pasando de un enfoque centrado en el clima a una política más pragmática frente a las altas precios de la gasolina mediado por la invasión de Ucrania por Rusia.
El año pasado, los precios del combustible experimentaron un aumento significativo, superando los 5 dólares por galón (aproximadamente 1.32 dólares por litro), en respuesta a la invasión de Ucrania por parte de Rusia y la consecuente inestabilidad del mercado del petróleo. Esta situación llevó a que Biden exhortara a las compañías petroleras del país a incrementar la producción de petróleo, contrariando las recomendaciones de científicos climáticos.
La administración ejecutiva recientemente dio su aprobación al proyecto de perforación petrolera Willow en Alaska, un proyecto de ConocoPhillips que había estado detenido durante décadas, lo que generó críticas de grupos preocupados por el medio ambiente y riesgos para la salud.
No depende de la oficina Oval
Contrario a las naciones de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), la producción de petróleo en Estados Unidos no suele ser manipulada directamente por el gobierno, sino que está mayormente determinada por el mercado libre. Las innovaciones en el sector energético, particularmente el uso de técnicas de perforación avanzadas en la revolución del petróleo de esquisto, han permitido el aumento de la producción.
Sin embargo, dichas técnicas también presentan complejidades y requieren grandes cantidades de agua. Robert McNally, exfuncionario de energía durante la administración del presidente George W. Bush, ha enfatizado que los presidentes tienen un margen limitado de acción sobre la producción petrolífera, a menos que se recurra a poderes de emergencia extraordinarios.
McNally asegura que no existe “un dial en la Oficina Oval para aumentar la producción”, refiriéndose así a las limitaciones en el control directo que tiene un presidente sobre la producción de petróleo en Estados Unidos. A pesar de no atribuirle a las políticas del presidente Biden el aumento en la producción nacional de petróleo, McNally reconoce que la eficiencia mejorada de las compañías petroleras ha llevado a un incremento en la obtención de crudo, a menudo sin necesidad de aumentar significativamente la perforación.
El escenario energético internacional
La producción récord de Estados Unidos está compensando los recortes de suministro por parte de OPEC+, principalmente de Arabia Saudita y Rusia, diseñados para sostener precios altos. A su vez, otros productores no pertenecientes a OPEC+ como Canadá y Brasil están bombeando más petróleo que nunca. Brasil tiene previsto unirse a OPEC+ el próximo año.
La abundancia de suministro estadounidense ha llevado incluso a los analistas de Goldman Sachs a reducir sus previsiones sobre los precios del petróleo para el próximo año. Bob McNally, presidente de Rapidan Energy Group, destacó en entrevista con CNN que “nuestra industria nunca debería ser subestimada”, dada la considerable reserva de petróleo de la que dispone Estados Unidos.
Pese al aumento en la demanda mundial de petróleo crudo, que se espera alcance un récord en 2024, S&P proyecta que “será fácilmente cubierta” por el crecimiento en la oferta, incluyendo el significativo aporte de la producción estadounidense. El país norteamericano ha sorprendido a los expertos con la fortaleza de su producción, lo cual podría influir en estrategias globales de energía y precios en los próximos años.