Con el inicio de la temporada de sembrado, Florida experimenta una notable escasez de trabajadores agrícolas. Una investigación del The Miami Herald reveló que la ley SB 1718, que entró en vigor el 1 de julio del 2023, podría intensificar la crisis laboral en el sector agrícola, ya que gran parte de esta fuerza laboral proviene de inmigrantes indocumentados.
Los hallazgos indican que muchas plazas laborales en el sector permanecen sin llenar, lo que preocupa especialmente a las pequeñas granjas familiares en el condado de Miami-Dade, un destacado contribuyente al mercado agrícola del estado y del país.
El nuevo marco legal ha instaurado un clima de temor entre los trabajadores inmigrantes, que constituyen una parte sustancial de la fuerza laboral agrícola. Testimonios recopilados en Homestead, una región agrícola clave en el sur del condado de Miami-Dade, revelan que muchos abandonaron la zona por miedo a la deportación.
Esta situación ha llevado a algunos legisladores que inicialmente apoyaron la ley, a exhortar a los trabajadores inmigrantes a no dejar el estado. A pesar de tales llamamientos, la ley parece haber disuadido a muchos de continuar trabajando en los campos de Florida.
La escasez de trabajadores no solo afecta la agricultura. Tras desastres naturales como el huracán Ian, organizaciones como Resilience Force, compuesta en gran parte por inmigrantes, han sido fundamentales en las labores de reconstrucción. Sin embargo, con la nueva legislación, muchos de sus miembros temen acudir en ayuda al complicar los esfuerzos de recuperación en casos de desastres.
El calendario agrícola de Florida marca agosto como el inicio de la siembra para asegurar alimentos hacia finales de otoño e invierno. Sin embargo, la Dra. Kimberly Morgan, de la Universidad de Florida, señala que la demanda de trabajadores alcanza su pico durante la cosecha y el envasado, periodos críticos que ahora enfrentan incertidumbre dada la actual crisis laboral.
Ante la falta de trabajadores, una posible ruta que enfrentan las empresas agrícolas es aumentar la contratación de trabajadores extranjeros a través del programa H2-A. Aunque este programa proporciona una ruta legal para la contratación, también trae consigo costos elevados y críticas por parte de defensores de derechos humanos, quienes señalan que puede prestarse a la explotación laboral.
La ley SB 1718 no solo impacta las labores agrícolas y de reconstrucción, sino que también resalta la dependencia de Florida de la mano de obra inmigrante en sectores críticos. Con la nueva legislación, el temor a la deportación entre los inmigrantes parece estar en conflicto directo con las necesidades laborales del estado, lo que plantea un desafío significativo para las industrias afectadas y la economía de Florida en general.