Por primera vez, las autoridades estadounidenses aprobaron la venta de pollo elaborado a partir de células animales, lo que permite a dos empresas californianas ofrecer carne “cultivada en laboratorio” en los restaurantes del país y, con el tiempo, en los supermercados.
El Departamento de Agricultura dio luz verde el miércoles a las empresas Upside Foods y Good Meat, que competían por ser las primeras de EEUU en vender carne que no procede de animales sacrificados, lo que ahora se denomina carne “cultivada en células” o “cultivada” cuando sale del laboratorio y llega a los platos.
Se inicia así una nueva era en la producción de carne, cuyo objetivo es eliminar los daños a los animales y reducir drásticamente el impacto ambiental del pastoreo, el cultivo de piensos y los residuos animales.
“En lugar de toda esa tierra y toda esa agua que se utilizan para alimentar a todos esos animales que se sacrifican, podemos hacerlo de otra manera”, afirmó Josh Tetrick, cofundador y director ejecutivo de Eat Just, que gestiona Good Meat.
Las empresas recibieron la aprobación de las inspecciones federales necesarias para vender carne y aves de corral en EEUU. La acción se produjo meses después de que la Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU (FDA) considerara que los productos de ambas empresas son seguros para el consumo. Una empresa de fabricación llamada Joinn Biologics, que trabaja con Good Meat, también fue autorizada a fabricar los productos.
La carne cultivada se cría en tanques de acero con células procedentes de un animal vivo, un óvulo fecundado o un banco especial de células almacenadas. En el caso de Upside, sale en grandes láminas que luego se moldean en formas como chuletas de pollo y salchichas. Good Meat, que ya vende carne cultivada en Singapur, el primer país que lo permite, convierte masas de células de pollo en chuletas, nuggets, carne desmenuzada y satays.
Pero no busque pronto esta novedosa carne en los supermercados de Estados Unidos. El pollo cultivado es mucho más caro que la carne de aves de granja enteras y aún no puede producirse a la escala de la carne tradicional, explica Ricardo San Martín, director del Alt:Meat Lab de la Universidad de California en Berkeley.
Las empresas planean servir los nuevos alimentos primero en restaurantes exclusivos: Upside se ha asociado con un restaurante de San Francisco llamado Bar Crenn, mientras que los platos de Good Meat se servirán en un restaurante de Washington DC dirigido por el chef y propietario José Andrés.
Los responsables de la empresa se apresuran a señalar que se trata de productos cárnicos, no de sustitutos como la Impossible Burger o las propuestas de Beyond Meat, elaboradas con proteínas vegetales y otros ingredientes.
En todo el mundo, más de 150 empresas se están centrando en la carne procedente de células, no sólo de pollo, sino también de cerdo, cordero, pescado y ternera, que, según los científicos, es la que más impacto tiene en el medio ambiente.
Upside, con sede en Berkeley, opera un edificio de 70.000 pies cuadrados en la cercana Emeryville. Un martes reciente, los visitantes entraron en una reluciente cocina comercial donde el chef Jess Weaver salteaba un filete de pollo cultivado en una salsa de mantequilla y vino blanco con tomates, alcaparras y cebollas de verdeo.
El producto final de pechuga de pollo era ligeramente más pálido que la versión de la tienda de comestibles. Por lo demás, tenía el mismo aspecto, cocción, olor y sabor que cualquier otra carne de ave frita.
“La respuesta más habitual es: ‘Oh, sabe a pollo’”, afirma Amy Chen, directora de operaciones de Upside.
Good Meat, con sede en Alameda, tiene una planta de 30.000 metros cuadrados, donde el chef Zach Tyndall preparó una ensalada de pollo ahumado en una soleada tarde de junio. A continuación, sirvió un “muslo” de pollo sobre un lecho de puré de patata con una salsa demi-glace de setas y verduras y pequeños ramilletes de coliflor morada. El producto de pollo Good Meat vendrá precocinado, por lo que sólo habrá que calentarlo para utilizarlo en diversos platos.
Chen reconoce que muchos consumidores se muestran escépticos, incluso aprensivos, ante la idea de comer pollo cultivado a partir de células.
Lo llamamos el “factor asco””, dijo.
Una encuesta reciente de The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research se hizo eco de esta opinión. La mitad de los adultos estadounidenses se mostraron reacios a probar la carne obtenida a partir de células animales. Cuando se les pidió que eligieran entre una lista de razones para su reticencia, la mayoría de los que dijeron que era poco probable que la probaran dijeron que “suena raro”. Aproximadamente la mitad dijo que no creía que fuera seguro.
Pero una vez que la gente entiende cómo se hace la carne, la acepta mejor, dice Chen. Y una vez que la prueban, suelen convencerse.
“Es la carne que siempre han conocido y amado”, afirmó.
La carne cultivada empieza con células. Los expertos de Upside toman células de animales vivos, eligiendo las que tienen más probabilidades de saber bien y de reproducirse con rapidez y constancia, formando carne de alta calidad, explicó Chen. Los productos Good Meat se crean a partir de un banco celular maestro formado por una línea celular de pollo disponible en el mercado.
Una vez seleccionadas las líneas celulares, se combinan con una mezcla parecida a un caldo que incluye los aminoácidos, ácidos grasos, azúcares, sales, vitaminas y otros elementos que las células necesitan para crecer. Dentro de los tanques, llamados cultivadores, las células crecen y proliferan rápidamente. En Upside, las células musculares y del tejido conjuntivo crecen juntas, formando grandes láminas. Al cabo de unas tres semanas, las láminas de células avícolas se sacan de los tanques y se transforman en chuletas, salchichas u otros alimentos. Las células de Good Meat crecen hasta formar grandes masas, que se moldean en una gama de productos cárnicos.
Ambas empresas subrayaron que la producción inicial será limitada. Las instalaciones de Emeryville pueden producir hasta 50.000 libras de productos cárnicos cultivados al año, aunque el objetivo es ampliar la producción a 400.000 libras anuales, según explicaron responsables de Upside. Los responsables de Good Meat no quisieron estimar un objetivo de producción.
En comparación, Estados Unidos produce unos 15.000 millones de kilos de pollo al año.
Podrían pasar unos años antes de que los consumidores vean los productos en más restaurantes y de siete a diez años antes de que lleguen a un mercado más amplio, según Sebastian Bohn, especializado en alimentos celulares de CRB, una empresa de Missouri que diseña y construye instalaciones para empresas farmacéuticas, biotecnológicas y alimentarias.
El coste será otro escollo. Ni los responsables de Upside ni los de Good Meat han querido revelar el precio de una sola chuleta de pollo, limitándose a decir que se ha reducido en órdenes de magnitud desde que las empresas empezaron a ofrecer demostraciones. Con el tiempo, se espera que el precio sea similar al del pollo ecológico de gama alta, que se vende a 20 dólares el kilo.
A San Martín le preocupa que la carne cultivada acabe siendo una alternativa a la carne tradicional para la gente rica, pero que haga poco por el medio ambiente si sigue siendo un producto de nicho.
“Si algunas personas adineradas quieren comer esto en lugar de pollo, está bien”, dijo. “¿Significará eso que se dará de comer pollo a la gente pobre? Sinceramente, no lo veo”.
Tetrick dijo que comparte las preocupaciones de los críticos sobre los retos de producir un producto cárnico asequible y novedoso para el mundo. Pero insistió en que la producción tradicional de carne es tan perjudicial para el planeta que requiere una alternativa, preferiblemente una que no exija renunciar a ella por completo.
“Echo de menos la carne”, dice Tetrick, que creció en Alabama comiendo alitas de pollo y barbacoa. “Debería haber una forma diferente de que la gente pueda disfrutar del pollo, la ternera y el cerdo con sus familias”.
(Con información de AP)
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