El Centro Adam Smith para la Libertad Económica de la Universidad Internacional de Florida (FIU) invita cada semestre a su sede en Miami a un grupo de líderes internacionales para que compartan sus experiencias con los estudiantes. El martes 26 de septiembre, con un sol que parece resistirse a aceptar que ya ha comenzado el otoño boreal, presentó al ex presidente interino de Venezuela, reconocido por 60 países, Juan Guaidó; el ex presidente de Ecuador Jamil Mahuad, quien dolarizó la economía de su país; el ex ministro de Asuntos Exteriores de Croacia y embajador de su país en Estados Unidos y las Naciones Unidas, Miomir Žužul; y la ex diplomática estadounidense Robin Bernstein.
Es raro ver en una sala tan pequeña, frente a un público mayoritariamente de jóvenes, a gente de ese calibre, que ha participado de acontecimientos históricos; sin embargo este es el quinto grupo y ha sido precedido por otros cuatro similares. Eduardo Frei, Mauricio Macri, Álvaro Uribe e Iván Duque, por ejemplo, ex presidentes de Chile, Argentina y Colombia, participaron antes, como Paula Dobriansky, ex subsecretaria de Estado para Asuntos Mundiales de Estados Unidos y experta en seguridad nacional, o Fawzia Koofi, ex vicepresidenta de la Asamblea Nacional de Afganistán.
—Y los que faltan, ¿eh? —comentó Carlos Díaz-Rosillo, fundador y presidente del Adam Smith Center en FIU, él mismo un ex funcionario la Casa Blanca en el área de seguridad internacional, entre otras.
El centro, explicó a Infobae, fue creado por la Legislatura y la gobernación de Florida “para promover el estudio riguroso del libre mercado hoy día”. Los estudiantes llegan de carreras afines al servicio público: ciencia política, relaciones internacionales, gestión.
“La idea es mostrarles —continuó Díaz— que el capitalismo y la democracia no son perfectos pero son los mejores sistemas que tenemos. Invitamos a gente que ha hecho cosas importantes en el sector público, que ha tenido un papel protagónico en cada uno de sus países, que ha tenido éxitos pero también han cometido errores, para que los inspiren a abordar el servicio público. La democracia es frágil, hay que cuidarla, y qué mejor que aprender de gente que ha estado en la batalla por ella”.
Juan Guaidó: “Las dictaduras desnivelan la cancha”
No es exagerado decir que el venezolano fue la estrella de la presentación, quizá por la abundancia de latinoamericanos en el público, entre los cuales también se encontraban algunos de sus familiares y tres de sus colaboradores, que estuvieron detenidos y fueron torturados en su país. “Me siento muy honrado por estar junto a gente que ha hecho mucho por sus pueblos, ya que la política no es sólo intentar, sino también hacer”, comenzó. “Y me siento privilegiado porque estoy vivo y estoy aquí”.
En muchos lugares del mundo es necesario mejorar la democracia, observó Guaidó, pero en Venezuela “es necesario reconstruir las instituciones”. Adelantó que compartirá con los estudiantes “los ejercicios del gobierno interino para enfrentar la dictadura, y también los errores que pudimos haber cometido”.
El dirigente de Voluntad Popular no se resistió a la Messimanía que envuelve a Miami: “Hay una nueva atención al fútbol en esta ciudad”, se rió. “Pensemos que para jugar hacen falta una cancha, un balón, un equipo y, si es a nivel competitivo, un club, un coach y una rutina de entrenamiento. Pues bien, las dictaduras desnivelan la cancha, echan o asesinan a los jugadores, compran al árbitro, ponen una piedra en lugar de una pelota”, comparó. “Y el culpable es el imperio, el gobierno anterior, el enemigo interno”.
Sus intentos —pasados y futuros, porque se refirió a las primarias del 22 de octubre en Venezuela— continuaron el símil: “Hay que nivelar el terreno y lograr que más jugadores quieran participar del juego de la política, de la toma de decisiones. Las dictaduras no empiezan ni terminan un día”.
Luego de discutir los escenarios posibles de octubre, Guaidó analizó el significado de las primarias en sí: “No tenemos que ver solamente quién tiene más votos. Tenemos que pensar el voto como un ejercicio de organización, de movilización, de activación del liderazgo. Y también tenemos que entender que la dictadura va a tratar de objetar ese proceso. El gran reto va a ser ponernos de acuerdo para hacer valer la voluntad del pueblo, para ejercer la minoría de manera segura”.
Jamil Mahuad y el caso de la dolarización en Ecuador
El director del Centro Adam Smith de FIU recordó que Mahuad, además de tener credenciales diplomáticas, como el acuerdo de paz con Perú de 1999, y académicas, como sus posiciones en Harvard, fue un best seller en 2021 por su libro Así dolarizamos Ecuador. “Y ha estado en las noticias últimamente, puesto que otros países latinoamericanos, como Argentina, piensan en la posibilidad de dolarizar”, agregó Díaz.
Mahuad contó que su clase tomará el modelo de un simulador de vuelo: armará un simulador de gobierno, con un presidente y su gabinete, desde la planificación de la candidatura hasta las elecciones, el triunfo y el momento de recibir “los problemas que la mayoría de los presidentes del mundo reciben”. Describió entonces “las herramientas del oficio”, como las llamó, que aprendió en su experiencia como mandatario de Ecuador.
En su opinión la política no es tanto el arte de lo posible como “el arte de hacer posible lo que es necesario para la sociedad”, dijo. Y para ello el funcionario necesita usar cuatro herramientas: “Una es el proceso de toma de decisiones; la segunda, la capacidad de negociación; la tercera, la habilidad del liderazgo; la cuarta, saber comunicar”, enumeró Mahuad. “Necesitamos utilizar estas cuatro herramientas para gestionar nuestras actividades y producir buenos resultados. En mi caso, este círculo completo termina con el golpe de Estado”.
Díaz le preguntó a qué se debía la inestabilidad política en su país. “América Latina es el continente más diverso del mundo, y Ecuador es el país más diverso de la región: eso es parte del problema”, comenzó su respuesta. “En segundo lugar, compartimos muchas dificultades con otros países de la región: entre 1997 y 2002, 10 presidentes en América Latina no pudieron terminar su mandato. Diez. Diría que cada día las expectativas de la población son mayores, y la paciencia mengua”.
Miomir Žužul: entre la decepción y la motivación
El ex ministro croata comenzó con una reflexión, y una broma, sobre la clase de personas invitadas por el Centro Adam Smith de FIU: “Estamos entre la academia, la política y la diplomacia. Y ya saben: un profesor es alguien que habla de las cosas que conoce, un político es alguien que habla de cosas de las que probablemente no saben nada y un diplomático es alguien que no habla ni siquiera de las cosas que conoce muy bien”. Luego se puso más serio para explicar por qué, para él la diplomacia es a la vez una decepción y una motivación.
Žužul se graduó originalmente en psicología, y desde ese saber definió que los seres humanos no necesitan entrar en conflictos como una guerra. Y desde su experiencia en la gestión señaló que “hay una sola cosa opuesta a la guerra, y es la diplomacia”. Pero, advirtió, siempre hay un prerrequisito para la diplomacia: ”Hablar. Y en la guerra no se suele hablar”.
Esa es su decepción: “La guerra existe desde que existen las sociedades humanas organizadas. La diplomacia es igualmente antigua. Pero cuando miramos la historia de la civilización, ¿cómo eran las guerras, con que medios luchaban? En los tiempos bíblicos lanzaban piedras; hoy tienen drones que se pueden controlar remotamente y matan a miles de personas. Y en la diplomacia, ¿qué tenemos ahora que no teníamos hace 2000 años? Una corbata y computadoras. Lo que gastamos en diplomacia es una fracción de lo que gastamos en defensa. Sin embargo, la diplomacia también es defensa, y muy, muy poderosa”.
Esa es su motivación: “La diplomacia no puede proporcionar una solución ideal. Casi siempre es una negociación. Pero la guerra nunca es una solución ideal. Eso me motiva a venir aquí y hablar con mucho gusto de todos los aspectos de la diplomacia, los positivos y los negativos, con la esperanza de a mi vez motivar a algunas personas a trabajar en ello”.
Robin Bernstein: diplomacia y liderazgo van de la mano
La ex embajadora de Estados Unidos en República Dominicana recibió la Orden de Duarte de ese país en 2021 por su papel durante la epidemia de Covid-19, su gestión para obtener hospitales móviles y equipo de protección para los trabajadores de la salud mientras esa nación estaba paralizada no sólo por el coronavirus sino por las crisis turísticas que causó. Para ella la diplomacia y el liderazgo van siempre de la mano, y eso que mostró en su tarea en Santo Domingo es lo que enseñará en el curso.
“Realmente ambos interactúan”, explicó, “porque los líderes de hoy necesitan ser diplomáticos hábiles y los diplomáticos de hoy necesitan liderar”. Cuando era pequeña, contó, soñaba con ser diplomática, acaso como Mafalda, el personaje de Quino, quería ser intérprete en las Naciones Unidas para lograr la paz. “Tardé 65 años en conseguirlo, pero lo conseguí. Así que nunca hay que rendirse”, comentó Bernstein.
Sus clases tendrán invitados, y muy especialmente algunas invitadas “que nos compartirán su visión sobre cómo atravesar con éxito el techo de cristal”, dijo, sobre las embajadoras Jean Maynes, ex representante en El Salvador, y Sharon Day, ex representante en Costa Rica. “Nos contarán cómo no aceptar un no por respuesta, yo contaré lo que hicieron por inspirarme ellas y las mujeres citadas en el libro The Great Book of Badass Women, 15 Fearless and Inspirational Women”.
Otros de sus invitados serán Leonel Fernández, ex presidente de la República Dominicana, y varios ex embajadores de los Estados Unidos como Manuel Rocha, Ron Johnson (“quien también fue agente de la CIA y hablará sobre la motivación y la colaboración con equipos diversos en entornos de alto riesgo”) y Ned Segal. También llevará al presidente del Colegio de Abogados de Florida, Roland Sanchez-Medina.
Bernstein cree que esa diversidad permitirá que los estudiantes comprendan que “todos podemos ser líderes”, según afirmó. “El liderazgo está dentro de todos nosotros. Espero poder ser mentora de cada uno de estos jóvenes políticos y diplomáticos y hablarles sobre liderar realmente con el corazón”.