En los últimos años, Estados Unidos ha enfrentado un alarmante aumento en los casos de cáncer de colon en personas jóvenes, una tendencia que desafía la comprensión médica y desdibuja el perfil típico asociado con esta enfermedad, señaló The Washington Post.
Un grupo de apoyo compuesto por mujeres jóvenes que han sido diagnosticadas con cáncer de colon, algunas en sus 20 años, otras en los 30 y en el inicio de los 40, refleja esta inquietante realidad. A pesar de los avances médicos y de la disminución de la tasa global de mortalidad por este mal, el cáncer colorrectal entre personas menores de 50 años está en ascenso, y muchos de los afectados no presentan factores de riesgo claros, como una predisposición genética.
En las últimas tres décadas, se ha registrado un aumento significativo en la incidencia de esta enfermedad entre los menores de 50 años, lo que se suma a la preocupante brecha en la expectativa de vida de Estados Unidos, frente a naciones de similar desarrollo. La Sociedad Americana del Cáncer indicó que, de representar el 11 % de todos los casos en 1995, los menores de 55 años ahora constituyen el 20 % en 2019.
Un informe reciente estima que aproximadamente 3.750 personas menores de 50 años morirán de cáncer colorrectal en 2023. Este incremento se atribuye principalmente al mal que se forma en el lado izquierdo del paciente, en la porción más baja del colon o en el recto adyacente, con casos generalmente más avanzados que los detectados en personas mayores.
Contrario a lo que algunos expertos sospechaban, el aumento no se debe únicamente a un incremento en el cribado y un diagnóstico temprano. Las tasas de mortalidad también han aumentado junto con la incidencia de la enfermedad.
Además de la necesidad de educar a la población sobre el cáncer colorrectal, este incremento pone de manifiesto un desafío diagnóstico: los médicos no siempre consideran el cáncer de colon al enfrentarse a síntomas en pacientes jóvenes, tales como dolor abdominal severo, sangrado rectal o pérdida de peso inexplicada. A menudo, síntomas como el sangrado rectal terminan atribuyéndose erróneamente a hemorroides.
El cáncer colorrectal sigue siendo una enfermedad relativamente poco común entre la población joven, pero este aumentado y poco comprendido riesgo es un recordatorio de que el panorama de la salud está en constante evolución y de que es fundamental ampliar el conocimiento médico y público con respecto a sus síntomas y señales de alerta.
Cáncer de Colon: síntomas y tratamiento
Desde mediados del siglo XX, se ha observado una aumento en su prevalencia, especialmente en sociedades occidentales, lo que ha impulsado numerosos estudios enfocados en su etiología, prevención y tratamiento. Este tipo de cáncer se desarrolla principalmente en el revestimiento del colon o recto, comenzando usualmente como pequeñas, no cancerosas (benignas) agrupaciones de células llamadas pólipos adenomatosos.
Con el tiempo, algunos de estos pólipos pueden convertirse en cánceres colorrectales. La aparición y evolución de esta enfermedad puede estar influida por factores como la genética, el medio ambiente y el estilo de vida, incluyendo la dieta, el ejercicio y los hábitos de consumo de alcohol y tabaco.
En cuanto a los síntomas, estos son variados y pueden incluir cambios persistentes en los hábitos intestinales (como diarrea o estreñimiento), sensación de no haber evacuado completamente el intestino, presencia de sangre en las heces, fatiga constante, pérdida de peso sin una razón aparente y dolores abdominales continuos o calambres.
Sin embargo, en las fases iniciales el cáncer de colon a menudo es asintomático, lo que dificulta su detección precoz. Por esto, se recomienda realizar pruebas de cribado regularmente, especialmente para individuos con antecedentes familiares de la enfermedad o mayores de 50 años.
El tratamiento del cáncer colorrectal depende del estadio y ubicación del cáncer y puede incluir cirugía para remover el tumor, quimioterapia, radioterapia o terapia dirigida para tratar el cáncer sistémicamente.
Los avances médicos continuos y la medicina de precisión, como la inmunoterapia, ofrecen cada vez más alternativas personalizadas para encarar esta enfermedad. La detección temprana mediante el cribado sigue siendo la herramienta más efectiva para reducir la incidencia y mortalidad por este tipo de cáncer.