Estadísticas recientes presentan un preocupante panorama para los niños y jóvenes de la Unión Americana frente a la exposición y tenencia de armas de fuego.
Estos artefactos son ahora la principal causa de muerte de este grupo poblacional en el país, superando los accidentes automovilísticos y el cáncer, que habían sido la principal causa de mortalidad entre la juventud norteamericana hasta 2020.
El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades, CDC reveló que los homicidios y suicidios en niños y jóvenes relacionados con armas, han alcanzado su cuota más alta, con 2.279 casos en 2021. Un aumento del 11% desde el inicio de la pandemia de Covid-19, según los datos analizados por CNN.
Buena parte de estas muertes, es atribuida a los tiroteos en entornos escolares y universitarios, que han mostrado un aumento constante desde al menos 2017, a excepción de 2020, cuando la pandemia del Covid-19 obligó a las escuelas a cerrar sus aulas y adoptar la enseñanza en línea.
Un aspecto relevante de los datos aportados por el CDC, es que no todo este grupo poblacional está expuesto al mismo nivel de riesgo, ya que los niños y adolescentes afroamericanos tienen más probabilidades de morir en incidentes relacionados con armas de fuego que los niños de otras razas.
En 2021, por ejemplo, murieron por impactos de bala 17 de cada 100.000 niños afroamericanos, en comparación con aproximadamente 3 de cada 100.000 niños blancos o 1 de cada 100.000 menores asiáticos en Estados Unidos.
Trágico 2023
Según datos oficiales del Archivo de Violencia con Armas, los tiroteos masivos han aumentado durante el 2023, superando consistentemente los años anteriores. Hasta finales de septiembre se habían producido más de 500 ataques armados en todo el territorio nacional.
Pero aún más impactante, al menos 1.300 niños y adolescentes han perdido la vida por disparos en 2023, según cifras del Archivo de Violencia con Armas, expuestas por CNN que en una edición especial, publicó una serie de perfiles de víctimas de armas de fuego, como un recordatorio diario de las grandes pérdidas que dejan estos artefactos.
Uno de esos casos trágicos fue el de Amethyst Sistine Silva, un niño de 11 años de Texas, cuyo fallecimiento tuvo lugar durante las celebraciones de año nuevo en la que sus vecinos, de manera indiscriminada, hicieron tiros al aire y una bala lo convirtió en la que sería la primera víctima fatal del 2023.
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