Commander, el pastor alemán de 2 años de la familia presidencial de EEUU, ha estado en el centro de la atención mediática en los últimos meses debido a una serie de incidentes de mordeduras que han involucrado a miembros del personal de la Casa Blanca. Según informes, la situación ha generado preocupación y tensiones entre la familia Biden y el Servicio Secreto de Estados Unidos, encargado de la seguridad presidencial.
El Servicio Secreto de Estados Unidos ha confirmado oficialmente 11 incidentes de mordeduras en los que se vio involucrado su personal. Sin embargo, fuentes internas de la Casa Blanca sugieren que el número real de incidentes podría ser mayor y que involucra no solo al personal del Servicio Secreto, sino también a otros trabajadores de la residencia ejecutiva.
Estos incidentes de mordeduras han variado en gravedad, desde los que requirieron tratamiento hospitalario hasta aquellos que solo necesitaron atención en la Unidad Médica de la Casa Blanca. Algunas mordeduras ni siquiera fueron reportadas ni tratadas.
En respuesta a esta situación, se ha estado trabajando para encontrar soluciones y garantizar la seguridad de quienes trabajan en la Casa Blanca y de quienes los protegen. Elizabeth Alexander, directora de prensa de Jill Biden, comentó en un comunicado publicado por CNN que “el presidente y la primera dama se preocupan profundamente por la seguridad de quienes trabajan en la Casa Blanca y de quienes los protegen todos los días. Siguen agradecidos por la paciencia y el apoyo del Servicio Secreto de Estados Unidos y de todos los involucrados, mientras continúan trabajando en soluciones”.
Sin embargo, Commander no se encuentra actualmente en el campus de la residencia, mientras se evalúan los próximos pasos.
A pesar de los esfuerzos por encontrar soluciones, no está claro si existe un recuento oficial de las mordeduras. Anthony Guglielmi, jefe de comunicaciones del Servicio Secreto de EEUU, afirmó a CNN que no hay un número completo y que la situación es compleja debido a la falta de informes exhaustivos sobre estos incidentes. Diversas fuentes han hablado sobre los problemas de comunicación y la falta de coherencia en la gestión de Commander, lo que ha contribuido a la persistencia de esta problemática.
Otros incidentes con mascotas de la familia Biden también se han registrado en el pasado como con el perro mayor de la familia, Major, que causó una herida a un agente del Servicio Secreto. Además, han surgido tensiones relacionadas con cambios frecuentes en los horarios y “solicitudes poco realistas” que ponen a prueba los recursos de la agencia.
A pesar de estas tensiones, se ha negado cualquier informe de tensión entre ella y la familia Biden, insistiendo en que existe “un inmenso grado de confianza y respeto” mutuo. Sin embargo, algunos empleados han descrito el ambiente de trabajo como “hostil” y “peligroso”, señalando que se han dado instrucciones para evitar ciertas áreas por temor a interactuar con el can.
Commander ha continuado mostrando comportamientos agresivos a pesar de los intentos de entrenamiento. La falta de coherencia en la gestión del perro ha sido identificada como un factor que contribuye a su actitud. Expertos en entrenamiento de perros señalan que los pastores alemanes como Commander requieren estructura, coherencia y límites claros.
Dada la situación actual, algunos sugieren que lo más prudente sería alejar temporalmente a Commander del entorno de la Casa Blanca para evaluar su comportamiento en un nuevo contexto. Esto permitiría recopilar más datos y tomar decisiones informadas sobre el futuro del perro.
La presencia de Commander en la Casa Blanca ha contribuido a la persistencia de esta problemática. La seguridad de quienes trabajan en la Casa Blanca y de Commander mismo siguen siendo una preocupación importante mientras se busca una solución adecuada para este problema.