Para que una sociedad sea exitosa, esta debe estar estructurada jerárquicamente y contar con un liderazgo fundamentado en la sabiduría filosófica, esta era la definición de un estado ideal del filósofo griego Platón explicada para la BBC por la catedrática y profesora de Pensamiento Clásico en la Universidad de Northwestern, Sara Monoson.
Según la teoría platónica, la clase comercial sostiene la economía, los soldados garantizan la seguridad y los filósofos-reyes, libres de la corrupción debido a su honestidad y seriedad, ejercen el liderazgo político. Estos últimos “tienen la capacidad racional y también, en opinión de Platón, tienen mucha experiencia y formación para lidiar con las cosas duras y complejas que suceden en el mundo. Piensa que estas son las personas más valiosas para el poder político” explica Monoson.
Para el pensador, “sin educación filosófica, los ciudadanos son vulnerables a ser utilizados y manipulados por astutos demagogos”, dice la académica y agrega: “Tanto es así que Platón pensaba que los tiranos surgen de la masa. Es alguien que convence al resto de que tiene la solución a los problemas, pero que en el fondo, tan pronto como se afianza en el poder, se vuelve totalmente abusivo”.
Educación platónica y jerarquía social
La concepción de la educación en el pensamiento de Platón es la piedra angular para el establecimiento de la estructura jerárquica social, donde la posición de cada individuo estará determinada por el nivel educativo alcanzado según sus capacidades e intereses. Este proceso ininterrumpido desde el nacimiento hasta el completamiento educativo, coloca a los individuos mejor formados en la cima de la sociedad.
Estos principios educativos de Platón se concretan en la fundación de la Academia en Atenas, en el año 387 a.C., considerada la primera institución de carácter universitario en Europa. La Academia ofrecía estudios en Astronomía, Biología, Matemáticas, Teoría Política y Filosofía. Bajo este modelo, destinado a formar filósofos-reyes, surgió su alumno más notorio, Aristóteles.
Otro aspecto importante para Platón era el enfoque de la educación humanista, que tiene una vena comunitaria esencial, buscando fomentar en los jóvenes la capacidad crítica y el aprecio por el conocimiento más allá de su utilidad práctica, según palabras de Miquel Solans Blasco, doctor y profesor en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra, quien interpreta este enfoque como el cultivo del pensamiento reflexivo.
“Por buena educación, yo creo que él entiende una educación de tipo humanista. Es decir, lo que busca es fomentar en los alumnos o en los ciudadanos en su etapa joven la capacidad de pensar, de valorar el saber por sí mismo y no como algo instrumental. El saber tiene un valor comunitario que se basa en la capacidad de reflexionar críticamente” explica Solans.
Platón argumentaba que la práctica de virtudes lleva a la moderación del poder tanto en el alma como en las instituciones. Monoson, de la Universidad de Northwestern, coincide con ese análisis, resaltando cómo las virtudes influyen en la contención del poder político y personal.
“Por buena educación, yo creo que él entiende una educación de tipo humanista. Es decir, lo que busca es fomentar en los alumnos o en los ciudadanos en su etapa joven la capacidad de pensar, de valorar el saber por sí mismo y no como algo instrumental. El saber tiene un valor comunitario que se basa en la capacidad de reflexionar críticamente”
Esto se conseguía a través de la convivencia con personas de mayor edad para admirar y adoptar caracteres más maduros también resalta como un aspecto importante de la educación platónica. Tales prácticas, altamente valoradas en Grecia Antigua, configuran a la persona para la vida en sociedad y la búsqueda común de justicia.
La calidad de los gobernantes
El éxito de cualquier sociedad está intrínsecamente ligado a la calidad moral y deliberativa de sus gobernantes, tal y como recalcó Platón en sus obras “República” y “Gorgias”. En la actualidad, este principio filosófico fue referenciado por un profesor Miquel Solans quien, ampliando la visión del filósofo griego, destaca que los gobernantes deben esforzarse por el bien común y fomentar el diálogo inclusivo y la cooperación para “superar las diferencias que aparecen en la sociedad”
Basado en los postulados de Platón, el experto asegura que los líderes políticos tienen la responsabilidad de generar propuestas que conecten con gran parte de la ciudadanía y de crear un ambiente propicio para que el debate constructivo sea posible. El discurso público de estos líderes debe invitar a la razón y al pensamiento crítico, “el buen gobernante tiene que generar un espacio de diálogo libre en el que sea posible la crítica y el enriquecimiento mutuo”, explica Solans.
Para Platón, el quehacer político sólo se puede realizar dentro del ámbito de la moral. “Él está diciendo que en una ciudad ideal tendrías un proceso educativo que produciría seres humanos con cualidades filosóficas que los haría dignos de confianza. Y por lo tanto podrías tener una autoridad política que usaría todos los recursos de la comunidad para construir esa felicidad y poner bien en el mundo por delante”, dice Monoson.
Cómo aplicarlo en la actualidad
Con base en los postulados de Platón, el académico de la Universidad de Navarra manifestó a la BBC su preocupación por la situación actual de la educación, la cual considera en crisis, “sobre todo a nivel de qué significa o qué sentido tiene educar.
Le damos una visión instrumental. Parece que educarnos significa prepararnos para las necesidades del mercado. Y creo que Platón reaccionaría a eso con un no rotundo. La educación nos tiene que preparar para las verdaderas necesidades humanas y cívicas, es decir, para vivir en comunidad” detalló Solans.
El experto también mencionó el papel que un buen gobernante debe desempeñar en la creación de espacios de diálogo constructivo. Solans señala que, a menudo, en la defensa de lo que se considera justo, se ataca al oponente en lugar de escuchar y valorar los intereses legítimos de las diferentes partes, convirtiéndose en una práctica contrasta con la idea de buscar el bien común a través del entendimiento mutuo.
En el contexto de una sociedad cada vez más polarizada, el educador propone que se debe tomar en consideración la visión platónica sobre la justicia. Remarca que el término “justo” frecuentemente se interpreta de manera subjetiva y está influenciado por convicciones individuales y los grupos con los que existe identificación: “Nos esforzamos todos por construir un mundo justo, pero justo muchas veces significa justo según mis ideas concretas, según mi grupo de opinión”.
A pesar de que Platón admitió que su concepto de sociedad perfecta es un ideal inalcanzable, Solans sugiere que “sí podemos ir gradualmente a la sociedad perfecta, sabiendo que nunca llegaremos a tenerla por completo. Porque somos seres imperfectos”.