La emblemática Nikki Beach de Miami Beach se encuentra en el centro de una batalla legal que pone en riesgo su futuro. Lucia y Jack Penrod, quienes alquilaron el lugar a la ciudad durante más de 30 años y son los operadores del famoso club, presentaron una demanda contra la ciudad y Boucher Brothers, acusando a los funcionarios de un “acuerdo secreto” y violaciones legales, según reportaron The Real Deal y The Miami Herald.
El abogado de la Ciudad de Miami Beach, Rafael Paz, afirmó que la demanda carece de mérito y recordó a los Penrod que la propiedad pertenece a la ciudad y que no tienen derecho a más renovaciones según los acuerdos existentes.
Según la demanda presentada el viernes en el Tribunal de Circuito de Miami-Dade, los Penrod buscan impedir que la Comisión de la Ciudad de Miami Beach vote sobre una propuesta que permitiría a otro proveedor operar el club y restaurante una vez que el contrato actual de Nikki Beach expire en tres años. De manera coincidente, los Penrod fueron concesionarios del lugar durante casi 37 años, a través de un contrato que fue otorgado sin un proceso de licitación competitivo y que ha sido renovado en dos ocasiones por los comisionados de la ciudad en las últimas dos décadas, según afirmó The Real Deal.
La posible decisión de otorgar a Boucher Brothers el control de Nikki Beach antes de que finalice el contrato actual ha generado controversia, donde algunos residentes expresaron su descontento por la falta de una licitación competitiva. Los Penrod consideran que los funcionarios electos han violado múltiples leyes de la ciudad, incluyendo el presunto “cabildeo ilegal” y la falta de seguir los procesos de licitación gubernamentales.
La demanda también alega que Boucher Brothers se habría acercado de “manera inapropiada e ilegal” a Ricky Arriola y otros funcionarios para “discutir cómo dar” a la empresa concesionaria de la playa “el control exclusivo” del Nikki Beach Club. Tras la votación del 28 de abril, Arriola y el alcalde Dan Gelber asistieron a un exclusivo evento en la playa, en el marco del Gran Premio de Miami, organizado por Boucher Brothers y Carbone, un prestigioso restaurante propiedad de Major Food Group, según reportó The Miami Herald. La demanda señala que los funcionarios electos recibieron entradas que se vendían por USD 3,000 cada una.
El icónico destino frente al mar que ha sido testigo de décadas de entretenimiento y diversión nocturna se encuentra ahora en una encrucijada. ¿Podrá Nikki Beach superar esta situación y mantener su estatus como uno de los lugares más emblemáticos de Miami Beach? Mientras tanto, los residentes y amantes de la vida nocturna de la ciudad seguirán atentos a los acontecimientos.
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