(Washington, Estados Unidos) La discusión es dentro de la Casa Blanca, en la oficina de la jefa de gabinete del presidente. La vocera del gobierno pide indicaciones sobre qué pasos dar en el briefing diario a los medios sobre la crisis política por la falta de acuerdo para aumentar el “techo de la deuda” de los Estados Unidos. “No digamos nada por ahora”, le responde la jefa de gabinete.
La vocera presidencial interrumpe con una pregunta y el jefe de Comunicación de la Casa Blanca le responde:
—Esto del techo de la deuda, ¿es una rutina o el fin del mundo?
—Ambas.
La escena es parte del capítulo 20 de la temporada 6 de The West Wing, la serie de ficción que 23 años después de su estreno sigue tan vigente como siempre para explicar los intrincados caminos de la política estadounidense.
En la realidad de Washington, demócratas y republicanos están bajo presión para llegar a un acuerdo antes de que se agote el tiempo. El Congreso debe aumentar el límite de la deuda para que el gobierno federal pueda cumplir con sus compromisos financieros. Debido a esta urgencia, el presidente Joe Biden ha acortado una gira internacional y ha suspendido visitas a algunos países con el fin de regresar a DC durante el próximo fin de semana y cerrar un acuerdo con el líder republicano de la Cámara Baja. Si no logran un acuerdo antes del 1 de junio, los analistas advierten que comenzará “el caos”.
El “shutdown” es diferente al límite de la deuda
Otra escena que es “rutina” en el escenario político estadounidense cuando el partido que está en la Casa Blanca no tiene mayoría en las dos cámaras del Congreso es el riesgo de un cierre del gobierno por falta de aprobación del presupuesto para las agencias federales. Si no hay acuerdo antes de la fecha límite en que vencen los presupuestos, se produce el famoso “shutdown”, que obliga a las instituciones a dejar de prestar servicios no esenciales.
Cuando se produce el cierre del gobierno hay muchos trabajadores federales a los que se les dice que no vayan a trabajar, pero eso se aplica al 25% del gasto federal sujeto a la asignación anual del Congreso, explica David Wessel, director del Hutchins Center on Fiscal & Monetary Policy, para Brookings Institutions.
Esa es una situación que ha pasado varias veces, la más reciente entre diciembre de 2018 y enero de 2019. Si bien los cierres del gobierno pueden generar problemas tales como demoras en los pasaportes, por ejemplo, son parte del escenario habitual y eso lleva a que los gobiernos planifiquen cómo lidiar con la falta de acuerdo por algunos días.
La discusión sobre el límite de deuda es diferente y dado que las consecuencias pueden ser más dramáticas, el sistema político de Estados Unidos siempre ha logrado negociar. Por eso nunca se llegó a la cesación de pagos, prevista para el 1° de junio si no hay acuerdo.
A diferencia del shutdown, en este momento las agencias federales tienen asignado presupuesto por el Congreso, pero no tienen acceso a ese dinero por una limitación a la cantidad de deuda que puede asumir el gobierno federal.
“Cuando tiene un déficit, es decir, gasta más de lo que recauda en ingresos, el gobierno federal pide dinero prestado para cubrir la diferencia mediante la emisión de pagarés en forma de valores del Tesoro de los Estados Unidos. El techo de la deuda es un límite, establecido por el Congreso, sobre la cantidad de préstamos que el Tesoro puede tomar y actualmente $31.4 billones”, explica Wessel.
Ese límite ya se superó, a principios de año, por lo que no se puede tomar más deuda hasta que el Congreso lo permita. Los recursos se terminarán, pronostican desde el Tesoro, en dos semanas.
¿Qué puede pasar si no hay acuerdo?
A diferencia de cuando se da el cierre del gobierno, que es una parte del presupuesto lo que está en juego, con el techo de la deuda es todo el gasto federal lo que se limita. Eso implica a la seguridad social, los beneficios médicos, la asistencia del gobierno a los más pobres y también el pago de los intereses de deuda.
Este último punto es el que más hace temblar al mundo financiero, porque las consecuencias no serían solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo.
Puertas adentro del gobierno, a diferencia del shutdown, cuando se les dice a algunos trabajadores que no vayan, aquí los funcionarios federales podrían seguir trabajando porque el presupuesto de su oficina está aprobado. Lo que seguramente pasará es que el gobierno se atrase en sus pagos.
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Dado que no hay antecedentes en no haber llegado un acuerdo, todas las consecuencias que se generarán son hipotéticas, pero a la vez con consecuencias que pueden resultar dramáticas.
En 2011, durante la administración de Barack Obama, también hubo negociaciones hasta último momento y se llegó a un acuerdo. Pero mientras reinaba la incertidumbre el Tesoro fue claro en que priorizaría el pago de todos los intereses y retrasaría el pago del resto de sus facturas. Eso daba tranquilidad a los mercados para evitar una recesión y una crisis económica. Hasta ahora no hay señales ni un plan conocido públicamente por la administración de Biden de qué priorizará pagar cuando no tenga dinero para todo.
Si el gobierno entra en default y no puede hacer frente a sus compromisos, “sería una combinación letal”, que puede llegar a “derribar todo el sistema financiero, lo que finalmente acabaría con la economía”, dijo al Washington Post dijo Mark Zandi, economista jefe de Moody’s.
Otros efectos posibles
-Que los 60 millones de personas, la mayoría jubilados, que reciben pagos mensuales del Seguro Social, no reciban sus cheques.
-Que todos quienes dependen del Medicare estatal para tener atención de salud no la puedan recibir.
-Que las acciones en Wall Street caigan dramáticamente. En la incertidumbre previa al llamado “día X” del 2011 los principales índices cayeron cerca del 20 por ciento.
Como resumió Toby Ziegler en la relatada escena de The West Wing del año 2003, el peor escenario sería, “el inmediato colapso de la economía de Estados Unidos, seguido por Japón hundido en el mar, seguido de una una depresión económica mundial como ningún mortal puede imaginar, seguido por la semana dos de la crisis”.
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