Estados Unidos retomó este miércoles los vuelos de deportación a Venezuela, en un esfuerzo del gobierno de Joe Biden por contener el creciente número de solicitantes de asilo y de ingresantes indocumentados en su territorio.
En las últimas horas, despegó desde la ciudad de Harlingen, en Texas, un Boeing 737 de la compañía chárter ICE Air que, tras una breve parada en Miami, llegó horas más tarde a las afueras de Caracas, con unos 130 venezolanos. Entre ellos, había hombres y mujeres que fueron trasladados hasta la nave en autobuses y llevaban esposas y tobilleras. También fueron inspeccionados antes de abordar.
“Este vuelo a Venezuela es el primero que he visto en mi carrera, completo de venezolanos que regresan a su país”, explicó el director ejecutivo adjunto en funciones de la Oficina de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos, Corey Price, y sumó que “planeamos tener varios más de estos en los próximos días y semanas”.
México anunció que recibirá a algunos de estos venezolanos por miedo a que el régimen de Maduro no lo haga.
Esta es la primera vez en años que Washington deporta a migrantes venezolanos y responde a la crisis en este terreno que Estados Unidos atraviesa, ante la llegada de ciudadanos de varios países de la región, que escapan de sus hogares en busca de mejores condiciones de vida o huyendo de los regímenes. Estas acciones, en línea con la exención del Departamento de Transporte sobre restricciones de viaje, colocará a Venezuela entre los principales destinos de deportaciones.
Las autoridades definieron darle prioridad en estos vuelos a los recién llegados así como a quienes han cometido delitos y los que hayan recibido órdenes definitivas de expulsión, que, ahora, regresan a su patria, aunque no en mejores condiciones.
La situación en Venezuela explica la desesperación con la que las personas cruzan las fronteras ilegalmente, incluso con los riesgos que ello conlleva. La crisis social, económica y política que atraviesa Caracas ha llevado al salario mínimo a ubicarse en unos USD 3.7, que apenas alcanza para comprar un bidón de agua.
Desde Washington esperan que esta medida sirva para incentivar a los venezolanos a ingresar en el sistema de citas en línea y, desde allí, presentar su solicitud de asilo o, en su lugar, explorar otras vías legales.
Registros oficiales mostraron que la migración desde Caracas disminuyó en el último año, justo cuando el gobierno de Biden acordó permitir la entrada al país por medio de patrocinadores financieros. Desde octubre de 2022 fueron 61.000 los venezolanos que llegaron de esa forma a Estados Unidos.
No obstante, apenas unas semanas atrás, el Ejecutivo anunció que está concediendo estatus legal temporal a cientos de miles de estos ciudadanos que hayan entrado al país antes del 31 de julio. Esto facilita la obtención de un permiso de trabajo y frena las órdenes de deportación.
En ese sentido, la abogada Rachel Leon explicó que “los venezolanos que no han solicitado el TPS y tienen órdenes de deportación podrían verse afectados” y “aquellos que sean elegibles para el TPS deben solicitarlo lo antes posible”.
Cuba y Nicaragua son otros ejemplos de países que mantienen relaciones diplomáticas tensas con Estados Unidos y con los cuales la Casa Blanca lleva años luchando por repatriar a sus ciudadanos.
En el caso de La Habana, tras más de dos años en pausa, el régimen de Miguel Díaz-Canel permitió en abril la reanudación de los vuelos chárter con viajeros irregulares aunque sólo una vez al mes.
(Con información de AP)
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