El difícil acceso a la vivienda y las precarias condiciones económicas han acrecentado las cifras de personas que viven en sus vehículos en estados como California. Un fenómeno que llevó a la creación de los “estacionamientos seguros”, a menudo ubicados en exteriores de iglesias, estas instalaciones nocturnas buscan mitigar los riesgos asociados, como el acoso o los robos.
Según un estudio de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) recogido por The New York Times, este grupo conocido como “sin hogar móviles”, es uno de los segmentos de población sin vivienda de más rápido crecimiento en la Unión Americana.
California alberga la mayor cantidad de estos estacionamientos seguros que cualquier otro estado, con más de dos docenas, desde Santa Rosa hasta San Diego.
Según registros del estado, el primer estacionamiento seguro se abrió en Santa Bárbara en 2004 gracias a la visión de un supervisor del condado y la organización sin fines de lucro Nuevos Comienzos, que desde entonces, brinda capacitaciones para ampliar la creación y el el acceso a estos lugares, a quienes más lo necesitan.
Sin embargo, no parecen ser suficientes los esfuerzos en el estado de California por darle un hogar seguro a estas personas, según The New York Times, algunas ciudades están accionando medidas contra quienes duermen en sus carros.
De acuerdo con un informe de 2019 del Centro Nacional de Derecho de los Sin Techo, las restricciones legales para vivir en vehículos han aumentado en un 213% desde 2006, evidenciando la tensión creciente entre las ciudades que intentan limitar la desorganización visual de los estacionamientos públicos y las personas atrapadas dentro de estos automóviles sin tener otro lugar a donde ir.
Algunos casos
Uno de los rostros de la crisis es David Mays, un anciano de 69 años cuya historia fue relatada por el medio local, Los Angeles Times. Mays ha estado viviendo en su Chevrolet Malibú durante casi dos años, esperanzado por que llegue el día en que obtenga una casa propia.
Mientras ese anhelado momento llega, Mays se aparca cada noche en un estacionamiento del centro de Los Ángeles administrado por Safe Parking L.A. en California. Allí lo acompañan varios adultos mayores, quienes según cifras del mismo diario, se encuentra dentro del grupo poblacional de más crecimiento entre quienes no tienen hogar.
“Nunca pensé que estaría de este lado de la valla” declaró al medio, entre lágrimas, una mujer de 64 años, al recordar que la pandemia del Covid-19 no sólo la dejó sin esposo, quien murió a causa del virus, sino también sin casa tras perderla por una ejecución hipotecaria.
Eduardo, de 73 años y su pareja de toda la vida, Reina, de 69, cumplen al pie de la letra aquella promesa que hicieron en el altar, de permanecer juntos “en la riqueza y en la pobreza”. Ambos convirtieron su carro modelo Chevy Cruze en un hogar. Él trabajaba como mensajero durante el día y ella lo hacía como costurera, pero la pandemia llevó al cierre de la fábrica donde laboraba dejándola desempleada.
A pesar de las incomodidades a las que se deben enfrentar estas personas en el interior de sus vehículos, el Safe Parking L.A. es uno de los mejores en su tipo: está bajo un garaje cubierto, cuenta con personal de seguridad y con un baño completo en lugar de un orinal portátil. El ingreso es a partir de 19.30 y pueden permanecer hasta 12 horas en el sitio.
El Long Beach City College en California también destinó un estacionamiento completo a sus estudiantes sin hogar. Según información del centro educativo, todo inició en 2021 cuando cerca de 70 jóvenes pasaban la noche en sus carros y aunque algunos argumentaron que no era una solución a largo plazo, la urgente necesidad de un espacio seguro llevó a la apertura del estacionamiento de forma permanente.
Más que un estacionamiento
Safe Parking L.A., fundada en 2017 cuenta con una demanda alta y plazas limitadas. Alrededor del 44% de sus 200 clientes tiene 55 años o más, mientras que el 21% se encuentra en el rango de 62 años en adelante.
Mientras algunos de ellos afrontan problemas legales, de adicción, desafíos de salud mental y física, e incluso de segregación familiar y traumas, otros simplemente son víctimas de la dura realidad de vivir en Los Ángeles, donde el costo de vida supera los salarios, golpeando con más fuerza a las personas afroamericanas y latinas.
El programa ofrece algo más que un estacionamiento seguro gratuito, sus administradores ayudan a los ciudadanos a trazar una ruta para salir de su precaria situación, colaborando en la preparación de la documentación, exploración de opciones habitacionales, enlaces a servicios sanitarios y asistencia con el mantenimiento de sus vehículos.