Aumento de lepra en Florida: representa el 20% de los casos en Estados Unidos

El reciente informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) sacudió la esfera de la salud pública en Florida, pues destacó un considerable ascenso en los diagnósticos de lepra no vinculados a las fuentes de contagio habituales. El documento señala una disminución en los casos de personas extranjeras, lo que indica que la dolencia puede haberse asentado en el sureste del país.

Este estudio aparece en el informe más reciente de “Enfermedades infecciosas emergentes” del CDC y presenta a Florida como el origen del 20% de los casos de lepra en Estados Unidos. Resulta alarmante el hecho de que más del 80% de estos se detectan en Florida Central.

Este mal se ha establecido como una endemia en el sureste de Estados Unidos, y se recomienda que todos los viajeros que se dirijan a Florida sean supervisados como posibles contactos de la misma, así lo ha indicado los CDC.

La aparición de la lepra en el país norteamericano no ha sido algo frecuente en la historia, ya que afecta principalmente a inmigrantes provenientes de regiones endémicas. El máximo de incidencia se registró en 1983, con un drástico descenso en el número de casos confirmados desde la década de 1980 hasta el año 2000. A pesar de esto, los informes recientes evidencian un aumento progresivo de la incidencia desde entonces.

Un 34% de los pacientes diagnosticados recientemente entre 2015 y 2020, según lo señala CDC, parece haber contraído la enfermedad localmente. Los autores del informe, los doctores Aashni Bhukhan, Charles Dunn y Rajiv Nathoo, de la Universidad de Kansas City y el Consorcio de Cirugía Estética de Orlando, evidencian un aumento considerable en los casos de lepra en el sureste en los últimos diez años.

En el año 2020, se registraron 159 nuevos casos en Estados Unidos, Florida fue uno de los estados con más diagnósticos. Los estados de mayor incidencia en 2020 fueron Florida, California, Luisiana, Hawái, Nueva York y Texas, según datos de la Administración de Recursos y Servicios de Salud.

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), la lepra, también conocida como enfermedad de Hansen, es una dolencia infecciosa crónica provocada por la bacteria Mycobacterium leprae. Afecta principalmente la piel y el sistema nervioso periférico, aunque también puede afectar otros órganos, como los ojos y el revestimiento nasal.

La bacteria se multiplica muy lentamente y el período de incubación es largo, a veces hasta 20 años. Los síntomas más comunes son manchas en la piel que pueden ser más claras o más oscuras que el tono de piel normal. Las manchas también pueden presentar pérdida de sensibilidad al tacto, calor o frío. Sin tratamiento, la lepra puede causar daño progresivo y permanente en la piel, los nervios, los miembros y los ojos.

Las formas de la lepra varían desde la lepra tuberculoide, que es menos grave y tiene pocos síntomas, hasta la lepra lepromatosa, que es más grave y puede llevar a complicaciones graves.

Es curable y su tratamiento temprano, que se basa en una combinación de medicamentos, puede prevenir la discapacidad. Sin embargo, el estigma asociado a la enfermedad sigue siendo un obstáculo para la detección temprana y el tratamiento.

El método de contagio más conocido es el contacto prolongado de persona a persona a través de las secreciones respiratorias.

Sin embargo, este tipo de transmisión requiere un contacto cercano y prolongado con la persona afectada. La lepra no se transmite a través del contacto casual, como un apretón de manos o un abrazo, y tampoco se transmite por compartir utensilios para comer o beber.

La interpretación del CDC sugiere que existe una alta posibilidad de transmisión zoonótica en Florida, es decir, la enfermedad podría propagarse entre animales y humanos. Muchos de los casos detectados en el sur de Estados Unidos presentaban una cepa específica de ‘M. leprae’, que coincide con la que presentan los armadillos de nueve bandas en la región.

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