La Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés) ha diseñado un ambicioso proyecto para establecer residencias lunares para estadounidenses en el 2040. Este plan es parte del programa Artemis, dirigido a retornar humanos a la superficie lunar y finalmente forjar una presencia sostenible en el satélite, lo cual ha generado gran interés científico y de ingeniería a nivel global.
Para hacer una realidad este objetivo, la NASA contempla la utilización del regolito lunar, un manto de polvo, suelo y roca fragmentada que recubre la superficie de la Luna, así como técnicas de impresión 3D y sistemas robóticos para crear viviendas capaces de soportar las duras condiciones del entorno lunar, tales como temperaturas extremas que pueden oscilar entre -173°C y 127°C, impactos de micrometeoritos y radiación cósmica.
Sin embargo, la falta de un cohete de carga pesada, desde la descontinuación del Saturno V, ha impedido hasta ahora la construcción de estructuras por parte de los seres humanos en la Luna. En respuesta a este desafío tecnológico y logístico, la NASA ha desarrollado un plan progresivo con el fin de establecer una presencia sostenible en el satélite natural de la Tierra para mediados de la presente década, sentando las bases para infraestructuras y hábitats iniciales.
La realización de misiones continuas, el avance tecnológico y las alianzas con entidades internacionales también hacen parte de la estrategia para alcanzar una comunidad lunar autónoma para el 2040. Estas colaboraciones incluyen a la comunidad científica global, la industria privada y otras agencias espaciales, según confirmó FOX News.
Una de estas es ICON, una empresa de tecnología de construcción con sede en Austin, Texas. Según confirmó The New York Times, ICON recibió financiamiento por primera vez de la NASA en 2020, y en 2022 anunció una inversión adicional de 60 millones de dólares para un sistema de construcción espacial que puede ser utilizado para imprimir desde plataformas de aterrizaje de cohetes hasta hábitats, todos con concreto mezclado en el lugar.
Obstáculos y nuevas apuestas
La NASA y la exploración espacial encaran obstáculos importantes para llevar a cientos o miles de humanos al espacio, limitando así la colonización espacial. Los riesgos de radiación cósmica, que pueden incrementar la incidencia de cáncer, y los desafíos de vivir en microgravedad representan barreras significativas.
Estos factores, sumados a la duda sobre la viabilidad económica de sostener una presencia humana en otros cuerpos celestes, han impedido hasta ahora tal expansión. A través de la historia, la financiación pública para este tipo de proyectos ha sido escasa, lo que añade otra capa de complejidad al desafío.
En medio de este panorama, han surgido nuevas apuestas como la del magnate de la tecnología Elon Musk y su compañía SpaceX que a través de la introducción del turismo espacial, contempla enviar civiles a órbita terrestre, la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus siglas en inglés), y eventualmente a la Luna y Marte.
SpaceX ha estado desarrollando la nave Starship, que es clave para estos planes, con la intención de realizar vuelos espaciales más económicos y reutilizables. La empresa ya ha enviado astronautas a la ISS en colaboración con la NASA y ha anunciado misiones como Inspiration4, que fue la primera misión espacial con una tripulación completamente civil entre el 16 y el 18 de septiembre de 2021.
Los planes de turismo espacial de SpaceX también incluyen colaboraciones con otras entidades y empresarios para misiones privadas, como el proyecto dearMoon, que pretende llevar a artistas y creativos en un viaje alrededor de la Luna. Aunque las fechas específicas y los costos de estos viajes no siempre están claros y están sujetos a cambios, lo que sí es evidente es la visión de Musk de hacer el espacio accesible para más personas y a largo plazo, posibilitar la vida humana en otros planetas.