Organizaciones de protección animal investigan si más de 250 conejos, cobayas y ratas enviados para adopción fueron utilizados como alimento para reptiles en Arizona, Estados Unidos. Estos animales habían sido trasladados durante el verano desde la Sociedad Humanitaria de San Diego en California a la Sociedad Humanitaria del Sur de Arizona en Tucson, con la expectativa de que encontraran hogares.
Sin embargo, cuando los 323 animales llegaron a Tucson el 7 de agosto, no ingresaron al refugio local para ser adoptados y en su lugar, fueron entregados a Colten Jones, dueño del negocio Fertile Turtle en Phoenix, especializado en la venta de animales vivos y congelados para alimentación de reptiles, según indicó un comunicado conjunto de ambas entidades protectoras de animales publicado por el diario The New York Times.
Ante los hechos, se emprendió una investigación conjunta entre las organizaciones involucradas y la policía busca esclarecer cómo se efectuó esta transferencia y una conversación por mensajes de texto del 8 de agosto revelado por el medio local KVOA podría ser clave en el caso.
“¿Tienes la capacidad de congelar un montón de cobayas y/o conejos?” preguntó Jones a otro hombre de quien se negó a que fuera revelada su identidad. “No tengo la mano de obra para poder hacerlo a tiempo para el show y es demasiado tiempo para mí” fue su respuesta. En la conversación, los hombres al parecer se referían a una exposición de reptiles en Pomona, California, según el mismo medio.
Gary Weitzman, presidente de la Sociedad Humanitaria de San Diego, describió el mensaje como “el más horrible que he visto en mi vida” y manifestó su consternación al indicar que nunca habría enviado a los animales si hubiera conocido el presunto propósito de Jones. “En mis 30 años de experiencia en la protección de los animales no había ocurrido nada parecido”, dijo. “Es simplemente horroroso”.
Tanto la organización de San Diego como la del del Sur de Arizona, han contratado investigadores privados y no descartan emprender acciones legales. Este hecho, también llevó a que la Sociedad Humanitaria del Sur de Arizona despidiera a su CEO, Steve Farley, y aceptó la renuncia de su director de operaciones, Christian Gonzáles, quienes habían supervisado la transferencia de los animales.
“La junta determinó que hubo una negligencia terrible por parte de la antigua dirección a la hora de examinar adecuadamente el destino de estos animales y garantizar que, dondequiera que fueran, fueran adoptados como mascotas”, declaró al Times, Robert García, presidente del consejo de la Sociedad Humanitaria del Sur de Arizona.
Según confirmó el diario neoyorquino, González y Farley se negaron a hacer declaraciones al respecto y lo único que expresó este último, fue hace un mes a través de un comunicado remitido a la agencia de noticias The Associated Press, en el que declaraba que no tuvo participación directa en el transporte o ubicación de los animales y que “las acusaciones posteriores me han inquietado mucho”.
Aunque una parte de los animales pudo ser recuperada, se desconoce el paradero de 259 roedores, Robert García sugiere que pueden haber sido usados para alimentar reptiles, mientras que las dos sociedades protectoras de animales involucradas, buscan restablecer la confianza del público y continuar su misión de defender el bienestar animal, pidiendo transparencia y responsabilidad sobre el incidente.