En medio de las tensiones entre republicanos y demócratas por el aumento del tope de la deuda del país, un reciente análisis de la Oficina de Presupuesto del Congreso de Estados Unidos (CBO) advirtió que una falta de acuerdo sobre este tema podría derivar en una situación catastrófica antes de lo previsto.
Según las estimaciones de la CBO, un servicio políticamente independiente responsable de proporcionar al órgano legislativo análisis fiscales y económicos, el país podría quedar al borde del default tan pronto como a principios de junio en lugar de entre julio y septiembre, como inicialmente se había informado.
“Si el límite de la deuda permanece sin cambios, existe un riesgo significativo de que en algún momento de las dos primeras semanas de junio el Gobierno ya no pueda pagar todas sus obligaciones”, indicó la entidad.
“La capacidad del Departamento del Tesoro para financiar las operaciones gubernamentales en curso seguirá siendo incierta durante mayo aunque, finalmente, se quede sin fondos a principios de junio”, agregó.
Esta visión fue respaldada por el propio Tesoro que fijó en el 1 del mes próximo la fecha para un posible default de la economía más grande del mundo, una situación sin precedentes y cuyo impacto en los mercados globales podría ser desastroso.
Sin embargo, la CBO reconoció que las “medidas extraordinarias adicionales” adoptadas por la Administración Biden, así como los recibos de impuestos de fin de trimestre, podrían permitir al Gobierno “financiar su operativa hasta al menos finales de julio”.
Desde hace meses, ambos bandos políticos mantienen negociaciones en las que intentan alcanzar un acuerdo sobre cómo afrontar los pagos pendientes luego de que el 19 de enero el país alcanzara los 31 billones de dólares, cifra a partir de la cual ya no puede emitir nuevos préstamos para financiarse.
“Si el límite del endeudamiento no se eleva o suspende, el Tesoro no estaría autorizado a emitir deuda adicional”, explicó la CBO.
Frente a este escenario, el ala republicana se niega a avalar a un nuevo tope sin concesiones, algo que daría lugar a “pagos retrasados para ciertas actividades gubernamentales, incumplimiento de las obligaciones de deuda del gobierno, o ambos”.
Estas acciones podrían generar dificultades en los mercados crediticios, interrupciones en la actividad económica y aumentos rápidos en las tasas de interés para el Tesoro.
Con miras a alcanzar un acuerdo en el futuro próximo, la semana entrante se reunirán el presidente Biden y los líderes republicanos en el Congreso.
Sin embargo, el mandatario tiene aún un as bajo la manga. Se trata de la Enmienda 14 de la Constitución Nacional que sostiene que “la validez de la deuda pública de Estados Unidos, autorizada por ley (...), no debe ser cuestionada”.
Esta cláusula que, en definitiva, estipula que los gastos ya votados deben poder ser pagados, podría ser una salida de Biden de este problema, aunque no sin litigios y repercusiones políticas.
Isaac Boltansky, de la firma de servicios financieros BTIG, explicó en ese sentido que “hay buenas razones para creer que el uso de la enmienda sería llevado a los tribunales y habría un período de incertidumbre palpable para la economía global”.
(Con información de AFP)
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