La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) prevé instar a Estados Unidos y otros países occidentales, reducir el consumo de carne en una nueva hoja de ruta global de sistemas alimentarios que se presentará durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2023, COP28 en Dubái, que comenzará este jueves 30 de noviembre y se prolongará hasta mediados de diciembre.
Durante el encuentro, la FAO destacará cómo los agricultores deben adaptarse a un clima “errático” y abordar las emisiones producidas por el desperdicio de alimentos y el uso de fertilizantes. Estas recomendaciones, que podrían ser suscritas por la delegación estadounidense en la COP28, serán indicativas y no obligatorias.
Los sistemas alimentarios globales, incluyendo el cambio de uso de la tierra, la producción agrícola, el embalaje y la gestión de residuos, generan aproximadamente 18 mil millones de toneladas de dióxido de carbono al año, lo que equivale al 34% de las emisiones mundiales totales, según un estudio publicado en marzo de 2021 en la revista Nature Food.
La FAO señala que solo la ganadería es responsable de alrededor del 14,5% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, por lo que el organismo viene planteando desde hace varios años, que se debe optar por alimentos basados en plantas en lugar de dietas basadas en animales, para disminuir la huella de carbono individual hasta en 2,1 toneladas anuales.
En Estados Unidos, el sector agrícola por sí solo genera aproximadamente el 10% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero del país, según datos federales citados por Fox News. Este sector representa apenas el 1,4% de las emisiones globales y ha implementado una amplia gama de soluciones, constituyendo el sector económico con menor emisión del país.
La carne y su potencial contaminante
El documento publicado por el mismo medio y que será el primero en su tipo, no solamente buscará abordar el consumo de carne, sino también cómo los agricultores pueden adaptarse a un clima errático y cómo pueden gestionar las emisiones producidas por el desperdicio de alimentos y el uso de fertilizantes. Pero ¿En qué afecta el consumo de carne al cambio climático? La ganadería contribuye al aumento de la producción de gases de efecto invernadero principalmente a través de tres mecanismos.
En primer lugar, el proceso digestivo de los rumiantes, como vacas, ovejas y cabras, produce metano (CH4), un potente gas de efecto invernadero. Durante la fermentación entérica, los microorganismos que viven en el estómago de estos animales descomponen los alimentos y en este proceso se genera metano, que es posteriormente expulsado por eructos o flatulencias.
En segundo término, los desechos de los animales también generan emisiones de gases contaminantes. El estiércol, cuando se descompone, produce metano y óxido nitroso (N2O), otro gas de efecto invernadero cuya capacidad de calentar la atmósfera es mucho más alta en comparación con el dióxido de carbono (CO2).
Además, la actividad ganadera implica la conversión de tierras para pastoreo o producción de cultivos para alimentar al ganado. Esta transformación puede causar la deforestación, lo cual no solo elimina árboles que absorben CO2 durante su crecimiento, sino que también libera este gas almacenado en la vegetación y el suelo.