Un fenómeno atmosférico sin precedentes fue descubierto en el planeta Júpiter por el telescopio espacial James Webb. Se trata de una corriente en chorro de alta velocidad, moviéndose a 515 kilómetros por hora, el doble de la rapidez de los vientos más potentes de un huracán categoría 5 en la Tierra, confirmó la NASA.
Este descubrimiento fue posible gracias a las avanzadas capacidades de Webb, un telescopio espacial diseñado por la NASA, la Agencia Espacial Europea y la Agencia Espacial Canadiense, que fue lanzado al espacio el 25 de diciembre de 2021. Júpiter fue uno de sus primeros objetivos observados en julio de 2022 y desde entonces, ha enviado a la Tierra información sorprendente sobre ese planeta.
El gigante gaseoso y planeta más grande del sistema solar, siempre ha sido objeto de observación por parte de misiones y telescopios anteriores debido a su tumultuosa atmósfera y patrones climáticos complejos. Sin embargo, las notables capacidades de Webb, le han permitido explorar las capas de mayor altitud de la atmósfera de Júpiter, brindando una visión sin precedentes de este entorno extremo, confirmó la NASA.
Qué es una corriente de chorro
Una corriente en chorro atmosférica, o jet stream, es un fenómeno climático que se caracteriza por la presencia de fuertes vientos concentrados en una banda angosta y larga en la atmósfera de un planeta. Estas corrientes son un producto del encuentro entre masas de aire de diferentes temperaturas.
Cuando el aire cálido de latitudes bajas se encuentra con aire frío de latitudes más altas, el planeta, en este caso Júpiter, al girar, fuerza a este aire a moverse en patrones de onda. Esto resulta en la formación de ríos de viento en la atmósfera que fluyen de Oeste a Este a velocidades de cientos de kilómetros por hora.
En el caso de la Tierra, estas corrientes en chorro tienen un impacto significativo en la formación y trayectoria de los sistemas de tormentas y, por lo tanto, son determinantes para la predicción del clima y el estado del tiempo meteorológico.
El descubrimiento
El equipo de científicos liderado por Ricardo Hueso, profesor de física en la Universidad del País Vasco en España y autor principal del estudio, utilizó la capacidad de Webb para capturar luz infrarroja y detectar cambios en la atmósfera de Júpiter. Webb, ha permitido a los investigadores no sólo observar una corriente en chorro atmosférica nunca antes vista, sino también conocer a qué velocidad se mueve.
“Esto es algo que nos ha sorprendido totalmente”, afirmó en un comunicado de prensa publicado por Business Insider, el profesor Hueso. “Lo que siempre hemos visto como brumas borrosas en la atmósfera de Júpiter aparecen ahora como rasgos nítidos que podemos rastrear junto con la rápida rotación del planeta”.
El fenómeno descubierto, se sitúa en el ecuador de Júpiter, sobresaliendo aproximadamente 40 kilómetros por encima de las nubes primordiales del planeta y desplazándose a unos impresionantes 515 kilómetros por hora. Con un diámetro de más de 4800 kilómetros, este jet stream fue capturado por la cámara infrarroja cercana del telescopio que toma fotografías del planeta gasificado cada 10 horas a través de cuatro filtros diferentes.
El telescopio Webb no solo dio lugar al descubrimiento de la corriente en chorro, sino que admitió una percepción más clara de las capas atmosféricas superiores de Júpiter, que se elevan entre 25 y 50 kilómetros sobre las cumbres de las nubes del planeta. Contrariamente a las visualizaciones borrosas generadas por telescopios anteriores debido a la bruma de la atmósfera, Webb ha logrado captar imágenes con una nitidez sin precedentes.
Estos avances en las observaciones se deben a las capacidades combinadas del telescopio Webb y su antecesor Hubble. Los datos paralelos recopilados permitieron a los astrónomos comparar los vientos de las capas altas e inferiores de Júpiter, brindándoles una visión profunda de las dinámicas internas del planeta.
Esta información será esencial en futuras investigaciones sobre el comportamiento de la corriente en chorro, como posibles cambios en velocidad y altitud. Los científicos esperan que las próximas observaciones de Júpiter con Webb puedan arrojar más luz sobre este fenómeno atmosférico, y quizás revelar más sorpresas.