Uno de los conceptos curatoriales de Art Basel Miami Beach en esta edición es recuperar artistas olvidados y realizar trabajos de investigación sobre artistas que no tuvieron su posibilidad en el escenario principal del mercado de arte. Basel entiende las problemáticas del arte en relación al mercado, y desde esa perspectiva hay un espacio para recuperar talentos olvidados o poner en valor otros que no fueron tenidos en cuenta por situaciones diversas o simple jugada del destino.
Mientras que algunas galerías trabajan con el mercado primario, es decir artistas vivos, otras se focalizan en mercado secundario: consagrados, grandes maestros o que han pasado por ese mercado primario en transacciones privadas. En esta edición de Art Basel Miami Beach, el mercado secundario demuestra su potencia y, como es finita la oferta de grandes maestros y se encuentra muy atomizada, hay que recuperar pintura y escultura del pasado, en particular nombres que hayan formado parte de una escuela icónica o un movimiento importante, sobre todo de rupturismo y de vanguardia.
Numerosas galerías entendieron la necesidad de contar con un departamento de investigación histórica y empezaron a trabajar sobre esos artistas. En muchos casos son las familias de los artistas las que poseen el estate de obras y las galerías hicieron acuerdos con ellos. La mayoría no cuenta con catálogo razonado y se empezó a trabajar en ellos, y a darle forma al valor histórico y el precio de la obra. Con toda esa información se genera una historia, una narrativa que ayuda, en conjunto con otros análisis duros de mercado, a generar un valor que se pueda defender en el tiempo, y que genere perspectivas de inversión respecto de ese artista recuperado.
Lo que vemos en Art Basel Miami Beach 2023 es el caldo de cultivo de esta situación. Un ejemplo: el caso de Chico da Silva, que Gomide & Co y Galatea, dos galerías de San Pablo, trabajan en colaboración con David Kordansky Gallery en Nueva York para tener presencia en Estados Unidos, que concentra el 44% del mercado del arte incluyendo las subastas. La estrategia es generar muestras en museos, inscribirlo dentro de la historia del arte, publicar trabajo de investigación, trabajar con curadores para generar textos, libros y representar al artista en las ferias más importantes. Y por supuesto defenderlo en las subastas.
Chico da Silva es un artista indigenista brasileño con una calidad pictórica virtuosa, con una linda historia: el mercado lo había olvidado y hace unos años agentes importantes e influyentes del ambiente artístico de Brasil decidieron apostar por revitalizarlo. Trabajos de Chico se encontraban en subastas en muy bajos valores, y ahora toda esa puesta en valor rindió sus frutos, los precios fluctúan entre USD 50.000 y USD 85.000 en galerías y el mes pasado en Sotheby’s marcó récord de artista a USD $330.000, saliendo de un estimado de USD 60.000 a USD 80.000. Eso demuestra el importante trabajo de revalorización que realizan las galerías en el mercado secundario.
Otro caso es el de la surrealista argentina Leonor Fini. Galerías importantes decidieron trabajar en conjunto con los familiares y los amigos de la artista, pensando un catálogo razonado y un enorme trabajo de investigación. Hoy Leonor Fini ocupa en Art Basel Miami Beach un stand con un solo show, trabajo conjunto de la galería Minsky de París y la galería Weinstein de San Francisco.
Este proyecto en común ha logrado poner en valor a esta creadora de mucho talento a la cual el mercado olvidó. Si bien Fini no es una artista desconocida, no valía lo que hoy vale: algunas de las piezas que vemos en exposición rondan los USD 300.000 , algo impensado años atrás.
La colaboración entre galerías es otra marca de esta edición de Art Basel Miami Beach. Esta situación colaborativa del arte es algo muy nuevo que se disparó a partir de la pandemia. Eso hace que los artistas tengan una velocidad de crecimiento muy rápida, porque todos los galeristas ponen sus contactos en favor del proyecto y establecen los mismos valores, trabajan un pricing en conjunto. El arte dejó de ser individualista. Y a la vez se mejoró en el poco o nulo diálogo entre galerías y casas de subastas. Hace 10, incluso cinco años, las galerías entendían que las casas de subastas iban en contra del crecimiento de precio de un artista, mientras las casas de subastas respondían que todos los récords públicos de los mismos nacían en sus tarimas. Hoy eso ha cambiado. Las galerías trabajan con mucho profesionalismo y sinergia con las casas de subastas.
Surge así esta figura de un nuevo mercado de arte que requiere de todos sus actores involucrados, desde dealer individual a la casa de subastas y las galerías, trabajen en la misma dirección. Algo similar a lo que ocurrió con el modelo de negocio del real state, que se trabaja en conjunto y se comparten las comisiones entre los agentes.
Lucas Kokogian tiene 15 años de experiencia en el mercado del arte latinoamericano. Su casa de subasta Azur, en Buenos Aires, es líder en el mercado. Con el mismo nombre abrió otras sedes en Madrid, Berlín, Nueva York y Miami.