Si algo ha quedado claro los últimos años es que al ex presidente y ahora pre candidato por el partido Republicano Donald Trump le gusta ser objeto de polémica. Su campaña electoral, su paso por la Casa Blanca, su frustrado intento de reelección, el asalto al Capitolio, su disputa con el gobernador DeSantis y hasta los juicios en su contra por más de una treintena de delitos son sólo algunos ejemplos de escándalos que han rodeado y aún rodean al empresario y que, con gran frecuencia, lo ponen en el ojo de la tormenta.
Esta actitud de Trump le costó algunos roces entre funcionarios de su gabinete mientras fue presidente de Estados Unidos, a los que parece haberse sumado una figura inesperada: su propia hija.
Ivanka, una de sus hijas y que supo ser su asesora mientras ocupó la silla de la Oficina Oval, ha atravesado una profunda transformación el último tiempo y, si bien aún no se ha cambiado su apellido -legalmente-, ha tomado completa distancia del legado Trump en todos los aspectos restantes.
En el pasado, Ivanka solía vestir costosos trajes y siempre iba acompañada de banderas de Estados Unidos. Asistía a actos de campaña y siempre se la veía en el escenario o en las primeras filas del público, oyendo los discursos de su padre.
Sin embargo, la nueva Ivanka luce jeans y camisas, y posa junto a su familia en las vacaciones, frente al espejo de su casa y hasta en ferias de comida orgánica. Su perfil de Instagram da cuenta de un fuerte aprecio hacia su familia -su marido Jared Kushner y sus hijos- con quienes va de vacaciones y pasea por la playa y a caballo, así como hacia su madre, a quien homenajeó en su fecha.
Nuevamente, llama la atención la ausencia de su padre en estos recortes de lo que parece haber sido su vida los últimos meses.
Esta distancia ya había sido manifestada por la empresaria que, en noviembre, aseguró haber “terminado” con su paso por la política y el drama del Capitolio, dejando en claro que “nunca volvería a ser asesora” de Trump.
Inclusive, Ivanka fue una de las ausentes en el anuncio de la campaña presidencial del empresario, con miras a 2024.
Si bien ella aseguró que “amo a mi padre y amo a mi país”, dijo a su vez que “siento dolor por ambos. Agradezco las voces de todo el espectro político que expresan su apoyo y preocupación”, al conocerse la denuncia de los pagos del ex Presidente a la ex estrella porno Stormy Daniels.
De todas formas, más allá de las declaraciones sutiles o las indirectas que ha estado lanzando, la distancia no es sólo simbólica.
A finales de abril, la revista Forbes informó de un nuevo paso al costado de la empresaria con su familia. Entonces, Ivanka definió reemplazar a todos los abogados que la representaban en un caso en el que la fiscal general de Nueva York, Letitia James, la acusa de fraude. Mientras, sus hermanos Eric y Don Jr., también alcanzados por la denuncia, mantuvieron a los letrados de la familia.
El caso es que, por más que Ivanka se esmere ahora dejar atrás su costado Trump y anhele convertirse en una Kushner, su vínculo familiar no será tan fácil de romper.
Tanto ella como sus hermanos, su padre y otros dos ejecutivos de la Organización Trump tienen en curso un juicio contra la inmobiliaria en el que se los acusa de tergiversar el valor de las propiedades en los registros oficiales para, así, obtener beneficios fiscales.
La demanda asciende a los 250 millones de dólares.
Ivanka intentó, sin éxito, desligarse de este tema, solicitando un aplazamiento para el inicio del juicio alegando que la demanda “no contiene ni una sola alegación de que (ella) directa o indirectamente creara, preparara, revisara o certificara ninguno de los estados financieros de su padre”. En cambio, sostiene el escrito de sus abogados, “otras personas fueron responsables de esas tareas”.
El abogado y analista legal Andrew Lieb comentó a Business Insider que, a su entender, “es un poco tarde para que ella cambie de marca” aunque entiende su decisión ya que “tiene mucho sentido desde una perspectiva legal”.
“Tener a todas estas personas con el mismo abogado podría derivar en un conflicto de intereses”, continuó pero añadió que “probablemente hay algo que está pasando, (...) hay muchas internas. (...) En las familias, se aman hasta que todos son responsables de USD 250 millones”.
También, mencionó que su giro podría deberse a un reposicionamiento social tras perder acuerdos de marca y amigos cuando se mudó a Miami.
“Mi intuición es que ella es una Kushner y no está al 100% con los dos pies en la órbita de Trump. Jared tiene su propio mundo, uno más estable y mucho menos visible. Tienen muchas cosas en marcha en el clan Kushner y ella tiene a sus hijos y a su familia. Es un mundo diferente”, concluyó.
Por su parte, un experto en comunicación de crisis, familiarizado con la situación de Ivanka, comentó al medio que ella y su marido siempre han “mantenido una posición separada” del resto del imperio Trump. Es por ello que cree que esta distancia no significa una pelea o falta de apoyo hacia su padre sino, simplemente, una forma natural de protegerse a ella, a su entorno y a su reputación.
“No fue parte del anuncio presidencial así que definitivamente hay una diferencia entre ellos pero creo que, la realidad, es que tienen el mismo nombre y, al final, va a haber una asociación”, comentó. El tema, sin embargo, será “cómo se presenta en el marco de la campaña electoral” porque será “un factor relevante en la percepción de la gente” que, difícilmente, se vean convencidos de un distanciamiento más profundo.
“¿Ahora mismo? A la mayoría de la gente no le importa lo que haga mientras su padre sea un candidato viable a la presidencia. Hay una parte significativa de la población que no tendrá ningún interés en la reintroducción de Ivanka Trump en la conversación general”, explicó y concluyó: “Pero, en algún momento, dejará de ser un candidato viable y es entonces cuando creo que la gente empezará a prestar atención y tendrá la mente un poco más abierta porque el miedo y la aversión que se asocian a él superan todas las cosas positivas que ella ha hecho”.
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