Los escritores Guillermo Arriaga (México, 1958) y William Ospina (Colombia, 1954) llegaron el domingo 18 de noviembre a la Feria de Libro de Miami para conversar con la periodista y productora de televisión Luz María Doria. Ambos escritores estuvieron allí para presentar sus más recientes novelas: Arriaga, Extrañas, inscrita en la tradición del bildungsroman o novela de aprendizaje, y Ospina, Pondré mi oído en la piedra hasta que hable, una novela histórica sobre la vida del científico e historiador Alexander von Humboldt.
Arriaga, además de ser un destacado novelista — recibió el premio Alfaguara de Novela 2020— también ha sobresalido por su labor en el cine, principalmente como guionista. Suyos son los guiones de los filmes de Alejandro González Iñárritu Amores perros (2000), 21 gramos (2003) y Babel (2006), en su conjunto conocidas como Trilogía de la muerte; las tres recibieron nominaciones a los premios Oscar.
Extraña cuenta la vida del joven William Burton, primogénito de una casa noble muy poderosa, que al tener contacto con personas diferentes (extrañas) decide estudiar medicina, dejando atrás su condición y deber como heredero. El título de la novela se refiere “a un tipo de personas que tienen una anomalía que solo se presenta cada 300 años”, explicó Arriaga y luego añadió, “hay alrededor de siete u ocho personas en los últimos 2000 años”.
Una curiosidad de la novela, que a la vez muestra el gran manejo que tiene Arriaga del castellano, es que no utiliza palabras que hayan surgido después de 1790, y esto lo logra sin caer en arcaísmos. “No hay un solo qué, porque, aunque o para que en la novela, no hay ningún adverbio terminado en mente, y la puntuación trata de reflejar la que había en esa época”, explicó.
La novela es también una defensa de la ciencia: William Burton se enfrenta a prejuicios religiosos y cuestionamientos a la validez de la ciencia. Por ello es notable su relevancia actual, con el auge del movimiento anti-vacuna, el terraplanismo y las posturas negacionistas. Arriaga sin embargo advirtió que no hubo intención de esto. “Yo no trato de dar ningún tipo de moraleja o de hacer símiles con la época contemporánea”. Sí expresó estar sorprendido con el crecimiento de “un movimiento oscurantista”.
El mexicano también comentó que no ve diferencias entre hacer literatura y escribir para cine. “¿Recuerdas el ‘una rosa es una rosa es una rosa’? Una escritura es una escritura es una escritura. En ambos casos es literatura”.
William Ospina es uno de los escritores contemporáneos más destacados. Ha recibido los premios Rómulo Gallegos y Casa de las Américas, además del Premio Nacional de Colombia en tres ocaciones distintas, por ensayo, poesía y literatura respectivamente. Ospina ha participado también en la política y es un ferviente comentarista de la actualidad de su país. Su primera novela fue Ursúa (2005), la cual Gabriel García Márquez catalogó como “el mejor libro del año”, da inicio a una trilogía sobre la conquista continuada por El país de la Canela (2008) y La serpiente sin ojos (2012).
En Pondré mi oído en la piedra hasta que hable, Ospina invita a seguir al científico Alexander von Humboldt en su viaje por la geografía sudamericana. El escritor contó que era un libro que lo había estado persiguiendo por mucho tiempo. El título proviene de un poema sobre Humboldt que escribió en 1992. “Quería escribir algo sobre Humboldt, pero sabía que ignoraba todo sobre él. De Humboldt, “que vivió tanto” (murió con casi 90 años), le interesaba más su recorrido por América, “sobre todo por la América equinoccial”.
Aunque siempre le interesó el tema, “supe que no iba a ser capaz de escribir el libro sobre él”. Humboldt vivió, viajó y escribió tanto, que su vida es inabarcable. También escribió muchísimo, apenas dejando algo que decir sobre él. Sin embargo, expresó Ospina, “después supe que tenía que escribirlo aunque no fuera capaz”. En eso estuvo los últimos años. El libro “me persiguió tanto que ya había escrito el título hace 30 años”.
Un público entusiasta abarrotó el salón del Wolfon Campus de Miami Dade College, donde tuvo lugar la presentación, desviviéndose en aplausos al final.