Estados Unidos busca crear una red de drones que puedan actuar en equipo sin intervención humana

Los científicos del Pentágono diseñan un sistema inalámbrico formado por los propios aparatos para que no haya necesidad de conectividad exterior durante una operación. El desafío es lograr un lenguaje común para comunicarse

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Estados Unidos quiere crear una red inalámbrica en la que los propios aparatos sean la red y no haya necesidad de conectividad exterior. AFP/Archivo
Estados Unidos quiere crear una red inalámbrica en la que los propios aparatos sean la red y no haya necesidad de conectividad exterior. AFP/Archivo

Estados Unidos quiere que sus drones militares sean capaces de trabajar en equipo para emprender misiones sin la necesidad de intervención humana. La invención de un nuevo lenguaje podría hacerlo posible.

Los científicos del Pentágono buscan crear una red inalámbrica de drones en la que los propios aparatos sean la red y no haya necesidad de conectividad exterior. Sin embargo, los vehículos aéreos no tripulados seguirían precisando un lenguaje común para comunicarse. Ahí es donde entra “droide”.

“Permite a R2D2 hablar con C3P0″ (se refiere a los famosos robots de Star Wars), explicó a la revista Forbes Keven Gambold, el cerebro de droide y director general de Unmanned Experts, un contratista del Gobierno de Estados Unidos.

En colaboración con la Universidad del Norte de Texas, Gambold ha investigado desde 2020 cómo facilitar la comunicación entre drones, apoyado por contratos que suman más de 7 millones de dólares otorgados por la Fuerza Aérea estadounidenses, según Forbes.

Durante un ensayo patrocinado por la Fuerza Aérea, tres drones participaron en un ejercicio similar al “juego de la gallina”: uno se mantenía en posición estática en el aire, mientras que los otros dos seguían trayectorias predefinidas que los acercaban de manera arriesgada. De continuar con las directrices preestablecidas, los drones en movimiento entrarían en la zona restringida del dron estacionario. Sin intervención humana, los aparatos tuvieron que determinar la estrategia óptima para evitar un conflicto, coordinando sus movimientos para permitir que uno pasara antes que el otro, afirma Thomas Fox-Brewster en su artículo en Forbes.

Una vista aérea del edificio del Pentágono en Washington, 15 de junio de 2005/Archivo
Una vista aérea del edificio del Pentágono en Washington, 15 de junio de 2005/Archivo

“Parece relativamente sencillo. Pero hizo falta la cantidad de código más inviable para que funcionara de verdad”, declaró Gambold, antiguo piloto de la Royal Air Force británica, a Forbes.

Pese a que el droide está configurado para facilitar “diálogos entre dispositivos”, se requiere intervención humana para expandir el léxico del sistema a medida que las tareas se vuelven más complejas. Cuando los drones no presentan el vocabulario necesario para manejar una situación específica, el grupo de Gambold crea nuevas “expresiones” para restablecer la colaboración entre máquinas. A largo plazo, Gambold pretende que el sistema lingüístico sea lo suficientemente versátil como para ser utilizado por cualquier forma de comunicación vehículo a vehículo. Esto podría implicar que los automóviles autónomos usen droide para coordinar rutas y eludir obstáculos, o que futuros vehículos aéreos lo empleen para navegar de forma segura en espacios saturados de drones, según Forbes.

La etapa final del desarrollo de droide será un ensayo en Colorado, en octubre. Allí se desplegarán aeronaves en una misión que usará el idioma para establecer qué estrategias aplicar en determinada situación. En una de estas misiones, los drones tendrán como objetivo neutralizar las defensas aéreas enemigas identificando un sistema de radar y diseñando “la estrategia para neutralizarlo”, según Gambold.

Una vez que los científicos o los proveedores gubernamentales descifren los mecanismos, estos sistemas de drones avanzados despegarán en conjunto, determinarán colectivamente la mejor estrategia para lograr sus metas y aterrizarán en formación, con la intervención de pilotos humanos solo en caso de contingencias.

Por otro lado, hay quienes advierten sobre las implicaciones éticas de minimizar el papel humano en tales operaciones militares. Estos sistemas plantean “numerosas interrogantes para aquellos que se dicen comprometidos con las leyes de los conflictos bélicos”, explica a Forbes Lucy Suchman, profesora de Antropología de la Ciencia y Tecnología en la Universidad de Lancaster (Reino Unido).

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