Científicos descubrieron que los pingüinos de barbijo sólo duermen microsiestas para cuidar a sus crías

Estos pingüinos son también monógamos durante la temporada de cría, y ambos padres participan en el cuidado del polluelo, turnándose para incubar el huevo y alimentar al polluelo una vez que ha nacido

Los pingüinos de barbijo practican microsiestas que totalizan 11 horas al día para mantener vigilia y cuidar a sus crías. (Europa Press)

Científicos han descubierto que los pingüinos de barbijo de la Antártida se quedan dormidos por apenas unos segundos a lo largo del día mientras vigilan sus huevos y crías en colonias ruidosas y abarrotadas. El estudio, publicado en la revista Science confirmó que estas microsiestas, que suman aproximadamente 11 horas diarias, les permiten mantenerse alertas durante semanas al cuidado de sus polluelos.

Esta especie es muy sociable y suele formar colonias numerosas durante la temporada de cría. Construyen nidos con piedras y son conocidos por ser muy vocales y activos en su interacción con otros miembros de la colonia. Los pingüinos de barbijo son también monógamos durante la temporada de cría, y ambos padres participan en su cuidado, turnándose para incubar el huevo y alimentar al polluelo una vez que ha nacido. A pesar de las duras condiciones climáticas de su hábitat, se han adaptado para sobrevivir en uno de los ambientes más extremos de la Tierra.

Presentan un plumaje principalmente blanco en la parte frontal y negro en el dorso, lo cual les proporciona un camuflaje contra depredadores tanto en el agua como en tierra, en un fenómeno conocido como contrasombreado. Los adultos alcanzan aproximadamente entre 68 y 77 centímetros de altura.

Estos pingüinos forman comunidades densas en la Antártida y alternan roles para el cuidado del huevo y la cría. (EFE)

Según publicó la agencia de noticias The Associated Press, la idea del estudio surgió cuando Won Young Lee, biólogo del Instituto Coreano de Investigación Polar, observó que estos pingüinos reproductores “parpadeaban con frecuencia” y “cabeceaban” durante sus largas jornadas de observación sobre el terreno. Pero para el equipo era necesario registrar las ondas cerebrales para confirmar la tesis.

Los investigadores del Max Planck Institute for Biological Intelligence en Alemania, junto con el Korean Polar Research Institute, instalaron sensores que midieron ondas cerebrales a 14 pingüinos adultos durante 11 días en la Isla Rey Jorge, cerca de la costa de la Antártida, confirmando que “para estos pingüinos, los microsueños tienen alguna función reparadora; si no, no podrían aguantar”, explicó Won Young Lee.

En medio de los desafíos de la temporada de cría —donde se enfrentan a depredadores como los pájaros marrones skuas y a la competencia dentro de la misma colonia— los pingüinos barbijos encuentran en esta forma de sueño extremadamente fragmentada la manera de mantener una constante vigilia ante posibles amenazas para sus huevos y polluelos.

Los desafíos durante la temporada de cría incluyen depredadores y competencia interna en las colonias de pingüinos. (EFE/Federico Anfitti)

Niels Rattenborg, investigador del sueño y coautor del estudio, aseguró por su parte que quedó sorprendido por la capacidad de los pingüinos para “funcionar correctamente y criar con éxito a sus jóvenes” a pesar de este inusual patrón de sueño señaló AP.

Este comportamiento es una adaptación destacada en el reino animal, donde otros ejemplos como las aves fragatas que tienen la capacidad de dormir con una mitad de su cerebro mientras mantienen la otra mitad despierta durante el vuelo. Este fenómeno es conocido como sueño unihemisférico lento y les permite descansar mientras permanecen atentas a los posibles peligros y mantienen el control del vuelo. La mitad del cerebro que sigue activa les ayuda a procesar señales visuales y mantener funciones esenciales como la navegación y el equilibrio, lo que es particularmente útil para las aves durante largos viajes o migraciones.

También, están las focas elefante del norte, que pueden tomar siestas breves de aproximadamente 10 a 15 minutos durante sus inmersiones profundas, que son posibles gracias a su capacidad de reducir su ritmo cardiaco y conservar oxígeno, lo que les permite permanecer bajo el agua por largos períodos sin necesidad de subir a la superficie para respirar. Durante estas inmersiones, pueden entrar en un estado de letargo o sueño ligero, lo que les permite descansar mientras continúan con sus actividades submarinas.