El concepto es novedoso y explotó durante la pandemia. Para quienes no tienen una piscina a disposición todo el tiempo, poder alquilar una para disfrutar con los amigos y la familia suele ser un gran plan. Especialmente en ciudades como Miami, donde las altas temperaturas hacen que los planes al aire libre se limiten siempre a sitios en los que uno se pueda dar un chapuzón.
Al igual que ocurre con Airbnb, Swimply es una aplicación en la que los usuarios crean un perfil, y eligen qué día, a qué hora y en qué zona quieren pasar un rato en una piscina. Se deben completar los datos de cuántas personas irían y por cuánto tiempo se necesita el lugar, así como la zona en la que se está buscando la piscina en alquiler. La aplicación luego ofrece las opciones disponibles, con reseñas de otros usuarios.
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Desde el comienzo Swimply ha sido un éxito. En las primeras dos rondas de recaudación de fondos, la aplicación obtuvo más de 50 millones de dólares para desarrollar la empresa, hecho que ocurrió en 2021 cuando debido a la pandemia eran muchas las personas que buscaban planes al aire libre. Entre los inversores se encuentran las mismas personas que en un comienzo pusieron dinero para el desarrollo de Airbnb, Instacart, Poshmark.
La empresa está activa en Estados Unidos, Canadá y Australia, y en los últimos dos años ha encontrado piscinas en alquiler para más de un millón de usuarios. La premisa es atractiva porque se puede disfrutar de un día al aire libre, en una piscina, con amigos, en privado (hecho que no ocurre en un club, por ejemplo), sin tener que enfrentar todo el año el costo de mantener una piscina.
El costo del alquiler, como ocurre con Airbnb, depende de la zona y lo que se ofrece. Cada dueño es libre de poner el precio que quiera, pero dependerá del resto de las ofertas en el mercado el éxito que tendrá su oferta.
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Las reservas se pueden hacer con anticipación o incluso el mismo día, pero cuanto menos anticipación haya menos opciones se encontrarán. Muchas personas utilizan el método para organizer fiestas de cumpleaños, u otro tipo de festejos. En general, aunque depende de quién sea la persona alquilando la piscina, se pueden usar todas las instalaciones del patio, como las reposeas y hasta la parrilla, si es que hay una disponible.
El servicio, tal como ocurre con Airbnb, cuenta con un costo agregado de limpieza, así que el “inquilino” temporal de esa piscina no debe hacerse cargo de dejar todo limpio, aunque sí en buenas condiciones. Swimply se queda con un porcentaje de la transacción.
Si llegara a haber un problema entre el inquilino temporal y el dueño de la piscina, la empresa ejerce de mediadora, y puede pagar si hubo algún problema. Pero según dicen, en el más de un millón de transacciones que llevan realizadas, han sido mínimos los casos conflictivos.
Así que la tecnología una vez más al servicio del entretenimiento. Un día refrescante al aire libre, a solo un par de clicks de distancia.
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