A menos de un año para las elecciones presidenciales de Estados Unidos, la inteligencia artificial (IA) se está perfilando como un participante activo en la política del país. De acuerdo con especialistas en la materia, esta tecnología está infiltrándose principalmente dentro de agencias gubernamentales y en las estrategias de campaña de los candidatos. A pesar de la falta de regulaciones y la desconfianza de los ciudadanos hacia la IA, se espera que su aplicación siga siendo una operación discreta en la arena política.
El uso de la inteligencia artificial promete cambiar la manera en que se organizan y ejecutan las campañas electorales, permitiendo la optimización de tareas como el análisis de patrones de votación, la creación de mensajes dirigidos a los residentes y el estudio de hábitos en redes sociales, según Kevin Pérez-Allen, director de comunicaciones de la organización apartidista United States of Care.
Pérez-Allen, con décadas de experiencia en comunicaciones de campañas políticas, señaló en entrevista con CNBC, que incluso ChatGPT ya se está utilizando para elaborar borradores de discursos y material de marketing, así como en e-mails y mensajes de texto para recaudación de fondos. Resaltó que, aunque la IA puede replicar actividades relacionadas con la recopilación de información, análisis de datos y escritura, hay aspectos que no puede sustituir, como “la gente caminando por los distritos” y el “compromiso de los votantes en persona”.
No obstante, reconoce que las capacidades de la IA para “recortar la grasa del trabajo” reducirán la necesidad de una gran plantilla en las campañas. Por otra parte, aunque existe un decreto ejecutivo por parte del presidente Joe Biden que busca una IA “segura, segura y de confianza”, las regulaciones para supervisar la IA podrían demorarse en llegar.
Elecciones y deepfakes
Los deepfakes son videos, imágenes y audios generados por inteligencia artificial que simulan situaciones inexistentes, son una preocupación especialmente en el contexto político, donde la rapidez con la que se difunde una afirmación a menudo determina su pegajosidad, independientemente de su veracidad.
Esta práctica ha escalado desde las campañas presidenciales hasta las contiendas locales, como sucedió en las elecciones primarias para la alcaldía de Chicago en febrero de 2023, donde un video deepfake del candidato Paul Vallas parecía apoyar la brutalidad policial, un incidente que, aunque su impacto exacto es incierto, coincidió con la derrota del candidato.
El cofundador y socio gerente de la firma de implementación de IA, Nuvalence, Sinclair Schuller, también consultado por el mismo medio, alertó sobre el creciente riesgo que representan los deepfakes en las campañas electorales. Schuller aseguró que se está creando ficción tanto a favor como en contra de los candidatos, lo que puede desembocar en confusión significativa. “Esperamos llegar a un punto en el que, si no se dispone de una línea directa y autentificada con la fuente, no se pueda confiar en ella”, afirma Schuller.
Meta, propiedad de Mark Zuckerberg, en respuesta a estos desafíos, actualizó sus políticas sobre anuncios en temporada electoral, marcando un paso hacia el reconocimiento y regulación de estos contenidos. Schuller sostiene que es preferible utilizar la propia IA para identificar y marcar contenido generado artificialmente en lugar de verificarlo a posteriori porque permite intervenir antes de que la información sea absorbida y posiblemente creída por el público.
No todo es malo
La inteligencia artificial (IA) en la política podría iniciar una trayectoria positiva en campañas electorales, si la regulación lo permite. Expertos como Pérez-Allen argumentan que la IA tiene el potencial de poner fin a la narrativa del bloque monolítico en el electorado, creando campañas hiperlocalizadas y personalizadas. Esto incluiría la posibilidad de enviar mensajes de campaña en el idioma y dialecto de comunidades diversas, como los latinos, y la utilización de traducción en cabina y transcreación para una comunicación más precisa.
“La gente tiende a meter a todos los latinos en el mismo bloque monolítico, a meter a los votantes negros en el mismo monolito y a meter a las mujeres de los suburbios en este gran monolito como si todos pensaran igual”, dijo. “En lugar de limitarse a leer las posiciones políticas de alguien en su sitio web, la plataforma contaría con un chatbot de inteligencia artificial que te daría las respuestas y, respaldado por datos, te haría sentir como si tuvieras línea directa con la campaña”, explicó Pérez-Allen.
Por otro lado, agencias gubernamentales ya utilizan chatbots para tareas simples como la verificación de reclamaciones de beneficios, y se prevé un uso más complejo en la detección de fraude en aplicaciones de licencia en los próximos uno o dos años, de acuerdo a declaraciones del sector. A medida que se acerca la elección del 2024, la IA podría incidir en la manera en que factores como accesibilidad y personalización influyen en la toma de decisiones del electorado.