Un grupo de activistas medioambientales que pertenecen a las organizaciones Extinction Rebellion y Seven Circles bloquearon una carretera en Nevada que conduce al festival Burning Man, causando un atasco de tráfico de varios kilómetros.
Los manifestantes se encadenaron a un remolque y se enfrentaron con los asistentes al evento. Sin embargo, los rangers del Departamento de Policía de Nevada intervinieron rápidamente, atravesando el bloqueo y deteniendo a los manifestantes.
En un video se ve como uno de los policías, abordo de una camioneta, acelerar el vehículo para romper el bloqueo y sacar los remolques que bloqueaban la vía. Uno de los oficiales incluso sacó su arma para someter a una mujer que estaba resistiendo el arresto. Las imágenes del incidente han sido ampliamente compartidas en redes sociales, generando respuestas mixtas de la comunidad.
Las imágenes publicadas muestran a un hombre diciéndoles a los manifestantes que estaban en “propiedad pública” y que tenían que “sacar el maldito desorden”. Los activistas le respondieron que llame a las autoridades si quieren que desbloqueen la vía.
En uno de los videos se puede ver a una mujer encadenándose al remolque mientras uno de los manifestantes se enfrenta a otro hombre y le dice: “Esto es una democracia, tenemos derecho a protestar”.
Un policía le dijo a los manifestantes que estaban “invadiendo tierras indígenas”, antes de que varios de ellos fueran arrestados y puestos bajo custodia.
La periodista Michelle Hooq, quien grabó el video, afirmó que los Rangers acudieron al lugar tras recibir una llamada. “Alguien de la multitud iba a disparar a los activistas”, dijo.
Los manifestantes portaban pancartas que decían “Prohibir los jets privados” y “Abolir el capitalismo”, reflejando sus críticas hacia el impacto ambiental del festival y su popularización entre personas acaudaladas. Según los activistas, Burning Man ha perdido su esencia y se ha convertido en un evento comercializado.
Mun Chong, un manifestante de Extinction Rebellion, dijo: “Ha llegado el momento, Burning Man debería aspirar a tener el mismo tipo de impacto político que Woodstock tuvo en la contracultura”.
“Si somos honestos acerca del cambio de sistema, es necesario que comience en ‘casa’. Prohibir lo que consideramos más importante: los jets privados”, agregó.
“Ningún individuo debería darse el lujo de emitir entre 10 y 20 veces más emisiones de carbono que un pasajero de una línea aérea comercial”, concluyó Chong.
Thomas Diocano, cofundador de Rave Revolution, dijo: “No tenemos un problema climático, el clima se comporta exactamente de acuerdo con las leyes de la física”.
“Tenemos un problema del sistema económico, y ese sistema económico es el capitalismo. La historia muestra que el capitalismo no se puede reformar”, añadió.
“No se puede cambiar desde ‘adentro’. ¿Estamos realmente dispuestos a sacrificarlo todo por un sistema económico obsoleto y desigual? Ha llegado el momento de evolucionar”, agregó.
El incidente ha suscitado un debate en línea sobre la eficacia y la ética de las protestas medioambientales, especialmente en eventos de gran envergadura como Burning Man. Algunos cuestionan la táctica de bloquear una carretera, mientras que otros apoyan la causa de los activistas.
Qué es Burning Man
Cada año, un festival en medio del desierto de Nevada congrega a más de 70.000 personas. Se trata de Burning Man, un evento que dura exactamente una semana y que en esencia es un punto de encuentro, de difusión y de construcción artística.
Es “una ciudad en el desierto. Una cultura de posibilidad. Una red de soñadores hacedores”; más que un festival, es descrito como una comunidad que radica en una ciudad temporal llamada Black Rock City, con un monumento “sagrado” denominado The Man, el cual es un hombre de madera gigante al que se le prende fuego al final de cada encuentro.
Es un festival que no acepta comercios ni marcas, pues desde sus inicios se ha asociado con el movimiento hippie. En Burning Man tienen cabida todas las formas de expresión artística, y aunque nunca se haya admitido públicamente, también de numerosas sustancias ilícitas. Lo que está prohibido es el intercambio de dinero, pues uno de los principales objetivos es compartir.
Los participantes deben llevar consigo todo lo que necesiten para subsistir durante esa semana y también aquello que quieran regalar a otros asistentes. Es inútil llevar celular o computadora porque no hay ningún tipo de cobertura. Asilados del mundo, los participantes esperan la procesión con tintes paganos que se realiza el sábado y que acaba con la quema del hombre de madera que llega a tener más de 12 metros de altura.
El evento original inició en 1986 en una playa de San Francisco, donde un grupo de amigos celebró el solsticio de verano quemando una figura de madera un más de dos metros de altura. A principios de los 90 el festival cobró tanta fama que trasladaron el evento al desierto de Nevada, donde permanece hasta ahora.
Su creador, Larry Harvey, murió el 28 de abril de 2018, a los 70 años. Junto a sus socios Harley Dubois, Marian Goodell, Michael Mikel, Will Roger Peterson y Crimson Rose llevaron adelante el encuentro cada año. Y en 2013, se convirtió en una organización sin fines de lucro.
Pese a que el festival se fundamenta en diez principios, entre los que se incluye el esfuerzo comunal y la responsabilidad cívica, en los últimos años estos se han visto trastocados debido a la llegada de los multimillonarios.
Así es que este oasis de la contracultura ahora congrega a algunas de las personas más ricas del mundo. Los fundadores de Google, el presidente ejecutivo de Amazon, el dueño de Tesla Motors, el fundador de Facebook y hasta ejecutivos de fondos de inversión. Todos ellos han llegado para alterar radicalmente el espíritu original de Burning Man.
Así es que los nuevos magnates de Silicon Valley que acuden al encuentro ahora pelean por ver quién gasta más dinero; levantan lujosos campamentos temporales en el desierto y fijan toda clase de comodidades para sus invitados.
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