San Francisco: el siguiente gran terremoto podría poner en riesgo a miles de edificios

San Francisco, una ciudad conocida por su vibrante vida y emblemáticos rascacielos, enfrenta un desafío inquietante. Miles de sus edificios, incluidos icónicos como la sede de Twitter, podrían estar en riesgo de derrumbarse en caso de un gran terremoto. Esta preocupante revelación, surgida de un borrador preliminar del gobierno de la ciudad, obtenido por NBC News, pone en alerta a la Ciudad Dorada, planteando la crítica pregunta: ¿Puede una ciudad construida sobre sueños y determinación soportar una amenaza surgida de las profundidades de la Tierra?

NBC News ha consultado a expertos que afirman que más de 3,000 de estos edificios, custodios de vidas y sueños, podrían correr un alto riesgo de derrumbarse en caso de un gran terremoto. El edificio del San Francisco Chronicle en Mission Street, un testigo mudo de casi un siglo de historias, es uno de los más antiguos en la lista de la ciudad para evaluación y posible remodelación.

Megan Stringer, la presidenta de la Asociación de Ingenieros Estructurales del Norte de California, porta una doble misiva de advertencia y optimismo. Al frente de un equipo de ingenieros, asume la labor que antiguos cartógrafos habrían envidiado: descifrar las vulnerabilidades de San Francisco y edificar un plan para su porvenir. En un desafío de magnitud extraordinaria, su objetivo es reforzar las arterias de acero de una ciudad cuyo pulso vibra al compás de la innovación y la transformación.

Algunos de los edificios más icónicos, como la sede de Twitter, que datan de los años 90 o incluso antes, son señalados como los más vulnerables. En estos gigantes de hormigón, el acero de refuerzo no es suficiente para resistir el estruendo subterráneo de un terremoto. Pero en la Ciudad Dorada, donde la esperanza se mezcla con la bruma del océano, se están trazando planes para reparar estos edificios. ¿Podría este llamado de atención convertirse en una oportunidad para construir un futuro más seguro?

Los terremotos han sido parte de la historia de San Francisco desde su creación. Como los capítulos de un libro que se niega a cerrar, los temblores han marcado puntos de inflexión en la narrativa de la ciudad, desde el devastador terremoto de 1906 hasta el terremoto de Loma Prieta en 1989. Cada vez, la ciudad se ha levantado de las cenizas, reinventándose, fortaleciéndose.

Brian Strong, director de resiliencia de San Francisco, aseguró a NBC Bay Area que la inclusión de un edificio en la lista no implica necesariamente un mayor riesgo en comparación con otros de la misma época. La ciudad trabaja en estrecha colaboración con defensores del derecho a la vivienda, como María Zamudio, para salvaguardar a los inquilinos de posibles desplazamientos durante las remodelaciones, según explicó a NBC. En medio de este escenario en constante evolución, San Francisco, la Ciudad Dorada, se alza con audacia y resiliencia, transformando los desafíos en oportunidades de crecimiento.

El cierre de esta historia aún está por escribirse. Mientras San Francisco se enfrenta a esta amenaza, se ve obligada a mirar tanto hacia su pasado como hacia su futuro. A medida que los ingenieros y los urbanistas buscan formas de reforzar y proteger la ciudad, se revela una pregunta inquietante y profunda: ¿qué significa realmente construir para el futuro en un lugar tan impredecible y tan lleno de vida como San Francisco?

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Sólo el tiempo dirá si la ciudad está a la altura de este nuevo desafío. Lo cierto es que, en San Francisco, la resiliencia y la innovación siempre han ido de la mano. Ahora, una vez más, la ciudad está lista para enfrentar el temblor del futuro con determinación y audacia. Porque San Francisco, la Ciudad Dorada, no se caracteriza por los desafíos que enfrenta, sino por cómo los supera. Esta urbe se distingue por su habilidad para encarar y superar las dificultades. Como es su sello distintivo, el espíritu resiliente de San Francisco brilla más allá de sus estructuras, desafiando cualquier amenaza.

La Ciudad Dorada (The Golden City) y los terremotos tienen una historia indisolublemente entrelazada. Desde los primeros días de su floreciente época de la fiebre del oro, la ciudad ha sido sacudida por terremotos con regularidad, su ubicación privilegiada junto a la preciosa bahía contrastada por la amenaza siempre latente de la falla de San Andrés. Sin embargo, la relación entre la ciudad y estos movimientos telúricos se catapultó a la infamia mundial con el Gran Terremoto de San Francisco de 1906. Un cataclismo de magnitud 7.9 que se llevó consigo más de 3,000 vidas y dejó en ruinas gran parte de la ciudad, simbolizando de manera dramática la vulnerabilidad de San Francisco ante los terremotos.

Pero el terremoto de 1906 no fue un caso aislado. En 1989, la ciudad fue golpeada por el terremoto de Loma Prieta, de magnitud 6.9, que causó 63 muertes, miles de heridos y dejó un amplio rastro de daños en las infraestructuras. El temblor, que ocurrió justo antes del tercer juego de la Serie Mundial de 1989, puso de relieve la continua amenaza de los terremotos en San Francisco, recordando al mundo que, a pesar de los avances en la tecnología y en las normas de construcción, la ciudad sigue estando a merced de las fuerzas de la naturaleza.

El terremoto más fuerte en la historia de los Estados Unidos, sin embargo, no tuvo lugar en San Francisco, ni siquiera en el estado de California. Ese deshonroso título pertenece al Gran Terremoto de Alaska de 1964, un evento sísmico de magnitud 9.2 que sacudió el estado más septentrional de la Unión. El terremoto, que duró un terrorífico total de cuatro minutos y medio, fue seguido por tsunamis mortales que causaron daños en toda la costa del Pacífico. Aunque el epicentro se localizó en una región relativamente despoblada, el terremoto y los tsunamis resultantes se cobraron 139 vidas, y el evento sirve como un recordatorio ominoso del poder devastador de los movimientos de la Tierra.

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