En Estados Unidos, los maridos con empleo disfrutan de más tiempo libre que sus esposas en igual condición laboral. Este es el resultado de un análisis del Centro de Investigación Pew y del Buró de Estadísticas de Trabajo de los Estados Unidos, el cual indicó que los maridos empleados destinan un promedio de 28 horas semanales al ocio, mientras que las esposas trabajadoras sólo unas 26 horas a estas mismas actividades.
La diferencia en el tiempo libre aumenta con la presencia de hijos menores de 18 años en el hogar. Los adultos casados y empleados con hijos en estas edades dedican un promedio de 24.5 horas semanales a descansar y relajarse, en comparación a las 30.4 horas que dedican aquellos que no los tienen.
En particular para los hombres casados y con empleo que tienen al menos un hijo menor de 18 años en casa, el tiempo libre promedio es de 25.7 horas semanales. En comparación, las mujeres en la misma situación dedican 22.8 horas, lo que representa una diferencia de 2.9 horas.
La brecha de género en el ocio
Este estudio también reveló que el tipo de actividades de ocio varía dependiendo del género. Aunque ambos sexos suelen dedicar gran parte de su tiempo a relajarse y ver televisión, los hombres logran disfrutar más de estas actividades, con un promedio de 15.5 horas semanales viendo televisión, comparado con las 13.2 horas que pasan las mujeres en la misma situación.
Sin embargo, se resalta otra diferencia notable por parte de las mujeres empleadas, quienes dedican ligeramente más tiempo que los hombres a actividades de socialización y comunicación, como pasar tiempo con amigos o familiares. Además, se encontró que las esposas con trabajo dedican más tiempo a dormir que sus cónyuges, con un promedio de 60.3 horas semanales contra las 58.8 horas de los hombres.
Inequidad en la repartición de tareas
A pesar de que en una proporción cada vez mayor los esposos y las esposas están ganando en promedio lo mismo, existe una inequidad en la repartición de las tareas del hogar, según estableció otro estudio del Centro de Investigación Pew. El aporte económico de las mujeres en los matrimonios estadounidenses ha registrado un constante crecimiento a lo largo de los últimos 50 años.
Actualmente, en el 29% de los matrimonios, ambos cónyuges obtienen ingresos similares, mientras que en el 55% de estos, el esposo sigue siendo el principal o único proveedor. Por otro lado, en un 16% de los matrimonios, la esposa es la principal fuente de ingresos de la pareja.
Sin embargo, a pesar de una mayor igualdad en las contribuciones financieras, las tareas domésticas y de cuidado todavía recaen en su mayoría sobre las mujeres, incluso en aquellos casos en que la esposa es el sostén principal.
Solamente en las parejas donde la mujer es la única proveedora, los maridos dedican más tiempo que ellas a las tareas de cuidado. Además, “la sociedad sigue otorgándole mayor valor a las contribuciones laborales de los hombres que a las domésticas” resaltó Pew.
La proporción de matrimonios en los que el hombre es el principal o único proveedor también ha disminuido considerablemente en las últimas cinco décadas en Estados Unidos. En 1972, el 49% de los matrimonios encajaban en este patrón, mientras que en la actualidad, esta cifra se sitúa en el 23%.
La opinión pública estadounidense mantiene posturas diversas sobre cuál debería ser el rol económico de cada cónyuge. Aproximadamente, la mitad de la población piensa que los hombres prefieren ganar más que sus esposas, mientras que solo el 3% estima que a los hombres les gustaría que sus esposas ganaran más que ellos.
Respecto a las mujeres, el 22% de los estadounidenses cree que ellas prefieren tener un esposo que gane más, mientras que el 26% supone que a la mayoría le gustaría ganar lo mismo que sus maridos. Sólo el 7% considera que a la mayoría de las mujeres les gustaría superar económicamente a su pareja.