El fenómeno del Niño es un evento de orígen climático relacionado con el calentamiento de las aguas del océano Pacífico que se manifiesta en ciclos erráticos, es decir, no ocurre siempre con la misma frecuencia aunque suele verse en algún punto cada tres u ocho años. En sus manifestaciones más intensas puede generar lluvias torrenciales que luego producen inundaciones y deslaves. De manera general, los años afectados por El Niño suelen ser los más calurosos.
El Niño además es la contrapartida de otro fenómeno climático, el de La Niña, que tiene que ver con un enfriamiento de las aguas. Según los meteorólogos, el efecto de La Niña más reciente comenzó a finales de 2020 y acaba de terminar. Curiosamente, los últimos ocho años fueron los más calurosos de los que haya habido registro en los Estados Unidos, pese a que casi tres de ellos vieron el impacto de la Niña.
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Con este antecedente, y ante el comienzo del fenómeno del Niño, preocupa a los científicos cuánto pueda llegar a subir la temperatura este verano.
“El fenómeno del Niño seguramente lleve a temperaturas récord de calor en todo el mundo, incluido lógicamente los Estados Unidos”, indicaba a la prensa nacional Michelle L’Heureux científica del clima en el Centro de Predicciones de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés).
Este fenómeno además exacerba los efectos del cambio climático. En el norte de los Estados Unidos y sur de Canadá, por ejemplo, generalmente trae un clima más caliente y más seco de lo normal. Esto se suma a una primavera que ha sido más calurosa de lo normal, haciendo que los incendios forestales sean más propensos que de costumbre.
En el sur de los Estados Unidos el pronóstico indica que El Niño traerá aún más lluvias, a una zona que ya viene lidiando con inundaciones. Los sistemas de drenaje del agua en toda esta región se han visto colapsados ante la intensidad de las tormentas de los últimos años, y se espera que estas se den de manera más frecuente.
La buena noticia es que, generalmente, cuando se está atravesando este fenómeno, los huracanes son menos propensos a desarrollarse en el océano Atlántico, algo que suele preocupar mucho a la costa este del país. Sin embargo, el pronóstico de huracanes de para este año no es más bajo que el promedio, como ocurriría en otros años con El Niño, debido a que el agua en el Atlántico también está más caliente que lo normal.
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