De las ferias de arte que invaden el sur de la Florida, Art Miami es la más antigua. Su historia antecede incluso la creación de la Semana del Arte, que se configura tras la llegada de Art Basel Miami Beach. Para esta edición coincidirán en el downtown de Miami, junto a la Bahía Biscayne 170 galerías, provenientes de ciudades tan distantes como Londres, Tokio, Berlín, Seúl, Tel Aviv y Hong Kong. También de diversas partes de Estados Unidos, incluyendo Los Ángeles, Nueva York, Chicago y, por supuesto, Miami.
Pero además, en Miami Art Week 2023 la feria pionera rinde tributo a la vida y obra de Fernando Botero, quizá el más internacional de los colombianos después de Gabriel García Márquez y Shakira. El reciente deceso del artista plástico (falleció en septiembre a los 91 años) conmovió al mundo en general, para quien los gordos de Botero eran ya parte de la iconografía colectiva, así como a la comunidad artística en particular, que admiraba su depurada técnica, su uso de los colores y sus finos y sutiles detalles de crítica mordaz e ironía en cada obra.
Botero, quien nació en Medellín el 19 de abril de 1932, vivió en Bogotá, Ciudad de México, Madrid, París, Florencia y Mónaco, es sin dudas uno de los artistas contemporáneos más reconocidos de su tiempo. Tanto así que ha sido de los pocos que se ha dado el lujo de exponer sus obras en varias de las avenidas y plazas más famosas del mundo, como los Campos Elíseos en París, la Plaza del Comercio de Lisboa, la plaza de la Señoría en Florencia, frente al palacio de Bellas Artes en Ciudad de México y hasta ante las Pirámides de Giza.
Creador de su reconocido propio estilo, Botero alcanzó la fama nacional en 1958 al obtener el primer premio en el Salón de Artistas Colombianos. Tras mudarse a París en 1973, se dedicó también a la escultura, medio con el que consiguió una amplia notoriedad internacional en la década de los noventa. Sus obras han sido coleccionadas por prestigiosos museos y coleccionistas privados alrededor del mundo y en ocasiones han alcanzado precios de venta de millones de dólares. En 2012, fue distinguido con el Premio a la Trayectoria en Escultura Contemporánea otorgado por el Centro Internacional de Escultura.
Su carrera dio un giro evolutivo entre las décadas de 1960 y 1970. Durante este período, Dorothy Miller, curadora de renombre, incorporó una obra de Botero a la prestigiosa colección del Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York. Este hito marcó el inicio de una serie de eventos que amplificaron su presencia en el mundo del arte. Desde 1979, cuando se presentó la primera retrospectiva de Botero en el Museo Hirshhorn de Washington, sus exposiciones alrededor del mundo han sido constantes.
Es precisamente esa fama inmensa (rara vez la obra en general de un artista alcanza tal reconocimiento dentro del público no especializado) la que ha provocado cierta reticencia a otorgarle al colombiano su lugar en el arte contemporáneo. En ciertos círculos, especialmente en Estados Unidos, sus figuraciones voluminosas se han interpretado como un recurso fácil. Sin embargo, basta ver el asomo del horror en los rostros de sus sujetos en la serie Abu Ghraib para comprender su sutil elegancia expresiva.
Más allá de algunas críticas, la obra de Fernando Botero sigue cautivando a millones. En esta edición de Art Miami, la feria ha organizado un tributo al “más colombiano de los artistas colombianos”, como él mismo se definió alguna vez para explicar su aislamiento de las tendencias internacionales del mundo del arte. Su legado se destaca a través de la exhibición de cuatro esculturas de bronce y una colección de obras sobre papel. Las esculturas están estratégicamente ubicadas en las cuatro esquinas de la zona VIP del pabellón de la feria, mientras que las obras en papel se muestran en una galería adyacente a esta zona privilegiada. En honor de la ocasión, Infobae conversó con Julian Navarro, director de Art Miami/Context.
—Fernando Botero murió hace poco, por lo que este homenaje es también una oportunidad de recorrer su producción creativa y su legado. ¿Cómo se pensó la exposición?
—El maestro Botero siempre participó con sus galerías en Art Miami durante los últimos 33 años de la existencia de nuestra feria: este año no sería la excepción. Lastimosamente él no está con nosotros, entonces comenzamos a conversar con varias de sus galerías para traer obras trascendentales. Tenemos, por ejemplo, obras de cuando hizo el dúo con Picasso, tenemos obras monumentales consideradas de grandes formatos, varias esculturas alrededor. Y no solamente hay galerías latinoamericanas representando su obra: tenemos galerías europeas, americanas, asiáticas. Y eso nos llena a todos de orgullo, no solamente a los colombianos.
—¿Cómo hicieron la selección de las obras? ¿Qué aspectos de su estilo y temática se priorizaron?
—Por ejemplo, del formato monumental hay muy pocas obras disponibles. Por buena fortuna, una de nuestras galerías tenía dos obras de gran formato —las obras de tres metros son consideradas obras grandes, pero las obras de cinco metros son consideradas de gran formato— y tenemos dos de esas y dos más pequeñas. La importancia es que son obras que no se habían visto antes en nuestras ferias y que reflejaran la trayectoria de Fernando Botero.
—¿Cómo puede el público relacionarse con las obras de Botero de nuevas maneras, en este homenaje durante Miami Art Week 2023?
—Lo interesante y que siempre tratamos de ofrecer es la parte amable, amigable, fresca. Cuando vamos al museo las obras están expuestas pero no tenemos a quién hacerle una pregunta. La belleza de una feria como esta es que las galerías que trabajaron con el maestro durante los últimos 30, 40 años, están aquí y están siempre abiertas a interactuar. La idea de armar esta exhibición no era únicamente hacerlo por el mercado, sino para traer algo novedoso y de muy buena calidad al público que está en Miami en este momento.
—Para el público general, la obra de Fernando Botero es muy reconocible, sin embargo, como mostró hace poco el documental de Don Millar, para la crítica de los Estados Unidos, Botero estuvo más en los márgenes. ¿Cuánto influyó esto en la organización de esta exposición?
—Una de las cosas que debemos tener en cuenta es el fenómeno Botero: la gente, le guste o no, lo reconoce. Y lo reconoce no solamente en Latinoamérica, sino en Asia, en Europa, en los Estados Unidos, en todas partes. Botero ha sido uno de los pocos que ha estado alrededor de 200 museos, es uno de los tres artistas que más ha sido publicado en el mundo. Entonces es bello irse atrás en los años sesenta, a sus inicios, cuando él comenzó a proponer esta nueva iconografía. Al principio muchas personas no lo aceptaban, pero él nunca cambió, él siguió creando sus volúmenes. Era un retratista de la historia. Lo que quisimos hacer en esta ocasión es que la gente no solo se familiarice un poco más con la iconografía del volumen, sino con la temática que trae, porque Botero fue todo un fenómeno y esperemos que los artistas de esta época sigan sus pasos.
—¿Cuáles son las expectativas para este Art Miami 2023?
—Nuestro grupo trae una propuesta no solamente con la muestra del maestro Botero. Tenemos más de 300 galerías entre Art Miami, CONTEXT Art Miami, Aqua Art Miami. En la apertura de Art Miami este año se incrementó el número de visitantes en un 30% en comparación al 2022. Estamos contentos porque las personas están muy conectadas con la vida cultural de Miami y han venido a conocer no solo a los artistas emergentes, a los más jóvenes, sino a apreciar obras de grandes maestros de todo el mundo.