La presentación de Martin Baron ante el público que lo esperaba en Miami Book Fair sonó a verificación de la Ley de Murphy: “Si algo puede fallar, fallará”. El legendario periodista, ex director editorial de The Washington Post, supo el auditorio, llevaba siete meses en ese cargo cuando le anunciaron que el periódico cambiaba de dueño, y que el nuevo sería alguien que no sabía de medios y que tenía un perfil muy alto: Jeff Bezos. Poco más de dos años después, Donald Trump, quien hizo campaña contra la prensa por considerarla “la forma más baja de la humanidad”, llegaba a la presidencia de los Estados Unidos.
Se escucharon risas en el auditorio mientras Baron subía al escenario para presentar su primer libro, Collision of Power: Trump, Bezos, and The Washington Post, en diálogo con el vicepresidente ejecutivo de One Community One Goal en Miami-Dade Beacon Council, Matt Haggman.
Baron es uno de los periodistas más destacados de Estados Unidos, donde trabajó en The Miami Herald, The Boston Globe (medio en el que lideró una de las investigaciones más resonantes sobre abusos sexuales en la Iglesia Católica), Los Angeles Times y The New York Times. Vivió acontecimientos de gran impacto en la historia reciente de su país: coberturas como las controvertidas elecciones de 2000, decididas por la Corte Suprema en favor de George W. Bush; los ataques terroristas del 11 de septiembre; el caso del niño balsero Elián González; el colapso del mercado de hipotecas subprime en 2008 y sus consecuencias globales; el ascenso al poder de Barack Obama, el primer presidente afroamericano de Estados Unidos, y la pandemia de covid-19.
Se retiró a comienzos de 2021, 20 días después del episodio que le valió el premio Pulitzer número 11 a The Washington Post bajo su dirección editorial: el asalto al Capitolio que realizaron los seguidores del ex presidente Donald Trump. Pero poco tardó Baron en volver al trabajo, aunque ya no en un periódico.
Colisión de poder: Trump, Bezos y The Washington Post es a la vez una memoria personal de la profesión de alguien que comenzó cuando el mundo era muy distinto —”conservo mi máquina de escribir Underwood”, contó—, una mirada íntima a la gestión de Bezos en The Washington Post y, sobre todo, una crónica de cómo Trump intentó por todos los medios desacreditar al periódico y al periodismo independiente, con un conocimiento directo de los conflictos entre las fuerzas que hoy presionan la democracia: el poder político, el económico y el tecnológico y los medios. Baron desgrana sus historias mediáticas, la mayoría de las cuales implican a Trump, en gran parte cronológicamente, en esta crónica apasionante de la política y el periodismo durante una década de agitación.
—Empecemos por Trump —propuso Haggman, seriamente, y Baron bromeó:
—Sin dudas le encantaría.
La prensa ante un presidente autoritario
El libro comienza con el detalle de una comida en la Casa Blanca, el 15 de junio de 2017, a la que Baron asistió con Bezos y que marcó el desafortunado tono de la relación que seguiría entre Trump y el Post. Al final de la presentación, el periodista leyó un fragmento de esas primeras páginas, que hizo reír al público una vez más: “Su lista de quejas parecía interminable. Primero estaba la prensa, y por encima de la prensa estaba el Post. Éramos horribles, dijo repetidamente. Lo tratábamos injustamente. Y cada vez que lo decía, me golpeaba en el hombro con el codo izquierdo”. Estaban sentados a la mesa y la tierra no se tragaba a Baron.
—También te llamaba por teléfono —siguió Haggman—. Danos una idea de cómo eran esos intercambios, si se trataba de una conversación o sólo de escuchar.
—Eran llamadas, no conversaciones. Y ocurrieron después de esta cena. Trump llamó para quejarse de algunas notas.
La primera fue para quejarse sobre dos de los corresponsales del periódico en la Casa Blanca: “Dijo que el artículo lo había retratado como un niño. Y pronunció unas palabras que nunca pensé que iba a escuchar del presidente de Estados Unidos. Dijo: “Yo no soy un niño”. Y debo confesar que me resultó un poco... infantil”.
Días más tarde Trump volvió a llamar a Baron. “Se quejó de otra nota y se puso a despotricar que todo se debía a Amazon, a Bezos. Lo había oído decir eso durante la campaña y después de su asunción. Estaba tan harto de escucharlo decir eso. Sólo respondí: ‘Bueno, eso no es cierto. Y usted sabe que no es verdad’. Estalló en palabrotas, dijo que periódico no era más que una máquina de odio, que todo era por Bezos, Amazon, etcétera. La conversación siguió así, sólo él hablando, que supongo que es su definición de una conversación. Se prolongó tanto que me encontré mirando la hora, pensando en el trabajo que tenía hacer. Así que hice lo que siempre cuando quiero terminar algo: ‘Bueno, gracias por haber llamado y compartido su perspectiva’. Fue la última vez que supe de él”.
Actualmente Trump es el precandidato republicano a la presidencia que lidera las encuestas, y Haggman le preguntó a Baron cómo debería ser una cobertura periodística de su campaña.
La cobertura ya está sucediendo, reconoció el autor de Collision of Power. “Estoy viendo bastante, me gustaría ver aún más. Creo que lo importante es hacer foco en qué hará si vuelve a la Casa Blanca en lugar de prestar tanta atención a cuál es su posición en las encuestas. ¿Dónde debería estar el énfasis de la cobertura? En lo que él haría a partir de su primer día como presidente, y él ha sido bastante sincero al respecto, no ha ocultado nada. Y lo que ha estado diciendo es la definición del autoritarismo. Es el único político al que he oído hablar de suspender la Constitución de Estados Unidos. Él, que cuando asumió el cargo, juró defenderla. Ha hablado de usar al ejército para reprimir protestas legítimas en el marco de la Ley de Insurrección. Ha hablado de presentar cargos por traición contra el ex jefe del Estado Mayor Conjunto. Ha hablado de usar el Departamento de Justicia para perseguir a sus enemigos políticos, para procesarlos e idealmente, encarcelarlos y tal vez algo peor. Todo eso es la definición del autoritarismo. No es mi opinión”.
La pausa se escuchó en el auditorio. Baron completó: “Y además, por supuesto, ha hablado de aplastar a la prensa libre e independiente. Así que creo que tenemos que concentrarnos en eso y un poco menos en la competencia política, que es como una carrera de caballos”.
Los ataques “consistentes, deshumanizadores” de Trump a la prensa
Haggman tenía varios temas para conversar con Baron, así que anunció que el público podría hacer preguntas porque, dijo, “estoy seguro de que habrá muchas más sobre Trump”. Ese fue el caso: casi todas las preguntas aludieron al republicano. Y la primera fue por la manera en que el periodismo, en tanto agente de la sociedad civil, tendría que informar en la campaña electoral 2024. “Si lo eligen, y él ha sido muy abierto al respecto, están eligiendo a alguien que pretende aplicar medidas de forma autoritaria. Esa va a ser la decisión del pueblo estadounidense. Pero nosotros, en la prensa, tenemos un papel que desempeñar: decirle a la gente lo que podría estar por venir”.
Otra pregunta abordó la comparación entre el modo en que Richard Nixon, el presidente que debió renunciar, para evitar el impeachment, por el Caso Watergate, y el modo en que Trump trataron a la prensa.
Baron recordó que Nixon atacaba a la prensa todo el tiempo y que su primer vicepresidente, Spiro Agnew (quien debió renunciar por corrupción) hablaba de “los charlatanes del negativismo”. Nixon trató de presentar la investigación del Post que reveló el escándalo del edificio Watergate como “una empresa partidista”. Sin embargo, argumentó, “sus ataques a la prensa no eran ni de cerca tan consistentes, tan despiadados, tan deshumanizadores como los de Trump, quien los hizo parte de su estrategia en la campaña y en la Casa Blanca”. Recordó que en una entrevista le preguntaron a Trump por qué seguía atacando a la prensa. “Para que nadie crea nada de lo que usted dice cuando me critica”, le respondió a la periodista.
Ese afán por socavar los hechos, que se vio durante la campaña 2016 con las noticias falsas diseminadas por las redes sociales, podría volver a manifestarse en las próximas elecciones estadounidenses. Ahora, además, se ha popularizado una nueva herramienta tecnológica, la inteligencia artificial.
—¿Cómo prevé el ambiente informativo en la campaña de 2024? —preguntó Infobae.
—Me preocupa mucho que haya muchas imágenes y audios inventados y que la gente los acepte como verdaderos. Eso podría tener un tremendo impacto en las elecciones. Y en este país, en realidad en ninguno, no tenemos un sistema para verificar o refutar rápidamente esas grabaciones e imágenes visuales. Eso podría ser un verdadero problema. Tenemos que empezar a desarrollar rápidamente sistemas para hacer frente a esto. Eso va a requerir una tremenda colaboración entre las instituciones periodísticas y los académicos que se especializan en el tema. Tendremos que trabajar a una velocidad que nunca antes alcanzamos.
El regalo de internet al periodismo
El cambio de tema de Haggman fue bien recibido por el auditorio, ya que incluía otro nombre fuerte: cómo había sido la experiencia de la llegada de Bezos a The Washington Post. “Lo primero que hizo fue cambiar toda nuestra estrategia”, sintetizó Baron. El periódico, que se había centrado en las noticias regionales (después de todo, la región contenía a Washington DC, el corazón del poder en Estados Unidos), debió asumir ”la increíble oportunidad de ser nacionales y globales, porque internet nos había hecho ese regalo”.
¿Regalo? Las redes sociales destruyeron el modelo de negocios del periodismo, se rió Baron ante la ocurrencia de Bezos. ”Bueno, el regalo es que se puede distribuir su periodismo en todas partes digitalmente, es decir sin costo adicional”, dijo el dueño de Amazon. “Acepta el regalo”.
En tanto director editorial del Post, a Baron le tocó aceptarlo y decir gracias, lo cual implicó innovar en todos los aspectos, desde el tecnológico hasta el modo en que se escriben las noticias. ”Si no lo hubiéramos hecho, creo que el Post estaría hoy en muy mal estado”, analizó.
Un capítulo entero de Collision of Power está dedicado a la adopción, por primera vez en los 140 años del Washington Post, del lema “Democracy Dies in Darkness” (”La democracia muere en las tinieblas”). Haggman le preguntó por eso. “Fue una verdadera lucha”, dijo Baron sobre el proceso de elección de la frase. “En marketing no se utilizan ideas como oscuridad o muerte”, se rió, y el auditorio lo siguió. “Pero fuimos con eso y funcionó increíblemente bien”.
En parte, analizó, se debió a la estrategia más general del Post, que no quería ser un producto simplemente, un diario que se compra y se tira —o que se paga en la web y no se visita—, sino “una idea a la que la gente quisiera pertenecer”. Un periódico, explicó, “es diferente de otros productos”. En primer lugar, existe una relación real entre los periodistas y los lectores: “Ellos tienen una expectativa, quieren que cumplamos una misión”. Y el lema hablaba de eso precisamente.
—Creo que lo que más me ha llamado la atención de su libro es su defensa de los valores tradicionales del periodismo, como la objetividad, que podría decirse que se ha perdido. Háblenos de ello —propuso Haggman.
—La idea equivale al enfoque científico: uno tiene una hipótesis y para escribir una historia tiene que probarla. Hay que seguir las pruebas, con una mentalidad abierta. Tenemos que reconocer nuestras ideas preconcebidas, nuestros sentimientos, pero ir más allá y hacer un trabajo independiente, exhaustivo, riguroso. Y sólo entonces le decimos a la gente lo que realmente hemos encontrado. La objetividad admite que no conocemos las respuestas y que salimos a buscarlas. En periodismo vemos el mundo a través del ojo de una cerradura, y tratamos de trabajar para empujar un poco la puerta y ver más a través de la rendija. Y, si tenemos suerte, la puerta se abre y vemos la imagen completa. Lo que me preocupa es que hoy hay demasiada gente en nuestra profesión que piensa que conoce las respuestas antes de embarcarse en el reportaje.
Periodismo es innovación
Además de los valores éticos del periodismo, Collision of Power aborda la práctica cotidiana de un editor responsable de un medio en una coyuntura de cambio tecnológico acelerado. Y, como en cualquier organización humana, el cambio es un desafío en los medios. “Usted habla sobre la cultura de la sala de redacción, que puede ser realmente reacia al cambio”, planteó Haggman. “¿Cómo se innova en ese entorno?”.
Baron evocó su Underwood y la resistencia de muchos periodistas a pasar de la máquina de escribir a la computadora. También la adopción del color en los periódicos: “Se veía como un abaratamiento del producto”. La masificación de internet no fue mejor recibida: “Había mucha gente reacia a hacer las cosas necesarias para tener éxito en la red”, contó el periodista. “Teníamos que cambiar los formatos de nuestras historias pero los periodistas querían seguir haciendo lo mismo de siempre”.
No era una cuestión de valores: “Al contrario, creo que debemos aferrarnos a los valores periodísticos”, siguió Baron. “Pero teníamos que cambiar la forma en que difundimos las noticias y algunos de los formatos que usábamos para narrarlas, porque el público hoy procesa la información de forma diferente, mucho más visual. No podemos ignorar que así es como la gente quiere obtener su información. ¿Cómo nos adaptamos? Y más: ¿cómo lo aceptamos gustosamente para tener éxito? ¿Cómo nos entusiasmamos y nos convertimos en expertos? Si no lo hacemos, alguien más lo hará. Y ganará la competencia”.
Actualmente el periodismo enfrenta otra ola de cambio: la inteligencia artificial (IA). Infobae preguntó a Baron qué opina sobre la IA en los medios, tanto en los aspectos del modelo de negocios como en la ética.
—Depende de cómo se use la IA generativa. Creo que si se utiliza bien puede ser constructiva para las empresas periodísticas. En términos de gestión del tiempo, por ejemplo: los periodistas tienen que hacer tantas cosas diferentes a toda velocidad que es una gran carga para ellos. Desde los titulares para aparecer en los buscadores hasta las redes sociales, pasando por la actualización constante y la selección de fotos, y todo eso mientras intentan informar. Creo que la IA puede ayudar significativamente en la gestión del tiempo si se utiliza de manera constructiva, con la información contenida dentro de una organización que ya está verificada; no así con información recopilada (en los grandes modelos lingüisticos), que tienen problemas. Los llaman alucinaciones: deberían llamarlos invenciones. Eso es un riesgo.
Quién es Martin Baron
Baron ha dirigido destacadas redacciones de medios influyentes como The Miami Herald, The Boston Globe y The Washington Post, además de ocupar posiciones de importancia en Los Angeles Times y The New York Times, durante eventos de gran impacto en la historia reciente de su país. Su carrera periodística ha estado marcada por coberturas como las controvertidas elecciones de 2000, decididas por la Corte Suprema en favor de George W. Bush; los ataques terroristas del 11 de septiembre; el caso del niño balsero Elián González; el colapso del mercado de hipotecas subprime en 2008 y sus consecuencias globales; el ascenso al poder de Barack Obama, el primer presidente afroamericano de Estados Unidos, y la pandemia de covid-19.
Como director editorial de The Boston Globe, Baron lideró una de las investigaciones más resonantes sobre abusos sexuales en la Iglesia Católica, y reveló una sistémica ocultación de crímenes sexuales contra menores en la Arquidiócesis de Boston. Esta labor de destape periodístico, llevada a cabo a principios del siglo XXI, inspiró la película Spotlight, en la cual Liev Schreiber caracterizó a Baron, ganadora del Oscar en 2015. La tarea de Baron permitió cuestionar la inacción cómplice en el caso del sacerdote John Geoghan, acusado por 25 víctimas de abuso y defendido por abogados vinculados al Vaticano.
Las consecuencias judiciales de la denuncia de The Boston Globe trascendieron las fronteras. El eco del escándalo se extendió internacionalmente, con repercusiones y procesamientos similares en países como Chile, Argentina, Canadá, Irlanda, Australia y Nueva Zelanda. En Massachussetts, el cardenal Bernard Law fue acusado de encubrir a Geoghan al reasignarlo a otros destinos, donde persistieron los abusos. El periódico mereció seis premios Pulitzer.
Si se los suma al que recibió The Miami Herald durante la gestión de Baron y a los 11 de The Washington Post, con investigaciones sobre la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) y sobre las irregularidades financieras en la campaña presidencial de Trump, el periodista acumuló 18 Pulitzer.
Fotos: Nacho Films (@nachomartin)